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En un país en el que la centralidad montevideana sigue siendo imperativa, los largos viajes de ómnibus son la única alternativa que tienen muchos para estudiar, visitar familiares, hacer trámites y tratamientos médicos. Esto hace que los extensos recorridos de bus formen parte de la cotidianeidad de los uruguayos, entre los que se encuentran los que toman asiduamente la línea Bella Unión-Montevideo, que literalmente atraviesa el país de norte a sur. La ciudad artiguense, famosa por su producción azucarera, se encuentra a 630 kilómetros de Montevideo. Y limita con Barra do Quaraí en Brasil y Monte Caseros en Argentina, ciudades con las que forma la zona de la Triple Frontera.
Desde Montevideo, se llega a Bella Unión por la Ruta 3, que pasa por San José, Trinidad, Paysandú y Salto. Para hacer este viaje hay que tomar por la Ruta 1 hasta su conexión con la 3. En tanto, desde el Este se llega por la Ruta 30, que empalma con la 3 cinco kilómetros antes de Bella Unión.
Gabriel Mota es desde hace 11 años guarda de El Norteño, la empresa que hace el recorrido de bus más largo dentro del territorio nacional. “Son ocho y hasta nueve horas de viaje, pero después que te acostumbrás, es una pasada. Los que más viajan son estudiantes y gente de la salud, por el Ministerio de Salud Pública. También maestros y profesores”, cube. Y agrega: “Salimos de Bella Unión, hacemos semi-directo a Salto y seguimos. Si hay gente se baja en Paysandú, Young, Trinidad, San José, pero no es lo común”.
Aunque las unidades de esta empresa cuentan con asientos mullidos y reclinables, aire acondicionado, radio, TV, baño y heladera (también ofrece canilla libre de café y agua mineral), viajar en ómnibus nunca ha sido algo cómodo. Pero también hay que decirlo: menos lo es hacerlo en avión, donde los espacios por pasajero están reducidos al mínimo.
Por eso, una de las mejores opciones para hacer más cortos los viajes largos es dormir durante el trayecto (ver nota aparte). Para quienes no tienen problemas con conciliar el sueño, un viaje de casi 9 horas puede ser “una pasadita”. Un buen truco es subirse cansado al bus, o “mal dormido”, lo cual con seguridad ayudará a caer en los brazos de Morfeo.
Anthony Díaz, uno de los choferes de la línea Bella Unión – Montevideo, cube que el recorrido demora en promedio ocho horas y treinta minutos. “Viajamos toda la noche, salimos a las 21:45, llegamos a Salto a las 23:45, cargamos encomiendas y salimos al ratito. A Montevideo llegamos a las 6:15 aproximadamente”. Durante el trayecto, todos duermen. Y una vez finalizado el mismo, le toca a él hacerlo. Ya está acostumbrado a este horario “cambiado”; a vivir “al revés” que la mayoría de los mortales.
Un camión por una línea
En 1951 Costantino Di Tommaso, un ciudadano italiano, llegó a Uruguay para radicarse en Montevideo. “Cayó prisionero apenas cumplió los 18 años. Estuvo preso en Inglaterra y en África. Una tía mía me contaba que Italia estaba en ruinas y que no había trabajo, por lo que se vino para Montevideo, donde tenía un tío”, comenta a Revista Domingo su hijo, Nicola Di Tommaso, director de la empresa junto a sus hermanos Antonio y Silvana.
Al año de estar en el país y estabilizarse económicamente, Costantino pudo traer desde Italia a su esposa; a Nicola (que por entonces tenía dos años) y a Antonio (de casi cuatro). “Vinimos en el barco Giulio Cesare. Mi padre nos fue a esperar al puerto de Montevideo, tenemos una foto que recuerda ese momento. En diferentes tareas que mi padre hizo en la década de 1960, trabajó con un camión en el puerto. Hasta que nos vinimos para acá (Artigas), cuando el país estaba un poco mal por todos los problemas políticos”, agrega.
Con el sueño de progresar y dar bienestar a su familia, Costantino empezó a buscar nuevos horizontes. Y se afincó en Bella Unión. “Nos llevó como dos días llegar en el camión. Eran todas carreteras de piedra. Y el camión andaba a 50 o 60 kilómetros por hora”, recuerda y se ríe.
En 1965, un grupo de productores había creado la Cooperativa Agraria Limitada del Norte (CALNU), en una época en la que esa parte del país se encontraba en pleno crecimiento y expansión económica. Costantino, junto a sus hijos, comenzó a transportar la caña de azúcar hacia la fábrica. Lo hizo por un tiempo, hasta que se le presentó una singular oportunidad de negocio: cambiar el viejo camión por una línea de ómnibus.
Fue así que, el 10 noviembre de 1968, se fundó El Norteño, para cubrir el tramo que iba de Bella Unión hasta la Barra Do Quaraí, en Brasil. Al mismo tiempo, empezó a transportar a los obreros de CALNU que iban desde la capital artiguense hacia el ingenio azucarero y hacia el centro poblado de Mones Quintela, lo cual le demandaba varios turnos diarios.
“En aquel momento teníamos tres Leyland Tigre de 1937 que habían pertenecido a Cutcsa. En 1978, durante el gobierno militar, quisimos traer un coche importado, de origen; pero no nos dejaban hacerlo, así que empezamos a construir cinco carrocerías en nuestros talleres de Bella Unión”, recuerda Nicola.
En la década de 1980, El Norteño comenzó a hacer con sus ómnibus propios, excursiones a Brasil, Argentina y Paraguay. Aunque el verdadero crecimiento lo alcanzó tras la desaparición de la compañía de transporte de pasajeros ONDA, la más importante del país, cuando se licitaron sus líneas interdepartamentales.
En 1992, la empresa adquirió las troncales Bella Unión-Salto-Montevideo, Bella Unión- Salto-Belén-Constitución, y Bella Unión-Tomas Gomensoro. Hoy, El Norteño cuenta con 60 empleados, 14 ómnibus y tres camiones.
Conexión con la capital
Un pasajero frecuente de la línea es Santiago Saldaña, de 26 años, quien tiene una discapacidad visible y desde niño utiliza la línea para conectarse con la capital del país. Incluso en algún momento fue becado para estudiar en Colonia del Sacramento y la empresa le ayudó con los pasajes.
“Soy oriundo de Bella Unión y pasajero desde recién nacido. Desde sus comienzos ha sido mi medio de transporte por temas de salud y de estudio. Es la unión que tenemos con la capital, la herramienta principal y la forma que tengo de conectarme con mi familia. Ahora estoy trabajando, terminé de estudiar, y vengo a visitar a mi familia y a los conocidos”, comenta Santiago.
Otro viajero ordinary es Juan Núñez, quien hace el recorrido desde que empezó a funcionar la línea. “Ahora viajo más seguido porque tengo problemas de salud y me tengo que hacer los controles en Montevideo”, explica. Y responde cuando se le pregunta si el viaje se le hace largo: “Lo es un poco, sí, pero hay que hacerlo porque hay motivos de salud para ello. Y la gente del ómnibus es maravillosa”.
Ideas para un viaje largo
1. ¿Cuál es el mejor sitio en el bus? ¡Lo más lejos del baño! Aunque alguien puede preferir no tener nadie delante que recline su asiento.
2. Llevar ropa cómoda y algo de abrigo. Olvidarse del glamour a bordo.
3. Para que los viajes largos pasen “sin darnos cuenta”, viajar de noche es lo más aconsejable. Lo mejor es subir al bus cansados, para poder conciliar el sueño rápidamente.
4. Sea de noche o de día, se recomienda llevar un libro, música, collection, películas o algún videojuego para pasar el rato.
5. Llevar comida y bebida para no gastar y depender de las estaciones de servicio u otras paradas.
(Lostraveleros.com)
” Fuentes www.elpais.com.uy ”