La presencia de los cruceros se ha visto incrementada paulatinamente en los principales puertos de Canarias durante el presente mes de octubre, lo que es un fiel reflejo no sólo de que el inicio de la temporada alta es inminente, sino también de que las perspectivas de recuperación del sector son bastante halagüeñas.
Para entender el porqué de este positivismo hay que hacer una mirada retrospectiva y ver en qué punto se encontraba el mercado canario en 2019, el último año antes de la pandemia por el covid-19.
Por aquel entonces, según datos de Puertos del Estado, las Autoridades Portuarias tanto de Las Palmas como de Santa Cruz de Tenerife recibieron 1.071 cruceros (560 y 511, respectivamente), con un acumulado de aproximadamente 2,5 millones de pasajeros. Cifras importantes y que tenían una tendencia al alza.
Con el 2020, llegaron las restricciones y con ellas, el cero absoluto. Las principales navieras no dudaron ni un momento en frenar en seco la actividad. Incluso entre 2021 y el presente año, con la vuelta a la normalidad, fue uno los sectores que más precauciones mantuvieron tanto en la limitación del pasaje como en los servicios en espacios comunes dentro del barco, etcétera.
La temporada 2022/2023 es para Canarias la de la recuperación del posicionamiento en el mercado de cruceros. «Estamos en una situación de normalización del tráfico», comenta el director comercial de la Autoridad Portuaria de Las Palmas, Juan Francisco Martín, que detalla que «atendiendo a las cifras de ambas provincias (Las Palmas y Santa Cruz de Tenerife) de este mes de septiembre, están en torno a un 60% con las del mismo mes en 2019». La previsión es que sea en torno a los meses de enero y febrero de 2023, cuando las estadísticas se equiparen al periodo prepandémico.
Esta normalización, según Juan Francisco Martín, «está condicionado por la situación precise en otros sectores relacionados con el transporte y otros aspectos logísticos».
El turismo es de por sí un sector dinámico y cambiante, muy smart a las externalidades. Martín señala que los principales inconvenientes con los que se están encontrando las navieras para poder aumentar la programación están relacionados con «los problemas en el tráfico aéreo». Y es que «no hay aviones suficientes, faltan pilotos, hay limitación de vuelos en aeropuertos como el de Heathrow, en Londres, o Frankurt», remarca, «lo que produce un cuello de botella en todo el sector».
El debate sobre la conveniencia de que los puertos canarios sean base para las navieras, confronta a las autoridades portuarias y al comercio native
Este escenario es aplicable también para otros agentes, como las compañías de cruceros a las «que les cuesta encontrar tripulantes», o el transporte discrecional en las Islas porque «hay carencia de guaguas para trasladar a los turistas desde el aeropuerto hasta el puerto, por ejemplo».
Con este panorama, que afecta de igual manera a las islas capitalinas, el ritmo de crecimiento de operaciones de cruceros será paulatino, lo que afecta directamente a la estrategia que siguen tanto la Autoridad Portuaria de Las Palmas como la de Santa Cruz de Tenerife.
Estrategia de puerto base
El tráfico de cruceros que arriba a los puertos canarios se agrupa en tres grandes tipologías. Por un lado está el tráfico en posicionamiento -también llamado de ruta trasatlántica- compuesto por los buques que han completado la temporada de verano en el mercado del Mar Mediterráneo y que pasarán la de invierno realizando las rutas del Caribe.
Otro grupo sería el tráfico tradicional, en el que se incluyen las navieras que tiene el puerto base ubicado en Europa y cuyos recorridos se centran en destinos del norte de España, Portugal, Canarias y Madeira, donde hacen escala. Es el caso de las compañías P&O Cruises y Royal Caribbean, como ejemplos representativos y que suponen el grueso de las operaciones que se reciben en Canarias.
Por último, el tráfico que tiene como puerto base fijado en La Luz o en el puerto de Santa Cruz de Tenerife, lo que quiere decir que hacen el embarque y el desembarque de los cruceros en las terminales insulares. En la actualidad, hay dos empresas, TUI y AIDA, que han decidido establecer su puerto base en la capital grancanaria, copando el mercado alemán fundamentalmente; mientras que en Tenerife se ha afincado la empresa Marella Cruises -antigua Thomson Cruises-, abarcando el mercado británico.
Prueba de que el filtro pasa por contar con plazas aéreas disponibles es el caso del Puerto de Puerto del Rosario, en Fuerteventura -que sí tiene disponibilidad de vuelos-, que operará como base para AIDA ofertando, en principio, sólo 150 plazas.
En definitiva, la tendencia, tal y como explican fuentes vinculadas al área comercial de la Autoridad Portuaria de Tenerife, es «intentar conseguir que el mayor número de navieras apuesten por la opción de puerto base».
La convivencia con la ciudad
En este punto, el debate está servido. Tal y como afirma Juan Francisco Martín, «los cruceros son la mejor tarjeta de visita para cualquier puerto con la ciudad en la que está ubicado», frente a la aspereza que puede suscitar a nivel social, la entrada y salida de portacontenedores o petroleros. Pero ¿en quién revierte más económicamente el hecho de ser o no puerto base para los cruceros?
La respuesta a esta pregunta varía según el punto de vista desde el que se analice. Por un lado, las autoridades portuarias argumentan a su favor, que la tasa que deben pagar los pasajeros que embarcan y desembarcan en un crucero que llega a su base es el cuádruple -en el caso de La Luz serían unos cuatro euros por pasajero y operación- que el de los que llegan en cruceros que sólo hacen escala -con una tasa de 2,5 euros por pasajeros-.
Además, los buques atracados solicitan los servicios de mantenimiento, suministro de flamable y reparaciones, entre otros, lo que beneficia a los sectores relacionados con estas actividades portuarias. Esto no pasa, cuando el crucero sólo está en tránsito.
El gerente comercial de Hamilton y Compañía, Eugenio Gómez, confirma que «el inicio de la temporada alta está siendo bastante atareado».
Los retos de futuro para Canarias como destino de cruceros pasan por conseguir especializarse conforme a las necesidades de los pasajeros
La consignataria atiende a cruceros que tienen sus bases tanto en Gran Canaria como en Tenerife. Gómez remarca que gracias a la sinergia entre las instituciones y las empresas privadas, «se hace un trabajo conjunto para conseguir que las navieras se establezcan en los puertos canarios».
El gerente comercial dijo que la filosofía de la empresa «es ofrecer la excelencia» y que entre los servicios que más solicitan las navieras en base están «los de maleteros, limpieza, suministro de viandas para sus restaurantes y repuestos», entre otros.
Por otro lado, la lectura por parte de las empresas y comercios de las zonas por donde transitan los cruceristas es diferente. La presidenta de la Asociación de Empresarios Santa Catalina, Angélica Rodríguez, relativiza los beneficios que tiene para los comerciantes la llegada de cruceristas. «Todo depende del tipo de crucero que llegue. Si son de una categoría estándar, normalmente los pasajeros no consumen demasiado -nada más allá que un café-, pero si son de lujo, suelen tener más poder adquisitivo», indica.
También hay diferencias dependiendo de la procedencia. Para Rodríguez supone un obstáculo el hecho de que vengan de Lanzarote o Tenerife, porque cuando hacen escala en La Luz, «ya no cuentan con los medios suficientes para comprar».
Contrariamente a los intereses de los gestores portuarios, la presidenta afirma que «cuando es un crucero en el que hacen el embarque o el desembarque, los grupos se trasladan directamente desde el aeropuerto de Gran Canaria», por lo que no hay posibilidad de que visiten la zona comercial».
La parte positiva se refleja en «el ambiente que genera la llegada de visitantes, que es cierto que da vitalidad a la ciudad», pero remarca que en muchas ocasiones «no es un alto porcentaje de los pasajeros los que pasan por la capital», puesto que tienen las excursiones contratadas desde antes de tomar tierra en el destino.
Por su parte, el presidente de la Federación de Áreas Urbanas de Canarias (Fauca) con sede en Tenerife, Abbas Moujir, reconoce que «cualquier actividad que traiga turistas a las Islas es positiva» ya hace alusión al periodo prepandémico, en el que «se había notado un incremento de las llegadas de cruceristas en los principales puertos de las capitales insulares», lo que había provocado la apertura de comercios destinados específicamente «al mercado de cruceros».
Esta evolución «se paró con el inicio de la pandemia por covid-19», pero considera que «en la actualidad hay un repunte significativo». «Cierto es que la mayoría del gasto de los cruceristas repercute directamente en la restauración, aunque también hay otros sectores como el de la perfumería que están en auge», valora Moujir. Sobre los cruceristas que ya tienen contratados servicios como excursiones antes de hacer escala, el presidente de Fauca afirma que «también hay un porcentaje de pasajeros que prefieren autogestionarse» y son el objetivo de las campañas comerciales.
En este último aspecto, Juan Francisco Martín considera que las empresas crucerísticas se han visto obligadas a cambiar ligeramente el modelo. «Antiguamente sacaban beneficios del on line casino y de las consumiciones en el barco», pero eso fue evolucionando y ahora «el negocio se centra en las excursiones», cada vez más personalizadas y basadas sobre todo en «ofrecer experiencias».
Promoción conjunta
Canarias es, en este sentido, un destino que ofrece unas características idóneas para que las navieras puedan diseñar rutas donde combinen diferentes productos en función de la isla en la que hagan escala. De esta forma, si los Puertos de Las Palmas y Santa Cruz de Tenerife son los más propicios para establecer sus bases, las compañías consideran que las escalas en Lanzarote y Fuerteventura son más aprovechables para el desarrollo de excursiones.
La promoción como destino es conjunta entre las dos provincias, que están presentes en las ferias y eventos internacionales más importantes del sector. Desde la Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife se destaca la participación en actividades como la Seatrade Cruise Med, de Málaga, bajo el paraguas de la marca Cruises Atlantic Islands, de la que forman parte la Autoridad Portuaria de Las Palmas, Madeira y Cabo Verde.
El futuro es la especialización
Los retos del sector estarán marcados por el concepto de shopper driver, que según explica Juan Francisco Martín, «se trata de ajustar el producto a las demandas de los clientes».
El perfil de los cruceristas que llegan a Canarias no difiere demasiado del turista generalista. «Suelen ser de origen noreuropeo -Alemania y Reino Unido principalmente-, con una edad cercana a los 60 años y con un poder adquisitivo medio», describe.
Más allá de las características vinculadas a los servicios del buque, los pasajeros valoran aspectos como que «sea poco contaminante» o que lleve a cabo «el reciclaje de residuos».
En el marco normativo, España incentiva que se use el fuel como flamable y que se conecten a la purple eléctrica del puerto donde atracan, reduciendo las emisiones. Esta circunstancia plantea el reto a los puertos canarios de contar con la infraestructura necesaria para atender las necesidades de las navieras.
Las expectativas de los cruceristas también han evolucionado. «Los pasajeros han pasado de ser viajeros, a ser expedicionarios», por lo que la oferta de actividades debe ajustarse a este nueva dinámica.
«Las empresas locales han ido diseñando nuevas experiencias, basadas en el concepto de sostenibilidad», subraya Martín, que añade que se han recibido «consultas sobre por qué las guaguas que van a Montañas del Fuego en Lanzarote no son eléctricas, algo ordinary en países europeos».
Al last, la clave para la supervivencia de Canarias como destino de cruceros pasa por «adaptarse o quedarse fuera del mercado».
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