Un manto de todos los tonos posibles de naranja, amarillo y rojo cubre la frondosa Selva Negra. Ese cambio de colores nos anuncia la llegada del otoño, una de las mejores épocas del año para visitar el hayedo más grande de Europa. Acompañados por una luz dorada que penetra entre las hojas de los árboles y por el aire fresco que nos limpia los pulmones, adentrarnos en este extenso bosque se presenta como una ocasión perfecta para descubrir la naturaleza alemana.
El Parque Nacional de la Selva Negra, que realmente ni es selva ni es negra, se despliega en toda su magnitud a lo largo de 10.000 hectáreas en el estado de Baden-Württemberg. Sus paisajes salvajes, prácticamente inalterados por el ser humano, son el mejor escenario para hacer todo tipo de actividades al aire libre, todo ello aderezado con la belleza de los meses otoñales.
El paraíso de los senderistas y ciclistas
La mejor manera de explorar la inmensidad de la Selva Negra es con “rutas de senderismo por los bosques o en bicicleta de montaña para los más deportivos”, recomiendan a 20minutos desde la Oficina Nacional Alemana de Turismo. Este paraje de naturaleza virgen se convierte en el paraíso de los montañistas gracias a sus más de 24.000 kilómetros de senderos bien señalizados, donde nos acompañará en todo momento el ambiente más sereno y un silencio solo interrumpido por el crujir de las hojas caídas tras cada paso.
Además, hay opciones para todos los gustos. Aquí podremos hacer desde rutas vinícolas con paradas para deleitarnos con las exquisitas variedades regionales hasta recorridos para hacer descalzos y sentir el bosque con todos los sentidos, empezando en la planta de los pies. Y, por supuesto, los escenarios son variados: el valle de Albtal, los picos y gargantas de la Selva Negra Superior, el distrito de Ortenau marcado por el Rin…
Por otro lado, si optamos por pedalear la “selva” sobre dos ruedas, tampoco tendremos tiempo para aburrirnos. Encontraremos rutas ciclistas para todos los niveles, lo que nos permitirá disfrutar de la naturaleza en familia, conocer pueblos vinícolas, atravesar tranquilos valles fluviales o probar con recorridos más desafiantes.
Aguas termales para relajar cuerpo y mente
Con la llegada del otoño, también se le da la bienvenida a un clima más frío, pero eso no significa que no podamos seguir disfrutando que todo lo que puede ofrecernos la Selva Negra. Si unimos los increíbles paisajes de este parque nacional con un spa o balneario, el resultado es un espacio de bienestar para cuerpo y mente donde relajarnos y evadirnos por completo mientras nos sumergimos en las aguas mineromedicinales de los manantiales entre el Rin y el Neckar.
En los núcleos de población que conforman el paisaje cultural de este inmenso bosque, “hay lugares con baños termales, como por ejemplo Baden-Baden“, señalan. Esta localidad fue fundada por los romanos hace 2.000 años, siempre con su valiosa naturaleza como eje central, y es que desde su subsuelo emanan más de 800.000 litros de agua diarios a una temperatura de 68ºC y con una larga lista de componentes que le aportan grandes beneficios para nuestro cuerpo.
Varios centros aprovechan esas aguas curativas para que podamos disfrutarlas en sus instalaciones. Por ejemplo, el Balneario de Carcalla cuenta con relajantes piscinas con temperaturas entre 18°C y 38°C°C, además de grutas de agua fría y caliente, baños de vapor aromático, sala de haloterapia y saunas.
Otra opción es el Friedrichsbad Spa, situado en un precioso edificio modernista. Este balneario fue considerado el más moderno de Europa cuando se inauguró, en 1877, y a día de hoy aún conserva esa atmósfera única. Aquí pasaremos por duchas de aguas termales, saunas, masajes con jabón y cepillo, baños de vapor y de burbujas y piscinas termales y de agua fría.
Halloween entre leyendas, misterios y brujas
Por supuesto, no podemos olvidarnos de unas de las festividades más populares que nos trae el otoño, Halloween. En la Selva Negra no faltan las opciones para vivir la noche más terrorífica del año, y es que en las profundidades del bosque se esconden lugares llenos de leyendas e historias de terror.
Por ejemplo, los más atrevidos pueden aventurarse a recorrer el Camino de las Brujas de Lautenbach, que nos lleva hasta lugares tan curiosos como una cabaña de brujas donde incluso podemos dormir. Por otro lado, la ruta de Kappelrodecker Hexensteig nos adentra en un bosque donde aparece una niña vestida de blanco según cuentan las leyendas, mientras que la ruta de Lautenbacher Teufelsteigque debe su nombre a las figuras verdes que se decía que habitaban en la zona.
Incluso podemos visitar la mina de Teufelsgrund, donde se celebra Halloween por todo lo alto. En esta antigua excavación, podremos adentrarnos en las profundidades de la tierra y recorrer un tenebroso túnel acompañados de la tintineante luz de las velas. Eso sí, deberemos estar preparados para los sustos que nos esperan detrás de cada esquina.
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” Fuentes www.20minutos.es ”