Gare de Lyon, en París, este lunes 24 de abril por la noche, un concierto sorpresa de cacerolas esperaba al ministro de Educación Nacional, Pap Ndiaye. Este salió finalmente por una puerta trasera, lejos de los manifestantes. Unas horas antes, en Lyon, su viaje ya había sido interrumpido.
El lunes por la noche le tocó a la ministra de Cultura ser interpelada por artistas en la ceremonia de los premios Molière para el teatro: “¡Que continúe la lucha”, “¡Y vivan las caceroladas!”, se pudo oír. Rima Abdul-Malak tomó el micrófono para defender a su Gobierno y denunciar, según ella, un doble juego de los sindicatos.
El sábado 22 de abril, el diputado de Renacimiento de Bouches-du-Rhône, Jean-Marc Zulesi, fue perseguido por manifestantes en las calles de Salon-de-Provence, en el sur de Francia. Presentó una denuncia.
El Ejecutivo pretende continuar sus viajes
Los ejemplos se multiplican cada día, pero para Gabriel Attal, ministro de Cuentas Públicas, hay que seguir avanzando. “No hemos esperado a oír cacerolas para escuchar a los franceses y oír a los franceses. Lo importante es que sigamos avanzando y que entremos en contacto con los franceses”, dijo. Emmanuel Macron, que también es abucheado en cada uno de sus viajes, pidió a la mayoría que multiplique sus desplazamientos.
La Prefectura del departamento Loir-et-Cher intentó prohibir manifestaciones y “dispositivos sonoros amplificadores de sonido” para una visita del presidente este martes, pero el tribunal administrativo de Orleans suspendió la medida. “En ausencia de circunstancias especiales, no puede considerarse que un viaje del presidente de la República justifique, por su propia naturaleza, el establecimiento de un perímetro de seguridad”, estimó el tribunal. Por lo que el presidente fue recibido con cacerolas y silbidos.
“Manera de expresar su cólera”
El ruido de las cacerolas “son las consecuencias de la voluntad y la obstinación del presidente de la República”, declaró este martes Manuel Bompard, de La Francia Insumisa (izquierda radical). Al micrófono de BFMTV, consideró que “es normal que la gente busque la manera de expresar su cólera hasta que el presidente escuche el mensaje y se mueva”. “Si queremos salir de esta crisis, tenemos que proponer una solución política”, asestó.
“Los huevos y las cacerolas sirven sólo para cocinar”, sostuvo Macron la semana pasada. Una frase que no hizo sino sembrar mayor descontento entre sus oponentes.
” Fuentes amp.rfi.fr ”