Viajamos a principios del siglo XVIII. El noveno conde de Aranda (Pedro Buenaventura Abarca de Bolea), un hombre ilustrado, ‘de mundo’, se enamoró de las fábricas de cerámica que había visitado en Europa, un modelo inédito en España. Buscó un lugar con materias primas cercanas (madera, agua, arcilla), con cierta experiencia de mano de obra con el barro, y cerca del mar, para facilitar el comercio. Ese lugar lo encontró en Alcora (Castellón), donde había un sector alfarero muy consolidado.
El noble ilustrado trajo maestros de toda Europa para enseñar a los operarios de Alcora, «hasta conseguir un nivel de calidad y excelencia que cuesta encontrarlo en otros lugares», según la arquitecta native Anna Mallol Olivares, que ha estudiado el pasado de esta fábrica desde que estaba en la Universidad y que ahora también está comprometida con su futuro, ligado al turismo y a la recuperación de la fábrica para otros usos culturales y educativos. Recientemente, Mallol contó ese proyecto en una conferencia organizada por la asociación Hispania Nostra.
El patrimonio industrial, que tiempo atrás se vio con ojos escépticos («pero si es una fábrica vieja que se está cayendo», decían en Alcora), ahora forma parte de la cultura y de los tesoros en muchas zonas de España. En esta localidad de Castellón, por ejemplo, se organizará un ‘mayo cerámico’ con muchas actividades y jornadas de puertas abiertas.
La fundación en 1727 de la Actual Fábrica de Loza y Porcelana del Conde de Aranda se convirtió en uno de los hitos más destacados de la cerámica española, con unos sistemas hidráulicos y de organización innovadores. La Familia Actual facilitó la tarea con exención de obligaciones fiscales y libertad de movimientos. En la fábrica trabajaban maestros y aprendices, con normas de comportamiento y horarios establecidos de forma muy clara y moderna. «Todo está establecido en las ordenanzas. Los jóvenes de entre 12 y 16 años del municipio podían ser aprendices en la fábrica, lo que aseguraba el relevo generacional», explica Anna Mallol Olivares.
A los quince años de la apertura de la fábrica falleció don Pedro Buenaventura Abarca de Bolea. Tomó el relevo el décimo conde de Aranda, Pedro Pablo Abarca de Bolea y Ximénez de Urrea, conocido por su carrera como militar y diplomático, como ministro. Su madre, la condesa de Robles, asumió la responsabilidad de dirigir la fábrica y con la thought de buscar la excelencia. Los trabajos de aquella época -la serie del ramito o la de las flores alemanas- están en los mejores museos del mundo. Y lo mismo ocurrió con algunas esculturas, como la mesa que se conserva en el museo de Bellas Artes de Boston.
El X Duque de Híjar, D. Pedro Pablo Alcántara de Silva, XI Conde de Aranda, estableció nuevas ordenanzas en 1799. Potenció la fabricación de especialidades de mayor calidad, en especial tierra de pipa y porcelana. En 1850, la fábrica pasó por malos momentos y se vendió. Empezó su decadencia. Continuó en funcionamiento hasta poco antes de la Guerra Civil; después, en la fábrica se instalaron dos industrias azulejeras, Tilesa y Azulejos Bic, que respetaron la fachada del edificio fundacional. En los años 80 cesaron su actividad y abandonaron las instalaciones. En la provincia algunos centros imitaron el trabajo de Alcora, y así cuajó una potente industria azulejera, hoy referencia mundial. Entre tanto, el edificio quedó casi abandonado.
Durante algún tiempo, Anna Mallol Olivares y otros ‘amigos’ de la fábrica temieron lo peor. «Se pensó en construir viviendas», cube esta arquitecta que forma parte del Plan Director de la Actual Fábrica. Pero llegó la disaster y el proyecto inmobiliario se frustró. En 2016 el Ayuntamiento adquirió todo el conjunto, en el que se conservan bastantes elementos del edificio authentic. En 2017 se puso en marcha la primera iniciativa educativa alrededor de la Actual Fábrica. En 2019 fue declarada Bien de Interés Cultural (BIC). El 1 de mayo de 2021 se inauguró la Nave de Hornos, primera zona rehabilitada y abierta al público.
Hoy, la Actual Fábrica de Loza y Porcelana del Conde de Aranda -que cada año avanza en su afán de recuperar el viejo esplendor- y el Museo de la Cerámica son buenas razones para visitar Alcora. Las salas acogen más de 800 piezas en tres exposiciones permanentes: Cerámica de l’Alcora (la Actual Fábrica del Conde de Aranda y producciones posteriores), Alfarería de l’Alcora y Cerámica Contemporánea.
” Fuentes www.abc.es ”