En Tierra Santa las escenas bíblicas son en el hilo argumental de los viajes. Y no es para menos, en este territorio del Próximo Oriente nació, creció, murió y resucitó Jesús. Es por esto que viajar a Tierra Santa se ha convertido en una de las experiencias más espirituales a la vez que en un destino de turismo religioso por excelencia. Pero visitar los monumentos que reconstruyen la vida de Jesús no es lo único que uno puede hacer. Desde Jerusalén hasta Tel Aviv, pasando por Nazaret y Belén, Tierra Santa ofrece espacios arqueológicos, naturales y de ocio en los que se puede nadar sin hundirse, perderse por el bullicio de los mercados o escuchar conciertos de grupos locales.
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