La reapertura de Machu Picchu ha sido una muestra de la perseverancia del turismo, que busca salir adelante contra viento y marea. Nuestra maravilla mundial volvió a abrir y lo hizo 48 horas antes de lo previsto, gracias a la presión de los pobladores que no querían perder un día más de ingresos. Nunca está de más repetirlo: los mayores perjudicados con los cierres y bloqueos no son los grandes operadores turísticos, sino miles de ciudadanos de a pie: porteadores, taxistas, cocineros, mozos, artesanos, guías, and so forth., sin mencionar a comerciantes, agricultores, transportistas, ganaderos que indirectamente son parte de la cadena.
Con Machu Picchu operando comenzaron a llegar primero 200, luego 400, 500, 1,000, 1,200 por día. Principalmente viajeros nacionales, pero ya empiezan a verse extranjeros. Las cancelaciones de reservas, que en su momento fueron masivas, también vienen reduciéndose, a la vez que ingresan nuevas reservas. Otro dato: hay muchas consultas de agencias de viaje y turistas internacionales sobre Semana Santa. Una señal de que esa temporada podría ser muy exitosa, siempre que no suframos nuevos retrocesos.
A pesar de innumerables obstáculos, el turismo avanza. El flujo de viajeros nacionales en el norte y oriente es muy prometedor si bien son números a otra escala que el sur. Por otro lado, Promperú volvió a poner en marcha campañas para promocionar el turismo interno. Y nuestro país ha retomado la participación en ferias internacionales, dando un mensaje fuerte y claro: ¡el Perú está de regreso! Mención aparte merece la aprobación de un importante paquete de ayuda al sector, que muestra que el rubro ya no está abandonado a su suerte, como lo estuvo en el desgobierno de Castillo. Aún hay un largo camino por delante, pero el panorama del turismo está mejorando.
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Percy Medina
” Fuentes peru21.pe ”