AQUÍ AL LADO: LUJO IBÉRICO
Tampoco hace falta irse muy lejos para huir con éxito de la rutina navideña. Portugal, de norte a sur, es la escapada perfecta si partimos desde cualquier punto de la piel de toro. Y encima, se come (y se bebe) maravillosamente. Tanto, que no sé si es necesario salir del país vecino para acompañar un buen periplo navideño portugués, ya que, en el mundo de las burbujas, también se encuentran cosas divertidas al otro lado de la frontera. Aunque visitar sitios como Oporto puede imponer el descorcharse un vino de las cercanías, lo cierto es que Portugal tiene algunas burbujas poco conocidas para los bebedores españoles.
Sin arriesgarse mucho, una magnífica opción son los que elaboran Filipa Pato y William Wouters en la zona de Bairrada, vinos de poca intervención que suman un plus de alegría a la escapada lusitana en toda su longitud, desde Barrancos hasta Vilanova de Cerveira. Si lo que apetece, en nuestro retiro, es descorchar burbujas patrias, es el momento de hacerlo con un corpinnat de una casa infalible como Recaredo. Un Serral del Vell, con ocho añazos de crianza, puede formar la perfecta alianza ibérica de la escapada navideña.
RURAL CHOICE: ESCÁPATE A UN PUEBLO
Es, quizá, la opción más recurrente, ya sea a nuestro pueblo de toda la vida o a alguno que nos haya llamado la atención durante el año. Pueblos bonitos, sin salir de Europa, hay para aburrir, y la escapada rural siempre es una buena concept, sobre todo si se hace con la familia (la regular y la peluda): libertad para pasear sin cruzarse con multitudes, callejear sin prisa, disfrutar del lento discurrir de las horas… en definitiva: gozar del tiempo, ese bien cada vez más escaso y que parece detenerse cuando nos adentramos en alguno de esos bellos municipios repartidos por ahí. Sin salir de Condé Nast Traveler, se pueden encontrar concepts de villas tan bonitas como Lauterbrunnen, en Suiza, Pedraza, en Segovia, Bled, en Eslovenia, Ronda, en Málaga, Alquézar, en Huesca o el arrebatador Hallstat. Y así, muchísimos más.
Para gustos, pueblos; y para burbujas ruralfriendly, un cava que gustará a todos los que se reúnan en torno a la mesa navideña en el pueblo: Can Sala, de Familia Ferrer (fundadora de Freixenet), un cava de finca de magnífica elegancia, gastronómico, de conversación y trago largo, perfecto para charlar de esto y aquello mientras fuera, sobre el campanario de la plaza, cae la nieve.
” Fuentes news.google.com ”