Nos hemos subido al barco más lujoso y espacioso de Norwegian Cruise Line, que bautizó a su barco más moderno e innovador, el Norwegian Prima, en Islandia: uno de los destinos más alucinantes del mundo por la espectacularidad de sus paisajes salpicados por el hielo y el fuego.
Y es que no había un mejor escenario para inaugurar un barco que, literalmente, es como una pequeña ciudad con todos los lujos que surca los mares. De hecho, hizo historia como la primera gran línea de cruceros en bautizar un barco en las aguas de Reikiavik, la capital de Islandia que recibía por primera vez en su historia una embarcación de tal calibre.
En datos está claro: casi 300 metros de eslora, capacidad para 3.000 huéspedes y más de 1.500 tripulantes al servicio de los pasajeros. O lo que es lo mismo: este barco cuenta con un trabajador para cada dos personas, por lo que la atención personalizada está asegurada.
Pero el Norwegian Prima, un buque bautizado con todos los honores que contó con la presencia de Katy Perry como su madrina, es más que datos: es una experiencia en alta mar única, un sinfín de actividades y una auténtica experiencia culinaria de alto nivel.
En plano subjetivo
La única forma de contar experiencias únicas como bailar con Katy Perry, jugar al minigolf en alta mar o competir en una carrera de karts en la planta más alta de un crucero es haciéndolo en primera persona. Pero no son las únicas cosas.
El inicio de la travesía a bordo del Norwegian Prima empezó, como casi cualquier viaje, en el aeropuerto. Los nervios de los presentes se empezaban a notar en el ambiente, pues viajábamos en una época en la que las cancelaciones y retrasos de los vuelos estaban a la orden del día, y nosotros teníamos que hacer escala. Afortunadamente, todo salió bien.
Sobrevolando nuestro destino de inicio, Islandia, y tras la ventanilla del avión empezábamos a vislumbrar un destino que ya sorprende en su vista de pájaro: paisajes marcados por el negro volcánico, grandes ríos que atraviesan el paisaje en un acto prácticamente mágico y pequeños pueblos donde la calma parece asegurada.
La siguiente parada de nuestro viaje period, indudablemente, entrar en el crucero más espacioso del planeta. Test-in, comprobación de documentación y pasaporte Covid… ya estábamos en el lujoso inside del Prima.
Las primeras impresiones son, como poco, abrumadoras. Laberínticos pasillos, innumerables zonas comunes, un gran on line casino y más de 17 plantas. Nosotros, siendo sinceros, decidimos dejar la exploración del barco para más tarde, empezando nuestra travesía con una cerveza en el Belvedere Bar, uno de los tantos espacios de copas que podemos encontrar repartidos por el crucero.
La primera noche en Islandia solo se puede catalogar cómo mágica. Un territorio que atrapa por el misticismo de los paisajes que ya se podían apreciar a través de los panorámicos ventanales repartidos por todo el buque. La noche culminó en uno de los espacios, arquitectónicamente hablando, más imponentes de Islandia: la Ópera Harpa, con la actuación de la cantante y compositora islandesa Briet, acompañada de la Orquesta Sinfónica de Islandia.
El closing de la noche no podía ser en otro lugar que no fuera Native Bar, un bar-restaurante que abría hasta altas horas de la madrugada en el que puedes tomar exquisitos cócteles ambientados con música en directo… o tomarte una hamburguesa a altas horas de la madrugada.
El primer despertar
Si hay algo realmente mágico en los cruceros es, sin duda, levantarse cada mañana. Los ojos todavía pesan, las legañas aparecen en las comisuras de los ojos y el pelo alborotado refleja que has descansado plácidamente en una de las camas más cómodas que hayas podido probar. Pero, de repente, corres las cortinas que impiden que veas más allá de tus cuatro paredes y aparece uno de los tantos y espectaculares paisajes del recorrido. Esa panorámica, os aseguramos, es una de las experiencias más gratificantes de embarcarse en un crucero.
Rápidamente te vistes y acudes a uno de los tantos buffets en los que empezar la mañana con decenas de opciones culinarias. Nuestro favorito, sin duda, es el Surfside Café: aquí, de buena mañana, puedes degustar desde omelettes recién hechas, varios tipos de panes, quesos y embutidos a otros clásicos como el bacon frito, los huevos revueltos o las salchichas. También opciones más ligeras: fruta variada, yogures o varios tipos de cereales. Eso sí… acompañado siempre del café y unas espectaculares vistas en las que predominaba el verde.
El día continuó en Islandia, con un recorrido por una de las zonas más visitadas y espectaculares de la zona: el Círculo de Oro. Geiseres que eclosionan ante tus ojos, cascadas en las que circulan miles y miles de litros de agua y lugares que te dejan con la boca abierta, como el choque de la placa euroasiática con la americana, en un paisaje quebrado y sumamente imponente. Y es que… si bien los cruceros no sirven para visitar en profundidad un destino, si son una de las mejores formas de hacerse una panorámica de los destinos para saber si se quiere volver en el futuro. Islandia siempre es un sí.
De vuelta al crucero nos esperaba uno de los momentos cúlmen de este viaje: el bautizo oficial del Norwegian Prima de la mano de una de las estrellas pop más internacionales del planeta: Katy Perry, que tuvo el honor, junto al presidente y el CEO de la naviera, de cumplir con la tradición de romper una botella de champán en el casco del barco. La celebración del bautizo se completó con una actuación de la artista ataviada con un specific vestido de seta, en el que cantó todos pero TODOS sus éxitos.
Pero no quedó ahí. La artista es conocida por su carácter specific y desenfadado, e hizo gala de ello apareciendo de incógnito en la fiesta posterior al bautizo celebrada en el Prima Theater. Y es que hay experiencias que solo se pueden vivir una vez en la vida… y nosotros tuvimos la oportunidad de bailar con la mismísima Katy Perry a tan solo unos pocos centímetros de distancia.
El barco ya había zarpado, y nos esperaban más de 50 horas de navegación en alta mar desde Islandia hasta Irlanda, el próximo destino en el que atracaba el crucero. O lo que es lo mismo: la oportunidad perfecta para descubrir todos los recovecos del Prima, tan inacabables como asombrosos.
Tanto como quieras
No es extraño que, cuando haces travesías en alta mar, te levantes un poco mareado. No le pasa a todo el mundo pero, por desgracia, a nosotros sí nos pasó. Nada que no pueda solucionar una Biodramina, la mejor amiga para las personas que se marean y que es un auténtico salvavidas. Aunque no es lo único porque, para evitar mareos, la principal recomendación es tener el estómago lleno. Tras una hora el mareo se convirtió en pleno disfrute.
Ahora solo quedaba explorar todo lo que tenía que ofrecer el Norwegian Prima. La sorpresa fue que period tanto que no se podía abarcar en un solo día. Y es que hay una recomendación indudable si vas a montarte en un crucero de este calibre: planifica tu día, no te aturulles de actividades y relájate. Lo decimos por experiencia.
Las actividades del Prima, que se podían reservar en decenas de pantallas táctiles repartidas por todo el barco, contaban con cosas que no podrías creer: una pista de karts de tres plantas, en la que poner a prueba tu ingenio conduciendo; unos toboganes en seco que recorrían todo el crucero desde la planta 17 hasta la 6, conocidos como The Drop; un minigolf interactivo en el que ponerte a prueba en una verdadera competición con tus amigos; una zona de juegos, The Stadium, en la que jugar al curling de mesa, al ping pong o al beer pong y, por si fuera poco, también contaba con una zona dedicada a los dardos, llamada The Bulls Eye, y un tobogán de agua en el que sentir la gravedad cero. ¿Ahora entiendes por qué debes planificarte?
No es lo único, porque los primeros días también descubrimos un jardín de esculturas valoradas en varios millones de dólares; un paseo que recorre toda la cubierta, el Ocean Boulevard; una sala futurista, el Galaxy Pavilion, con decenas de juegos de realidad digital. Entre ellos un verdadero todoterreno con tracción actual en la que sentir que lo conduces de verdad, un juego multijugador en el que esquivar objetos en pantallas que recorren la pared y el suelo o salas multijugador en el que luchar disparando contra un enemigo común. Una sala fuera de lo común que se conforma como una de las experiencias más impresionantes que hayas podido vivir.
¿Pensabas que ya estaba todo? Eso mismo nos preguntamos nosotros al seguir descubriendo el inside del Prima. Y es que, para nosotros, period inimaginable encontrarnos con un impresionante spa con dos piscinas de agua salada y dulce, acompañadas de más de 6 saunas (de aromaterapia, de sal, de hielo, finlandesa, de carbón…). Y es que, por impresionante que parezca, el buque contaba con todas ellas en un lugar que es difícil de creer que esté flotando en el mar. No es lo único, porque también contaba con una sala de relajación con tumbonas calientes con unas espectaculares vistas al mar. ¡Relajación asegurada!
Gastronomía y coctelería de infarto
Seamos sinceros… para muchos de nosotros lo que más nos gusta de montarnos en un crucero es tenerlo todo incluido: poder comer y beber todo lo que queramos, cuando queramos y donde queramos. Lugares no faltaban en este crucero para hacerlo: para comer teníamos el Surfside Café, un buffet al uso con grill de carnes; The Commodore, especializado en platos italianos, u otros como el Hudsons, con gran variedad de platos servidos en la mesa.
El crucero también contaba con otros restaurantes más especializados, como Los Lobos, con una auténtica comida mexicana y, sinceramente, las margaritas más deliciosas que hemos probado en nuestras vidas.
No se quedaban atrás sus decenas de bares de copas. Prácticamente todos ellos tenían algún tipo de animación musical en directo y unos butacones o sofás muy cómodos en los que pasar horas y horas hablando de la vida. Entre sus cócteles estrella el Bloody Mary, la Piña Colada, el Mojito y sus deliciosos vinos para todos los paladares, hasta los más exigentes. Aunque el descubrimiento estrella fue, sin duda, una bebida llamada Bellini: una mezcla de Prosecco con jugo de melocotón que es una auténtica fantasía.
Despertar cada día en un puerto
Si hay algo verdaderamente mágico y especial de los cruceros es la posibilidad de levantarse cada día con una panorámica diferente. Tras la travesía de más de 50 horas de navegación atracamos en el siguiente puerto: Cobh, en Irlanda: un pintoresco pueblo de casitas de colores en el que cada bar contaba con un músico, que acompañaba a la perfección nuestras cervezas en un día radiante y soleado.
Tras este puerto, se sucedieron otros como Portland, en Inglaterra, para el que hicimos una travesía en autobús para visitar uno de los puntos más famosos del país, Stonehenge. También el puerto de Le Havre, un curioso lugar que nos recibió con todos los honores. Para terminar, Ámsterdam, una de las ciudades más vibrantes y con más vida de Europa en la que se suceden las postales repletas de canales recubiertos por preciosos y coquetos edificios.
La noche es para los valientes
Los días son agotadores, pero placenteros. Agotadores porque estás literalmente todo el día haciendo algo: excursiones a ciudades, haciendo una de sus tantas actividades o relajándote en uno de sus jacuzzis o piscinas repartidos por todas las cubiertas. Y, al llegar la noche, puede que notes que tu día ya ha dado todo de sí, pero es una percepción que se camufla cuando acudes a sus reveals de monólogos nocturnos o a sus fiestas repartidas entre los bares y el teatro principal del barco.
Por la noche puedes revivir los años 70 con su fiesta de Studio 54 y el musical de Donna Summer season o perrear hasta el suelo con sus Djs repartidos en salas como el Enhance At The Sea. Petro también disfrutar de la tranquilidad en el Penrose Atrium, con música en directo perfecta para personas que no quieren grandes fiestas. Si la música termina, siempre podrás acudir a alguno de sus futbolines repartidos por varias salas, para que la noche termine cuando tu quieras.
” Fuentes viajar.elperiodico.com ”