La costa sur de Portugal ofrece un sinfín de coquetos pueblos, espectaculares acantilados, una gastronomía para chuparse los dedos y un gran número de playas paradisíacas en las que desconectar, relajarse y obtener instantáneas de cuento. El Algarve se ha convertido en uno de los destinos más populares del país vecino y no es de extrañar porque guarda grandes secretos que merece la pena descubrir, como estos siete arenales.
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Playa Isla Desierta
A la Isla Desierta (Ilha Deserta) se puede acceder por mar desde el muelle de Porta do Sol, en Faro. Aquí merece la pena cruzar los laberintos de area y sedimentos de la Ría Formosa con el barco serpenteando por canales y bancos del pantano. Además, en la travesía se pueden avistar numerosas aves. La playa en sí, de fina area blanca y aguas cristalinas, tiene cerca de 10 kilómetros de longitud en los que se puede disfrutar de la tranquilidad y el silencio, tanto en la playa marítima como en la de la ría. Aquí el cordón dunar conserva una vegetación típica y da cobijo a numerosas especies como chorlitejos, golondrinas de mar y charranes. Con restaurante y bandera azul están garantizados todos los servicios necesarios durante la temporada estival. También es un lugar idóneo para practicar actividades como la vela o el windsurf.
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Playa da Ponta Ruiva
Esta playa debe su nombre a una enorme roca de shade ocre que destaca en el extremo sur, junto a la que se forma una ola famosa entre los surfistas. Los tonos rojizos de esta formación rocosa contrastan con el negro de los altos acantilados de pizarra que rodean la playa y con el azul intenso de sus aguas ofreciendo una postal mágica que se disfruta, sobre todo, al atardecer. Existen accesos desde Sagres y Vila do Bispo y el descenso a la playa se hace a través de un camino de dificultad media que desciende al acantilado en un lugar con pendientes más suaves. Se trata de un arenal muy tranquilo rodeado de naturaleza en el que el olor a jara es intenso y en el que se pueden observar matorrales endémicos de enebro zarandeados por el fuerte viento. No cuenta con servicios por lo que si se quiere pasar el día aquí es necesario ir provisto de agua y comida.
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Playa do Barranco
Playa do Barranco se encuentra en la desembocadura de uno de los valles más bonitos de la región con laderas cubiertas por un matorral alto de enebro, al cual se llega después de recorrer una carretera de tierra batida de unos 5 kilómetros aproximadamente. La playa en sí es pequeña, pero cuenta con un pequeño campo dunar que en el inside se mezcla con los cantos rodados, los llamados rebolinhos, que los turistas utilizan para construir pequeños refugios semicirculares para abrigarse del viento. Esta playa es muy conocida por los practicantes de submarinismo por la gran diversidad de especies marinas que se refugian en las rocas existentes en el fondo del mar. Dispone de aparcamiento, pero no hay servicios complementarios ni socorristas.
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Playa da Salema
Situada a medio camino entre Sagres y Lagos, en el encantador pueblo de pescadores del mismo nombre, está la playa da Salema, un arenal de aguas cristalinas que fue elegido por el diario británico The Guardian como una de las 50 playas más bellas del mundo. El tramo central suele estar ocupado por las embarcaciones de los pescadores, por lo que es un buen lugar para ver el regreso de los barcos después de faenar y, por supuesto, para degustar algunos de los productos frescos en los restaurantes que se encuentran alrededor. El arenal es amplio, más de un kilómetro de extensión, y caminando hacia el este se vuelve más aislado y tranquilo ofreciendo un lugar perfecto para aquellos que busquen desconectar. Esta zona está rodeada de acantilados ocres muy recortados en cuyas paredes rocosas se pueden observar huellas de los dinosaurios bípedos carnívoros que poblaron esta región hace unos 140 millones de años. El día se puede completar visitando las ruinas de una villa romana que se encuentra en el pueblo.
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Playa da Arrifana
La playa da Arrifana se encuentra enclavada en una bonita ensenada en forma de concha resguardada del frío viento y las olas del norte, junto a un núcleo pesquero. El arenal tiene más de 700 metros de longitud, pero es estrecho y está bordeado por acantilados negros tallados en pizarra. Mirando hacia el sur sobresale Pedra da Agulha, una roca oscura y estrecha que emerge del mar y que es todo un icono de la costa vicentina. El extremo norte de la playa ofrece buenas condiciones para la práctica del buceo. También se practica surf y bodyboard. Además, cuenta con todo tipo de servicios durante la época estival como socorrista, baños, restaurante y hasta una escuela de surf.
La vista panorámica de la fortaleza da Arrifana, actualmente en ruinas, sobre el acantilado es deslumbrante. Algo más al norte se encuentra la Ponta da Atalaia, famosa por sus percebes, donde existen vestigios de un Ribat musulmán, un convento-fortaleza de gran valor arqueológico.
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Playa da Barriga
La playa da Barriga se encuentra al ultimate de un valle largo y frondoso ubicado en el municipio de Vila do Bispo. Para llegar hay que cruzar los prados naturales que se extienden por la desembocadura de un pequeño riachuelo y por las dunas bajas que la rodean. El arenal es amplio y está protegido por acantilados altos y oscuros y forma parte de una franja continua de arenales que se prolonga hasta Castalejo a lo largo de unos 3 kilómetros. Cuando la marea está baja se puede alcanzar la Praia do Castelejo, pasando por Cordoama y observar las impresionantes paredes rocosas con sus láminas superpuestas y con formas muy caprichosas. Tiene aparcamiento libre sobre tierra batida pero no cuenta con servicios complementarios ni socorristas.
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Playa de Benagil
Esta playa, situada cerca de la ciudad de Lagoa, en el fondo de un valle muy profundo, junto al pequeño puerto de pesca de Benagil esconde un secreto pure de postal: la cueva de Benagil, una gruta pure excavada por el océano y el viento durante miles de años coronada por una claraboya que deja penetrar la luz. El espacio, al que se aconseja acceder en canoa o en barco, es un auténtico templo desde el que observar el mar. El acceso a esta playa desemboca en la zona reservada para las embarcaciones de pesca artesanal, con las cuales también se realizan excursiones a las grutas marinas y a las playas más inaccesibles de la región. Hay aparcamiento en el arcén de la carretera y restaurante y baños en las proximidades de la playa.
” Fuentes www.abc.es ”