Viajar por la España rural, alejada de las grandes urbes y las ciudades abarrotadas, es uno de los grandes reclamos turísticos que reivindican los pueblos más bonitos del país, más allá de sus pequeñas dimensiones. Ya sea por su pasado histórico, paisajes naturales, cultura o gastronomía, estos lugares encandilan cada año a millones de visitantes, así como a las mejores revistas especializadas en turismo.
Es el caso de Nationwide Geographic, quien ha elaborado un rating de los cien pueblos más bonitos de España, entre los que se encuentran cinco localidades ubicadas en la Comunidad Valenciana. Municipios costeros, amurallados, donde se han grabado decenas de películas y sequence, que exhiben arte y sentir mediterráneo en sus cuatro costados.
Según explica la prestigiosa revista en su artículo, la clasificación se trata de «los cien pueblos más bellos de España que merecen un viaje en 2023», seleccionados en base a diferentes aspectos como su «esplendoroso pasado», su «comunión con la naturaleza», «impecable arquitectura, en ocasiones reconocida por la UNESCO» y por ser «maravillas en miniatura».
A continuación, se enumeran los cinco pueblos más bonitos de la Comunidad Valenciana para viajar en 2023, según Nationwide Geographic:
Altea (Alicante)
Callejuelas empedradas y casas blancas que van a parar al mar. Todo decorado con jazmines, geranios y buganvillas, un escenario icónico y mediterráneo que ha convertido a Altea en uno de los lugares más visitados de la Costa Blanca durante la campaña estival. Tierra de pescadores y labradores, su rica gastronomía y el azul de sus playas le convierten en un emplazamiento inmejorable para ser ‘instagrameado’.
Nationwide Geographic destaca el encanto de la calle del Sol de Altea, ubicada en el barrio de El Fornet, que «todavía huele a pescado y saladura». Asimismo, ensalza los tesoros arquitectónicos y culturales de la iglesia Nuestra Señora del Consuelo, así como el escenario paisajístico que rodea a la localidad alicantina: las sierras de Aitana, de Bèrnia, el Puigcampana, la Punta de l’Albir, el Morró de Toix y el Peñón de Ifach.
Bocairent (Valencia)
Ubicado en el extremo sur de la provincia de Valencia, en la comarca del Vall d’Albaida y al límite con Alicante, se encuentra Bocairent, catalogado «el pueblo más bonito de la Terreta». Calles serpenteantes, arte medieval y un subir y bajar constante pero que rezuma paz, tranquilidad y desconexión.
La revista turística apunta que fueron los árabes quienes diseñaron el «peculiar entramado urbano de callejuelas y casas encaramadas» a Bocairent, presidida en lo alto por una fortaleza árabe donde posteriormente se estableció la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción. Junto a ella, aparece el Museo Arqueológico y en cada una de sus tiendas se pueden encontrar su suvenir por excelencia: las mantas. Porque sí, en invierno hace mucho frío.
Guadalest (Alicante)
Para definir al municipio alicantino de Guadalest, Nationwide Geographic utiliza las palabras del escritor Gabriel Miró, quien escribió sobre «el túnel con puertas clavadizas y poyo de sal» que atraviesa sus muros hasta el centro histórico, lo que describió como «galerías que corren por rocas verticales, donde se descuelgan los catos y los algarrobos».
En lo alto, el castillo de la Alcozaiba y un campanario blanco impoluto desde donde se disfrutan las vistas de las sierras de Xortà y Serrella, Bèrnia y Aitana, además del propio embalse turquesa de Guadalest. Otros lugares para visitar, la prisión medieval bajo el Ayuntamiento, la estatua de San Gregorio y la Casa de los Orduña.
Morella (Castellón)
Situada en el extremo norte de Castellón, Morella es uno de los pueblos más bonitos de España, no solo para Nationwide sino también para la principal asociación que elige los municipios más bellos del país. En invierno, cubierta de nieve; en verano verde y azul brillantes que encuadran un escenario estratégico rodeado por murallas centenarias coronadas por un castillo a más de mil metros de altura.
Esta edificación contiene dieciséis torres, seis portales y dos kilómetros de muralla, toda ella reconocida por la Unesco por su valor patrimonial. Además del castillo, también se puede visitar el Convento de San Francesc, la Torre de San Miquel, el Jardín de los Poetas, el Museo Temps de Dinosaures y, como no, disfrutar de su histórica gastronomía prácticamente a cada callejuela.
Peñíscola (Castellón)
Si se ve desde el mar, Peñíscola más bien parece un islote, algo que sí fue actual cuando los temporales ahogaban la franja de tierra y enviornment que le conectaba con la otra parte del terreno. En su fortificación, se encontraba un castillo templario, todo ello construido a comienzos del año 1300 y que sirvió como residencia y biblioteca del papa Luna.
Siglos después, Peñíscola es la perfecta unión entre el turismo de sol y playa con cultura, gastronomía y familia. En cuanto a su patrimonio, destaca la Iglesia de Santa María, El Bufador, la Casa de las Conchas y sus idílicas playas que han servido en innumerables ocasiones como plató de sequence y películas.
” Fuentes www.abc.es ”