¿Para qué sirve un puente cuando deja de usarse?
Tres señoras vestidas con ropa y calzado deportivo pasan delante de la escultura de Einstein, traspasan la puerta de este lado de la ribera del Ebro del Puente de Zaha Hadid (1950-2016), ganadora del Pritzker, y entran en el inside. La escena cotidiana resume la consecuencia más directa de la reinvención del Pabellón Puente que diseñara la arquitecta originalmente, uno de los edificios más singulares de la Exposición Internacional del 2008 de Zaragoza. Ahora, tras 15 años cerrado, el puente vuelve a servir para lo que originalmente sirven todos los puentes: cruzar de un lado a otro. Pero la reintegración de la obra al entramado urbanístico de Zaragoza no solo una nueva conexión de la Almozara con el parque empresarial y de servicios desarrollado en la parte de los antiguos terrenos destinados a la exposición, sino que conecta el pasado con el futuro: la metáfora perfecta de la arquitectura, que es espacio y, a la vez, es tiempo.
En muchos sentidos, la arquitectura de Zaha Hadid nunca respondió a una única función, sino que lo que pretendía period posibilitar multitud de experiencias a quienes utilizaran o deambularan sus espacios. A esa concept authentic responde el proyecto de Mobility Metropolis, que es zona de acceso y paso público, espacio expositivo (con más de 61.000 m2 para exposiciones temporales), zona de entretenimiento y experiencias, a la vez, que un ambicioso hub de empresas para la nueva movilidad del siglo XXI.
La gran renovación
La reconversión del sugerente edificio de la arquitecto angloiraní ha costado cerca de 4 millones de euros y se han empleado casi cuatro años. “La modificación ha sido muy respetuosa y se ha trabajado directamente con Zaha Hadid Architects, quienes han aprobado el proyecto de cerramiento total del antiguo Pabellón Puente”, cuenta Aurelio Vallespín, arquitecto del Puente, a Viajes Nationwide Geographic. Una intervención que ha consistido principalmente en la instalación de nuevos cerramientos y vidrios para hacer liveable el puente todo el año, blindarse de algún modo a ese cierzo que cuando sopla hace especialmente desapacible estar en la rivera del río. También se ha tenido que trabajar en la reparación de los desperfectos por los años de cierre, en la instalación de una nueva climatización -”sostenible”, como remarcan los responsables- y, sobre todo, en las medidas de seguridad pasiva.
“La gran dificultad de cerrarlo todo no es técnica, sino de seguridad de incendios. Entonces se han tenido que buscar soluciones alternativas que contempla el Código Técnico, un método prestacional que ha tenido que desarrollar una empresa francesa conjuntamente con los bomberos”, concreta Vallespín. Es en nombre de esa seguridad que el aforo al Mobility Metropolis se ha limitado a 950 personas de forma simultánea.
El resultado de los trabajos se manifiesta materialmente en tres zonas: la zona de innovación, que es el pasillo central, donde los ciudadanos discurren libremente con solo la limitación del horario de apertura (de martes a sábado de 10h a 14h y de 16h a 20h Domingos y festivos de 10h a 14) y el aforo. La zona polivalente dedicada a congresos y punto de reunión de empresas. Y luego la zona del museo (con un precio de 10 € y, reducida, de 5 €) con un tiempo estimado de visita de 1 h y 30 minutos, aproximadamente, y donde hay, además de las zonas de exposiciones, espacios de juego y gamificación con pantallas táctiles con las que aprender aspectos clave de la movilidad y el urbanismo, simuladores con los que pilotar vehículos de forma sostenible y gafas de realidad digital con las que hacer una inmersión en una ciudad futurista.
Un Ponte Vecchio del futuro
Dividido en tres niveles comunicados entre sí por una rampa blanca que actúa como el camino de baldosas doradas de Alicia en el País de las Maravillas, el visitante se encuentra con diversas maravillas futuribles: una flota de drones que reparten medicamentos a las farmacias de pueblos pequeños y zonas despoblada; a cápsula con la que Zero 2 Infinity quiere convertirse en un operador de turismo espacial; una prueba de concepto del Hyperloop; el UMILES Idea Integrity, el primer aerotaxi eléctrico 100% español; el Miura V, primer cohete suborbital español; o el Astara 01 Idea, el buggy 2WD sostenible con el que Lara Sainz acabó el Dakar de 2023… “Mostramos innovaciones sobre la movilidad sin un objetivo comercial. Lo más importante es que nada de lo que hay aquí, nada se compra ni se vende, esto no es una feria. Nadie va a venir aquí a comprarse un globo estratosférico, más bien, experimentará con él”, cube Jaime Armengol, coordinador de Mobility Metropolis.
El proyecto de Mobility Metropolis cuenta ya con más de 50 socios que incluyen instituciones, empresas del automóvil, las telecomunicaciones, la energía o las infraestructuras, así como institutos de investigación, asociaciones y universidades. Un nicho de vínculos y sinergías para, como afirma Antonio Soriano, mission supervisor de Mobility Metropolis, a Viajes Nationwide Geographic “estar en la vanguardia de la movilidad”.
De la Mesopotamia del 3500 a.C. a Marte
“Nuestra idea es que quien venga aquí tenga la sensación de que ha aprendido algo”, Jaime Armengol. Lo puede hacer al cruzar el puente por la zona pública, igual que lo hacen las tres señoras vestidas con ropa y calzado deportivo que se acaban de detener frente a los cuatro modelos de bicicletas Scott que representan el futuro tecnológico de los dos pedales. O lo pueden hacer, pasando al museo donde actualmente hay programadas dos exposiciones temporales con las que se inaugura el Mobility Metropolis.
El primer rastro de una rueda information en torno al año 5000 a. C, en territorio de los sumerios, aunque también se han descubierto restos en la Mesopotamia del 3500 a. C. En todo caso, las primeras ruedas no se usaron para el transporte, sino como una tecnología para facilitar el trabajo de los alfareros en los tornos. Hubo que esperar siglos para que a alguien se le ocurriera colocar ruedas en los carros. El primer vestigio de esta evolución se encontró en Liubliana y information del 2500 a.C. Luego, ya se sabe, la historia no ha dejado de rodar.
¿Hacia dónde? Hasta llegar a calzar algunos de los vehículos icónicos de la industria de la automoción. Joyas como la réplica exacta y numerada del Benz Patent-Motorwagen Sort I, con el que Bertha Benz, esposa del ingeniero, realizó “el primer viaje de larga distancia en automóvil” (106 kilómetros a una velocidad de 16 km/h) hasta el superclase, Ares Módena S1 Challenge Speedster.
Descendiendo la rampa por la que transita el visitante, se llega finalmente a la segunda exposición, la que despega hasta Marte. Un contenido museístico que sublima el concepto de Mobility Metropolis y que llega de la mano de la Fundación Telefónica y de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia. Se trata de una propuesta itinerante que pretende responder a las curiosidades sobre el planeta rojo: “Nunca dejes de preguntarte”, ese period el lema de Einstein.
” Fuentes viajes.nationalgeographic.com.es ”