Los anunciantes llegan al momento precise tras varios ejercicios ajustando sus presupuestos en materia de comunicación y PR, y revisando a la baja las remuneraciones a sus companions en esta disciplina, a pesar de que el nivel de satisfacción con sus agencias en este campo se ha disparado. Así lo confirma el PR Scope de Scopen y la ADC y otros análisis de la AEA o de la Asociación de advertising and marketing de España, entre otras fuentes ¿Por qué ocurre esto? ¿No se ha sabido defender por parte de las agencias de comunicación el valor estratégico de su trabajo en los últimos años? ¿Es reversible esta tendencia?
Por otro lado, el precise escenario es totalmente diferente al de dos años atrás ¿Cómo y cuánto han cambiado las necesidades de comunicación de las marcas en estos últimos años? ¿Cuáles son las nuevas demandas de las marcas a las agencias especializadas? ¿Está el colectivo a la altura?
Muchos son los factores de cambio que afectan al negocio de la comunicación y las relaciones públicas en España ¿Y lo que viene? ¿Qué tendencias se atisban en el futuro próximo de la profesión?
En esta pieza El Publicista reproduce un ejercicio de debate entre los principales actores de este mercado a nivel nacional donde se pone precisamente el foco en todos estos aspectos y en otros de interés igualmente para la disciplina de la comunicación y las relaciones públicas, que cada vez tiene más importancia en el negocio de las marcas, y para los gamers del mercado. Este ejercicio forma parte del Especial Comunicación y RRPP que se ha publicado en el número 474 de la revista El Publicista, donde analizamos la realidad de este colectivo y su relación con el anunciante, entre otros temas, además de publicar una nueva edición actualizada del Rating de las Mejores Agencias de Comunicación según las valoraciones de los anunciantes.
David Sandoval. CEO de ESENCIAL
Preparados, listos… ¡ya! Así da comienzo cualquier carrera de fondo, un reto físico y psicológico en el que solo hay un objetivo común: Competir al más alto nivel. Y de una pista de atletismo podemos trasladarnos a la competencia más pura del tejido empresarial, en la que, si logras diferenciarte y posicionarte correctamente en tu nicho de mercado, te espera un universo de retos y oportunidades donde cualquier decisión que tomes va a repercutir en la cuenta de resultados de tu marca u organización.
A pesar de la incertidumbre, son buenos tiempos para crear valor, impulsar marcas que persigan un propósito, aprender de los errores propios o ajenos y sobre todo escuchar a tu audiencia. En este sentido, la comunicación sigue siendo una pieza basic para ser alguien relevante, diferente y genuino. Y para diferenciarse, una empresa tiene que ser y estar. Es decir, representar una identidad y mensaje únicos que aporte un beneficio a la sociedad que la está acogiendo y estar donde está su público y su competencia para ganar notoriedad. Claro que, sin embargo, no es una tarea fácil.
Igual que sucede con las modas, en el universo empresarial podríamos decir que también funciona esa premisa de que “todo vuelve”. Así, todos tenemos claro que, si el diseño de toda la vida sigue funcionando, los bolis BIC no tendrían por qué cambiar; que el “solo hazlo” (Simply Do It) va a ir siempre acompañado del tick de Nike; y que, si “felicidad” ya es un sinónimo de Coca Cola, el mensaje debería mantenerse perenne con el paso de los años.
Pero ¿por qué creemos que esos mensajes han calado en la sociedad y ya no son objeto de debate? Porque detrás ha habido una estrategia de comunicación.
Es curioso ver cómo miles de negocios han evolucionado en las últimas décadas siendo testigos de que las grandes marcas antes nombradas, como tantas otras, han posicionado su discurso y su personalidad gracias a que han invertido en publicidad, advertising and marketing y comunicación corporativa en todos los canales disponibles (redes sociales, prensa, influencers, publicidad digital y tradicional, and so on. ). Y, pese a ello, muchas compañías que las observan, de puertas adentro siguen considerando esas tres áreas como un gasto, una tarea prescindible que se puede eliminar cuando los números empiezan a ir mal. En una sociedad liderada por la inmediatez, cuando no hay claridad sobre el ROI, el nerviosismo y las medidas drásticas irracionales comienzan a considerarse seriamente. Porque resulta que la incertidumbre es algo que, todavía, no hemos aprendido a gestionar.
El motivo principal que explica este hecho es la gran diferencia entre la cultura empresarial con la que actúan los negocios en cada territorio. De esta forma, no podemos comparar el espíritu americano, innovador y emprendedor con la visión tradicional, económica y calculadora que tenemos en España. Esa personalidad empresarial tan diferente es la que nos guía, tanto en la parte racional como en la emocional, a tomar decisiones con respecto a los activos que contribuyen al negocio.
De todas formas, aunque no podemos negar que la comunicación y las Relaciones Públicas van a suponer un gasto para la empresa en el momento de su puesta en marcha, los equipos directivos deben esforzarse en valorarlo como una inversión y, sobre todo, como una carrera de fondo, de larga distancia. Así se entenderá que, al contrario que una ronda de financiación o el lanzamiento de un producto, las apariciones en prensa no van a devolver de manera inmediata la suma que se ha pagado por el tiempo de trabajo de los ejecutivos de tu agencia.
La comunicación y las Relaciones Públicas son un proyecto a largo plazo donde la mayor parte de los resultados van a medirse en intangibles: posicionamiento, notoriedad, visibilidad, presencia y competitividad. Y, si se continúa dicha carrera de fondo, con el tiempo podrá verse que todos esos intangibles se han ido convirtiendo en nuevos inversores, en clientes fieles, en companions clave y en datos más relevantes de facturación.
Por todo ello, las consultoras y las agencias hemos evolucionado y nutrido nuestra plantilla con profesionales que logren defender y fomentar que la comunicación corporativa es un activo irremplazable para las empresas. De esta manera, a través de la concienciación y la puesta en valor de nuestro trabajo, se revertirá la tendencia del rechazo a la comunicación y lograremos convertir esa carrera de fondo en una competición imprescindible para las empresas contemporáneas.
De igual modo, las agencias tenemos por delante la responsabilidad de dar la mano e impulsar a aquellas compañías que decidan confiar en la comunicación a través de la realidad tan cambiante en la que están operando. Y me explico. Hace décadas, period suficiente con que una empresa se leyera a sí misma en las cabeceras (y en los “salmón”) que se vendían en los kioskos, pero, ahora, entra en juego el mundo digital. Ya no solo las redes sociales y los periódicos on-line, sino la obligación de considerar los datos para enfocar las estrategias de negocio, la posibilidad de tener presencia en el metaverso y la tarea de interiorizar que la batuta la llevan los usuarios, no los directivos.
Igualmente, sabemos que, para los próximos años, el mercado promete seguir cambiando como hasta ahora. Veremos que las tendencias de comunicación cada vez se alejan más del punto impersonal y típico de las notas de prensa y la publicidad fría al uso, de modo que evolucionará para centrarse en ámbitos como el storytelling, los discursos emocionales, la integración de los principios sociales (como la sostenibilidad y la diversidad) en la realidad de las empresas y la medición de resultados como indicador principal del éxito.
¿Estaremos las agencias de comunicación a la altura de las circunstancias? ¿Seremos capaces de ir un paso por delante de la innovación empresarial para que, cuando estas lleguen, nosotros ya hayamos allanado el camino? Lo que espera el lector de este artículo es leer que sí podremos hacerlo, pero lo cierto es que ni existe una fórmula perfecta para ello ni es posible dar una respuesta correcta a ambas cuestiones. Lo que sí podemos saber es que nosotros, como parte del sector, trabajaremos para seguir creciendo, adaptándonos, sumando éxitos y aprendiendo de nuestros errores.
Y, para intentar estar a la altura de las expectativas (no de cara a mañana, sino desde hoy mismo) apostaremos por la formación interna, la atracción de talento joven, la transformación tecnológica y la constante actualización de nuestro equipo sobre las novedades del sector. De esta forma, no solo identificaremos el punto de valor diferencial de nuestros clientes, sino que seremos capaces de construirles una historia única y elevarla a su máximo exponente.
Sergio Flecha. Codirector de Actual Advertising and marketing y Comunicación
La comunicación no ha sido la única afectada por la situación de los últimos años en el planeta. Eso está claro. Pero ha evolucionado de forma muy diferente según los sectores. De hecho, la comunicación turística está siendo un ave fénix tras ser una de las que más rápido se calcinó. La pandemia encerró a millones de personas en su casa. Dejaron de salir y, también, de viajar. Esto tuvo una repercusión muy negativa en los planes de las marcas turísticas, tanto de empresas como de destinos, que se vieron de la noche a la mañana con cero clientes. Con cero ingresos.
La primera reacción, en un momento en el que se esperaba un confinamiento pasajero de unas semanas, fue continuar con “cierta normalidad” la comunicación y las relaciones públicas. Las tendencias y las iniciativas fueron bonitas. Una comunicación que pasó a centrarse en esas ansias de salir, de volver a viajar y de pensar y planear las próximas escapadas. Todo impregnado de optimismo. Pero poco a poco se fue aminorando la actividad. Escapadas y viajes que no llegaban. Fronteras que se cerraban y controles que alejaban toda facilidad de viajar y de recibir turistas. Y con ellos, la merma de ingresos.
Con este “percal”, muchas inversiones se paralizaron, otras disminuyeron… Y las agencias aguantaron el chaparrón facilitando en medida de lo posible sus servicios através de inversiones mínimas, manteniendo la esperanza en la ansiada vuelta la nueva normalidad. Y cuando esa nueva normalidad llegó al turismo. Ahí se quedó. En el turismo. Pero no llegó igual a las agencias. Poco a poco las marcas y destinos turísticos han ido recuperando su clientela. Pero la inversión en comunicación ha sido dispar. De hecho, con la nueva normalidad la comunicación y el turismo no han ido de la mano.
Quienes han querido y podido, han aprovechado para sobresalir utilizando cualquier herramienta de advertising and marketing y comunicación. Hemos visto cómo destinos reforzaban sus planes para aventajarse sobre otros que permanecían cerrados al mundo. Aun así, esa inversión ha sido dispar porque, al igual que unos han reforzado su inversión con distintas acciones (vuelta a lanormalidad e intensidad del gabinete de prensa, viajes con periodistas y fotógrafos, viajes de influencers, and so on.), otros han tenido que continuado con pequeñas inversiones por distintos motivos. Y las agencias de comunicación han seguido adaptándose con agilidad a la situación (muy cambiante, por cierto, en los medios de comunicación y más los relacionados con los viajes) para mantener un nivel de calidad que, en muchas ocasiones, se ha incrementado.
¿Y a qué nos referimos cuando decimos que la comunicación y el turismo no van de la mano? Sencillo, si bien varios estudios muestran ciertas disminuciones en inversión en comunicación, las dos últimas notas de prensa presentadas por el INE con la Encuesta de Turismo de Residentes hablan de incrementos. En concreto, en el primer trimestre de este año aumentó más de un 110% el número de viajes de los residentes en España y más de un 211% el gasto complete. En el segundo trimestre, el número de viajes cuenta con un incremento superior al 30% y el gasto superior al 115%. Sobra decir que los presupuestos destinados de las marcas turísticas y los destinos para sus agencias de comunicación no han ido a la par con ese tipo de crecimientos.
¿Entonces? ¿Cuál es el problema? ¿Qué la agencia no sabe venderse o que el cliente se ha acostumbrado a pagar menos? Es difícil establecer un motivo porque, al ultimate, es una mezcla de todo. El hecho de querer mantener un cliente y ayudarle con una rebaja en los charges se puede haber vuelto en contra de las agencias si esos charges reducidos no conllevaban una rebaja en el servicio. O que los clientes hayan visto buenos resultados con menor inversión y estén dedicando presupuestos a otras acciones. O quizás los clientes solo quieren ahorrar por si vuelve un periodo complicado.
Y con cierta preocupación ante una posible nueva ola, los profesionales de la comunicación turística justificamos cada paso, cada acción, cada estrategia. Todo ello se consigue con datos como los que proporciona el INE y otros estudios cada vez más relevantes sobre el turismo. Combinándolos con datos de AENA, con datos del destino receptor, and so on. Una estrategia que bien parece un cóctel de datos. Complementando, por supuesto, con una medición lo más detallada posible para calcular el retorno de la inversión. Para eso las agencias tienen que adaptarse a la realidad. Al uso de diferentes herramientas medibles y justificadas en datos que aporten valor al cliente.
Porque de un modo u otro, los números aportan. Y mucho. El sector turístico ha sido durante muchos años un sector clave en España donde ha llegado a representar más de un 10% de su PIB. Sin embargo, en cierta manera ha sido un sector que ha tardado más que otros sectores en adaptarse a la sociedad en términos de digitalización o del uso de los datos en las estrategias. Ha ido a remolque durante un tiempo y, ahora, se van notando avances. Aquí la cuestión es saber distinguir si ese foco en lo digital que es medible está justificado, si tiene sentido, si a nivel comunicación se puede establecer un retorno de la inversión de un modo concreto.
Es más sencillo verlo con un ejemplo. ¿Una campaña con influencers de 20 a 25 años que viajan en clase enterprise a destinos de larga distancia y se alojan en hoteles de lujo qué supone? A easy vista es una apuesta por la digitalización pensando en un ROI en cuanto a branding. Correcto. La duda o la reflexión viene cuando se trata de una audiencia que no dispone del presupuesto necesario para realizar ese viaje. El ROI es perfecto, se habrán obtenido millones de impactos en Instagram, TikTok, and so on. Pero, ¿eso se traduce en viajeros al destino? Podemos dudarlo o, al menos, no en las condiciones que se promueven en ese viaje de lujo. Salvo que estemos pensando en una estrategia a muy largo plazo, cuando esos “chavales” tengan el poder adquisitivo necesario para hacer un viaje en esas condiciones. En turismo se pueden establecer datos para medir resultados, pero el basic, la llegada de viajeros o turistas, es más complicado meter en un sistema de medición o de atribución.
En la mano de la agencia está conocer el mercado y las herramientas para establecer una estrategia basada en datos, con un mayor foco en las acciones digitales que, además, suelen ser mucho más fáciles de medir. Y muy importante también, trazando unas líneas de medición que sean realistas y accesibles. Más allá del bombo de unos números de alcance en un informe.
Como símil, la comunicación es el agua que riega y apoya todas las demás estrategias del jardín del advertising and marketing y la comunicación. Y en este jardín hay de todo: las flores de temporada que nacen y mueren, como las campañas de advertising and marketing o publicidad, pero que adornan mucho por un tiempo; o las redes sociales, ese manto verde por el que los usuarios deambulan y charlan y comentan. El agua está presente en todo, ayudando y potenciando todo el resto de acciones. Por ello, la comunicación es la estrategia base.
El futuro pasa por regar con comunicación todas las acciones de advertising and marketing, ya sean turísticas o no. Y siempre hay que mantener un riego o una inversión continuada, con picos de agua si es necesario (si llega el verano, por ejemplo, que es cuando se marca el pico en el gráfico que dibuja el número de viajes). Agua y paciencia es la combinación ganadora del futuro.
Javier Ablitas. Socio director de Camila Comunicación
Existe una tendencia pure a recortar en momentos de incertidumbre económica en aquellas partidas que la empresa percibe como menos vinculadas a su eje de negocio pese a que la evidencia demuestra que restar visibilidad a una marca la desconecta de su público. Se trata de una visión de corto plazo que afecta a ámbitos como la comunicación o el advertising and marketing. Los profesionales del sector seguimos teniendo el reto de hacer entender bien lo que aportamos y tener claro que vamos de la mano de la estrategia basic de las organizaciones. Estas deben asumir que hay intangibles de difícil cuantificación en una cuenta de resultados pero que suman a su estructura.
Creo que tras la pandemia la esencia de la necesidad de las marcas sigue siendo la misma: generar relaciones duraderas, algo que se consigue a base de confianza mutua. A partir de ahí lo que varía es qué mensajes y canales utilizamos. Vivimos una época más visible y emocional, en la que las audiencias se han fragmentado y la velocidad de transmisión se ha multiplicado. Cualquier persona puede ser un emisor (crítico o no). Creo que las marcas, como los medios, están buscando su manera de conectar con las audiencias y de monetizar esa conexión.
En cuanto a las nuevas demandas de los clientes, creo que todos estamos aprendiendo sobre la marcha. Los datos, bien manejados, aporta información relevante, pero no podemos caer en el “dataismo”, en convertirlos en la única y sagrada referencia. E, insisto, todos tenemos que tener claro qué podemos esperar de la comunicación y no confundirla con el advertising and marketing, pese a que existe una preocupante tendencia en cada vez más medios a mezclar ambas cosas.
Como en otros ámbitos profesionales, combinar las novedades tecnológicas con los hábitos de consumo de las nuevas generaciones implica cambios formales que no eliminan la esencia a la que me refería antes: todos necesitamos sentirnos queridos. Las marcas quieren consumidores/usuarios que las aprecien y las personas, marcas que hagan lo mismo. Como en las relaciones de pareja, lo que no nos gusta es que nos engañen.
Mónica González. CEO de Axicom Spain
Según el estudio “El Valor de las Consultoras de Comunicación y Agencias de Relaciones Públicas” realizado en 2021 entre 49 consultoras de Comunicación por parte de ADC (la Asociación de Consultoras de Comunicación) en colaboración con Scopen, las empresas del sector facturaron el año pasado 345 millones de euros y emplearon más de 5.200 personas. Si tenemos en cuenta que el estudio apunta una previsión positiva por parte de estas de cara a 2023, parece claro que se llegue a niveles de negocio iguales o superiores a los de 2019. El estudio también apunta una mayor diversificación de servicios, siendo los más solicitados los de Comunicación corporativa, Comunicación de disaster, Comunicación de marca o producto y, por supuesto, los servicios digitales y de creación e contenido, que no paran de crecer. Pero aunque las previsiones sean positivas, sigue existiendo una gran contradicción cuando se trata de analizar la tendencia en la remuneración de las empresas y organizaciones por los servicios de comunicación en España.
De hecho, en nuestro país siguen siendo bajos en comparación con muchos mercados de nuestro entorno y aún más si tenemos en cuenta el mercado americano. Ni que decir tiene que en tanto que el promedio de honorarios en las consultoras de comunicación es de 68.000 euros anuales en España, en las agencias publicitarias creativas llega a los 153.000 euros lo que muestra la distorsión que existe entre a la remuneración que se destina a los trabajos que se desarrollan versus la altísima responsabilidad e impacto que tienen.
El escenario precise ha provocado que los consumidores demanden más confianza que nunca y la hipersensibilidad informativa y comunicativa ha hecho que la sociedad se aproxime a la información de forma completamente nueva exigiendo a medios y marcas: confianza, relevancia y compromiso. Por esta razón la Comunicación y las Relaciones Públicas es una de las disciplinas donde claramente están poniendo el foco empresas y organizaciones, SI bien el camino no está exento de retos y requiere una capacidad constante de adaptación para que las marcas logren el éxito comunicativo que pretenden. Por un lado la demanda de contenidos, sobre todo on-line, ha seguido creciendo vertiginosamente, además en plena period de las “fake news”. Por otro lado, canales para llegar a las audiencias y consumir noticias cada vez son más variados. No se trata sólo de las redes sociales o los dispositivos móviles, sino también de formatos, como por ejemplo los podcasts, o las plataformas de streaming, por poner un ejemplo. Si consideramos que tan sólo las tres principales plataformas de streaming tales como Twitch, YouTube Gaming y Fb Gaming superaron los 25.000 millones de horas vistas y que Netflix acapara audiencias iguales o superiores a cualquier programa en en Prime Time, parece claro que la forma tradicional de consumir contenido vivirá en 2023 una nueva convulsión en la que el escenario audiovisual de consumo se perfilará de forma totalmente diferente al que conocíamos.
Y esto sin tener en cuenta que la revolución digital iniciada con web parece estar entrando en una nueva fase: la del Metaverso, que junto con otras iniciativas de la internet 3.0 como la inteligencia synthetic, traerá sin duda cambios muy profundos en la comunicación corporativa
Las agencias de comunicación hacen mucho más que gestionar las relaciones con los medios de comunicación. De hecho, sus actividades abarcan desde el advertising and marketing de Influencer, la estrategia y gestión de la actividad en redes sociales, generación de contenidos multicanal, and so on. y para ello cuentan con equipos multidisciplinares que funcionan de forma transversal con una comunicación más directa, colaborativa y fluida. Se trata de un modelo de trabajo integrado para poder desarrollar campañas transversales que abarcan tanto medios propios, ganados y pagados. La disaster económica primero y digitalización segunda han reorganizado el tablero de juego en el que se movían las agencias de PR. Nunca hubo una mayor necesidad de entender los cambios del mundo que viene y nunca hubo un mayor número de plataformas, medios y herramientas con los que comunicarnos.
Así que la agencia very best va más allá de ser capaz de aumentar la visibilidad de una compañía consiguiendo apariciones en prensa. Se trata de aprovechar todo el arsenal precise para desarrollar una marca a través del contenido, construyendo un relato coherente alineado con la misión, visión y valores de la organización, entrelazando experiencias reales y virtuales a través de formatos físicos y digitales, en esta dimensión…o más allá -pensemos en el metaverso-.
Y también con un objetivo más allá de vender. Se trata de poder captar talento, inversión, partnerships e incluso convertir clientes en embajadores de marca.
¿Qué tendencias se atisban en el futuro próximo de la profesión? En estos últimos los profesionales de las relaciones públicas de todo tipo de sectores hemos tenido que adaptarnos, evolucionar y pivotar para hacer frente a las numerosas amenazas globales, las noticias faltas, la desinformación y con este panorama, no parece que el año que ahora comienza vaya a estar exento de pocos retos y nuevos escenarios que tendrá que afrontar la profesión.
Por un lado, los medios de comunicación dependerán más de los artículos aportados externamente y se impondrá la hiperpersonalización; asimismo los profesionales de las relaciones públicas utilizarán cada vez mayor número de canales para identificar oportunidades; la conciencia social seguirá creciendo en importancia; la asociación con “influencers” resultará cada vez más beneficiosa; las relaciones públicas, como parte de un ecosistema más amplio (como pieza del puzle deberá integrarse en una visión más world por parte de la marca, combinando estrategias de contenido, en redes sociales, de branded content material, and so on.); cualquier afirmación debe estar sustanciada en hechos. Las marcas y los profesionales de las relaciones públicas no deben permitir que una afirmación informal o una publicación, generen resentimiento o sospechas. Así que es mejor estar preparado para respaldar cualquier afirmación que hagas sobre una marca con pruebas y resultados; por tanto, la forma tradicional de consumir contenido vivirá una nueva convulsión en la que el escenario audiovisual de consumo se perfilará de forma totalmente diferente a la que conocíamos y con las nuevas generaciones surgirán nuevos hábitos canales y medios ; los datos deberán sustanciar cualquier estrategia de relaciones públicas; aumentará la IA, el machine studying aplicado a la comunicación en diversos aspectos; la medición seguirá siendo una de las premisas más retadoras para la profesión.
Iria Sagalés. Co-founder & PR Director en Bambu PR
Creo personalmente que no se ha logrado transmitir el nivel de acompañamiento que los clientes necesitan de las agencias de comunicación. Estamos viviendo unos tiempos muy convulsos que exigen flexibilidad, inmediatez y proactividad. La flexibilidad es necesaria para manejar estrategias y planes de acción muy cambiantes que deben sincronizarse con los ritmos de los departamentos de advertising and marketing de las empresas. Por su lado, la inmediatez es essential en cuanto a ofrecer acciones tácticas de comunicación que responden a un momento concreto y para los que se requieren equipos rápidos y/o ágiles. Esto lo estamos viendo por ejemplo con la organización de los eventos, si bien antes se trabajaban a 3 meses vista o incluso con una programación estratégica anual, esto ahora es inconcebible. Por último, la proactividad. Existe un cierto desconcierto y falta de concepts por parte de los directivos de advertising and marketing y comunicación en las empresas y se necesita de las agencias para generar conceptos diferenciales que respondan a las necesidades actuales. Son muchas las agencias que están acostumbradas a trabajar con grandes briefings globales y planes muy marcados. Ahora esto ha cambiado y las agencias ahora más que nunca deben ser un brazo no sólo ejecutor sino estratégico y de consultoría para los clientes.
¿Han cambiado las necesidades de comunicación de las marcas en estos dos últimos años? Más que las necesidades ha cambiado la manera de hacer. Todo ahora es mucho más acelerado y cambiante y eso se traslada también a la manera de trabajar ahora en las agencias.
Las nuevas demandas de las marcas deberían ser parte de la identidad de las agencias de siempre, pero es verdad que muchas no lo han puesto en práctica. Pero tampoco creo que esto sea totalmente culpa de las agencias. Como decía antes, se ha entendido la agencia de comunicación como un brazo simplemente ejecutor porque quién pensaba period el cliente, no la agencia. Creo que ahora se abre una gran oportunidad a que las agencias puedan demostrar verdaderamente sus capacidades. La creatividad es un issue determinante, pero también la information – sobre esto también hay que educar al cliente. Entender la comunicación sin la parte digital ya no es posible y el ROI es la manera que tenemos de demostrar a los CEO’s el valor del PR.
Creo que se debe recuperar la esencia de las relaciones públicas y esto pasa por conectar a los clientes con otros miembros del ecosistema con el fin último de generar enterprise. Las agencias ahora tienen la oportunidad de demostrar el valor añadido de su lista de contactos y su experiencia en el sector para abrir puertas a los clientes y ayudarles a crecer en su ecosistema explicit. En este sentido, los encuentros B2B, la information y los contenidos personalizados y exclusivos serán clave en la relación con los principales públicos de comunicación: clientes y medios de comunicación. También, no me gustaría dejar de mencionar la importancia que tendrá el Web3, cómo el nuevo web va a replantear cómo las empresas se relacionarán con sus públicos y las agencias de PR deben entender estas nuevas dinámicas. Más allá de la prensa o de los eventos, hay otras formas de alcanzar estas audiencias y sobretodo la nueva generación Z, que no eat tantos medios de comunicación, sino redes sociales y otros canales como Discord o Telegram.
” Fuentes news.google.com ”