ENTRE EL HAMMAM Y EL SPA EN MÁLAGA
El llamado wellness travel ha experimentado un auge sin precedentes, especialmente en un mundo post-pandemia cuyos viajeros son más conscientes de la necesidad de impulsar un estilo de vida saludable. Por suerte, no es necesario envolverse en una hoja de banano reparadora en las selvas de la India o hacer yoga en el Himalaya cuando contamos con una capital como Málaga.
Desde un baño de vapor en un típico hammam árabe, el Hammam Al Ándalus, (Pl. de los Mártires Ciriaco y Paula, 5) hasta el spa del mítico Gran Hotel Miramar, la Costa del Sol invita a recalibrar los sentidos a través de un circuito de instalaciones holísticas imperdible.
SURF EN EL PALMAR
Aunque el surf puede inspirar un bautismo en los calurosos julio y agosto, realmente son los meses de invierno los más recomendables para alcanzar las olas más grandes. El seashore break de El Palmar, en la siempre soleada Costa de la Luz, se beneficia de los vientos offshore para suspirar olas que pueden superar los 2 metros de altura en febrero. Si a ello sumamos las temperaturas suaves, los encuentros en el primer chiringuito abierto y una escapada a la no menos recomendable Tarifa, reinventar el invierno en Cádiz es una serendipia más que posible.
BAÑARSE EN FUERTEVENTURA
Canarias es un destino atemporal donde las temperaturas calurosas se mantienen durante prácticamente todo el año. Un verano eterno que ya supuso el mejor imán para el teletrabajo en tiempos de pandemia y que hoy consolida un plantel de experiencias únicas sin olvidar el bañador.
Mi propuesta: un invierno en Fuerteventura descubriendo los encantos coloniales del pueblo inside de Candelaria, un baño en la Playa de la Barca, en la Península de Jandía; o una sesión de surf en Corralejo seguida de una ruta por el norte de la isla que abarque la perdida aldea de Majanicho y las amplias playas de El Cotillo.
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