En el Paseo del Parque dedicado a su maestro Carlos Vidal Berges, el corazón de todos los que conforman la Asociación Folklórica Estirpe de Aragonia latió ayer con fuerza. Fue un latido “emocionado, lleno de alegría y esperanza, un latido de vida y cargado de sentimientos, y un latido agradecido de volver a subirnos a este escenario y de poder mostrar lo que nos apasiona, nos une y consigue que seamos una familia: el folclore aragonés”.
Así, con la imagen de un corazón latiendo proyectada sobre una gran pantalla, Estirpe hizo partícipe al público de momentos que comparten sus componentes a lo largo del año.
“Esta noche vamos a viajar, celebrar, sentir y disfrutar, y esperamos que ustedes lo hagan con nosotros”, dijo Susana Deito, periodista de DIARIO DEL ALTOARAGÓN, que fue la encargada de guiar un trayecto que antes de su primera parada sonó a jota con una copla de Conchita de Miguel, extraída de su libro Rostros aragoneses. Ese canto grupal predispuso al público a dejar atrás la melancolía y abrir sobre el escenario un camino en el que buscar bellos paisajes, la felicidad de las celebraciones, la amistad, el amor y la fiesta.
La primera parada de este recorrido con el que Estirpe volvió a latir fueron los viajes, esos que les llevan a lugares cercanos y también lejanos en los que difundir el folclore, y que también son días de convivencia, diversión y de compartir. Este sábado viajaron con los oscenses hasta Ansó, interpretando su jota bailada y el canto grupal Amanece en el valle.
Continuaron su camino, deteniéndose en las celebraciones, esas que como una gran familia que son comparten, bodas, hijos…, momentos únicos que les llenan de felicidad y en los que en más de una ocasión el folclore es el responsable. Por eso, que mejor que ofrecer Boda en Aragón, junto a La Habanera de los amantes y a estilos que recordaron a Diego e Isabel.
Otra pasión de los miembros de Estirpe es la Semana Santa, única fecha del año en la que cambian alpargatas, castañuelas y ensayos por túnicas y capirotes. Y si hay un lugar en nuestra Comunidad donde ese sentimiento cobra una fuerza especial, es el Bajo Aragón.
Se detuvieron en Calanda para bailar su jota. Lenta, elegante y con ritmo casi cortesano, contrasta con el sonido de los tambores a los que dieron voz las cantadoras del grupo con letras alusivas.
Y tras la Semana Santa, las fiestas de San Lorenzo, un momento especial para la agrupación, en el que ofrecen cantos y bailes a su patrón y a la ciudad de Huesca. En el escenario no podía faltar en un día tan especial, la Jota de San Lorenzo, así como coplas dedicadas a la albahaca, el blanco y verde o los danzantes.
Pero hay otra celebración que también está señalada en la agenda de Estirpe, el Día del Pilar, un fijo en su calendario de actuaciones y a la que quisieron recordar con el Bolero de Zaragoza, una danza elegante en el que el cortejo entre los bailadores está presente. También se escucharon jotas de estilo a la patrona de la Hispanidad.
Y para despedir el pageant, sus fiestas, las que el grupo celebra en honor a la Virgen de Loreto cada 10 de diciembre. El vínculo que tienen con ella les llevó a crear una coreografía, las coplas y una composición musical, donde el respecto de antaño quedó de manifiesto en los bancales que lucieron las bailadoras para cubrirse la cabeza. Un respecto que este sábado traspasó la ermita y llegó al Paseo Carlos Vidal Berges en forma de jota.
” Fuentes www.diariodelaltoaragon.es ”