En su reelección hablaba de que el turismo debe «alcanzar el lugar que merece en la economía en términos cualitativos». ¿Por qué aún no se valora como debería?
Aunque la perspectiva mejora, se sigue viendo al turismo como una actividad de segunda respecto a la industria o el comercio. Por eso hay necesidad de dignificar los distintos puestos turísticos, porque se percibe que nuestra profesión no es lo suficientemente atractiva para que sea una primera opción para estudiar. Y la realidad no es así. Hay muchísima gente trabajando en el turismo muy cualificada, con un manejo de los idiomas que ya querrían otros sectores. Y lo enmarco también en la importancia que se le da desde el Gobierno. Jamás hemos tenido un Ministerio de Turismo y en cambio otras ramas sí lo tienen. En la Comunitat Valenciana también sucede algo parecido.
¿Es, por tanto, un problema institucional?
No. Nosotros también nos tenemos que hacer valer porque parecemos el hermano pequeño de todos los sectores económicos. Pero sí es relevante que dentro del Gobierno central o del Consell no haya alguien de Turismo tomando las decisiones, en la sala de mando.
Situaciones como las de las condiciones laborales vistas en algunas viviendas turísticas tampoco ayudan al sector, ¿no?
Son una bomba. Hay miles de plazas de alojamientos turísticos ilegales en la Comunitat Valenciana y son los que están generando el problema de precariedad en el empleo, malestar en algunas partes de las ciudades, encareciendo la vivienda. Hay una parte del turismo que está causando una mala imagen al conjunto y es una parte muy pequeña.
Pese a ello, se acaba un año de buena recuperación de viajeros en la autonomía. ¿Considera que se ha logrado alcanzar el objetivo?
El comportamiento del turismo ha sido excelente. No hemos conseguido por muy poco las cifras del 2019, pero ya sabíamos que lograrlo sería difícil porque fue un año récord. Lo que nos preocupaba más period cómo se comportarían los mercados tras dos años de parón. Pero el turismo nacional se ha comportado de forma extraordinaria y el mercado internacional ha vuelto si cabe con más fuerza.
El sector se ha enfrentado a una subida de precios por la inflación y la energía. ¿El golpe económico ha sido mortal para sus empresas?
Veníamos ya con la pandemia de un shock de demanda porque al estar cerrados no facturabas y las ayudas directas no alcanzaron ni el 5 % de las pérdidas que el sector turístico tuvo. Y con esa base ha llegado un shock de costes inédito por la disaster energética y la inflación que está provocando que aunque la demanda se esté comportando bien, las cuentas de explotación de las empresas no salgan. Muchas están muy tocadas al no poder trasladar al mercado esa subida de precios.
¿Cuántas empresas turísticas están en una situación crítica?
Creemos que en torno al 20-30 % si sumamos ambas cosas (en referencia a la pandemia más la inflación). Hay muchas que ya salieron muy tocadas de la covid, que pidieron préstamos que ahora hay que pagarlos con unos beneficios casi inexistentes por la subida de costes. Además, nos preocupa cuál será la persistencia de la inflación, porque manejarse con un pico del 6,8 % o en alimentos del 15 % es inasumible.
En esas preocupaciones, la tasa turística está previsto que llegue en 2024, ¿teme que acabe lastrando la llegada de turistas?
Habrá que ver cómo afecta pero es un error garrafal. No es una tasa que vaya a ir al turismo, sino un impuesto que se puede dedicar a cualquier uso, y tampoco es turística, porque quien lo va a pagar es el alojamiento, ni los aviones, ni los autobuses, ni la hostelería. Es una falta de sensibilidad de los partidos que han votado a favor y además una doble imposición, porque tú cuando viajas o vas a un restaurante ya estás pagando el IVA.
Y el Imserso, ¿necesita una remodelación para sobrevivir?
Si no renueva la estructura y sobre todo los costes, el programa puede acabar muriendo de éxito, porque la demanda es extraordinaria. El Gobierno no puede pretender que en un concurso público estés trabajando a pérdidas. Es inaceptable. Por eso le hemos pedido que encargue una auditoría independiente para que diga cuál es el coste justo y que lo imponga, porque sino acabará muriendo.
Situación límite es justamente la que sufre la industria cerámica debido especialmente al auge del precio del gasoline. ¿Va a ser un invierno negro para estas empresas?
Sin duda serán las más afectadas. De cada cuatro euros de facturación, dos los destinan a pagar el gasoline. El 57% de todo el gasoline industrial de la Comunitat Valenciana lo devour la cerámica. Por eso, los precios actuales son insostenibles con la producción, porque surge la paradoja de que cuánto más vendo, más pierdo.
¿Qué necesita del Gobierno y la Generalitat el sector para evitar el desastre?
La única solución llegado a este punto que tiene la cerámica es recibir ayudas directas. Otros países europeos lo han entendido mejor que nosotros. Italia, que es nuestro principal competidor, está bonificando a la industria cerámica el 40 % de la factura del gasoline y está funcionando. Tú gross sales al mercado internacional a competir con los italianos sin esa bonificación. Por tanto, si sigue así esta situación se van a quedar con el mercado.
¿Ves a la economía y a las empresas valencianas caminando en la buena dirección?
Las empresas valencianas han demostrado con la pandemia su capacidad de resiliencia y de resistencia. Por eso el futuro a medio y largo plazo, a poco que nos ayuden, va a ser brillante. Pero nos tienen que ayudar, porque la disaster que estamos viviendo es externa a la responsabilidad de las empresas y no tenemos la culpa. Y quién más la están sufriendo son las pymes.
Con la nueva Fira València, ¿dejará de ser su secretario normal?
Hoy soy secretario de Feria Valencia y lo que vaya a pasar en el futuro ya veremos. No me gusta pensar que alguien me ha puesto una fecha de caducidad. Obviamente todo va por ciclos y todos los ciclos terminan, pero lo primero es ver esa nueva entidad, cuál es la propuesta de valor que ofrece y si yo tengo encaje o no tengo encaje en ella.
Y hablando de relevos, tras su primer año como líder de la patronal en Castelló, ¿se ve en la carrera para suceder a Salvador Navarro dentro de tres años?
Claramente no. Ni me lo planteo. Para mí el reto de CEV Castelló es muy grande, porque llevo 18 años en el asociacionismo empresarial pero siempre vinculado al Turismo y por tanto el salto a una organización es un salto que requiere tiempo y pausa y no me planteo nada a 3 años vistas. Voy a seguir trabajando en CEV Castelló para convertirla en un referente y consolidar el proyecto.
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