Por Agustina Airut
Fotos gentileza Gon Granja
Todavía está en estado de alerta, pensando en los minutos contados que le quedan de luz pure para sacar la foto perfecta, para cocinar su cena o para resguardarse. Hablamos de Gonzalo Granja, un fotógrafo cordobés de espíritu aventurero que decidió viajar a lo largo de las Rutas 40 y 3 para retratar los mejores paisajes y lugares de Argentina, desde La Quiaca hasta Ushuaia.
Hace algunas semanas regresó a su casa en Alta Gracia, Córdoba, después de recorrer la Argentina de punta a punta. Una aventura que lo llevó a convertir los 5.000 km que comprende el camino, en 65.000 km de puras anécdotas. “Siempre me encontraba con lugareños, paisanos -el que lleva el paisaje adentro- que me invitaban a retratar lugares. Entonces yo pensaba, si no voy ahora, ¿Cuándo voy a ir? Y ahí empecé a salir de la ruta y empecé a coserla“, comenta entusiasmado.
Glaciar Perito Moreno, Calafate
Gonzalo retrata belleza pure. Su trabajos se inspiran en la experiencia de viajar y estar en contacto con la naturaleza. “No lo hago buscando hacer un atlas, sino que trato de mostrar en una sola obra, que en nuestro país hay yunga, bosques, glaciares, volcanes y un montón de ecosistemas que hace falta cuidar y valorar. Nuestro país es inmenso. A veces por la distancia o las comunicaciones, muchos no lo conocen, los del Norte no conocen el Sur y viceversa. Nosotros mismos no conocemos nuestra provincia. Siempre se habla de los mismo lugares“, expresa. Por eso, trata de inmortalizar aquellos lugares que no aparecen en el mapa o en los folletos turísticos. Un proyecto cuya columna vertebral son las Rutas 40 y 3, ambas utilizadas como una excusa para dar cuenta de la diversidad que alberga el territorio argentino.
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Después de medio año de investigación y planificación, y de una colecta que realizó para financiar el viaje, se lanzó a la aventura. El periplo comenzó en 2019 en La Quiaca, Jujuy. Junto a su camioneta, en 5 meses ya había recorrido 8 provincias. Pero el vehículo, de 22 años de antigüedad, sufrió un desperfecto técnico, lo que lo obligó a volver a Córdoba porque el arreglo period significativamente más barato. “Me endeudé hasta los dientes y la adapté para dormir, cocinar, guardar equipos. Y yo sabía que algo podía fallar”, recuerda. Gonzalo hizo de su auto, su casa. Durmió en su inside a lo largo de todo el viaje.
Cono de Arita, Salta
Y entonces pasó lo que nadie esperaba, una pandemia obligó a todos a quedarse en casa. Confiesa que, a pesar de la angustia, ese tiempo le sirvió. Se dedicó a revisar el materials de los 5 meses “Me vino bien para tomar perspectiva de todo. De lo que tenía y lo que me faltaba”, confiesa. Claro que, a pesar de tener la mente ocupada, ver cómo un sueño se demora no es cosa fácil. “Me encontré trabajando la paciencia, la resiliencia, la frustración. Siempre trato de hacer el mismo ejercicio. Trato de ser positivo, de pensar cómo salir. Porque si salgo, voy a tener una muy buena historia para contar”, reflexiona.
Con las sucesivas flexibilizaciones y el auto en marcha, en septiembre de 2021, retomó la ruta. El auto volvió a ser su casa durante los 8 meses siguientes. Viajó desde Bariloche, el último destino antes de que su camioneta se rompiera, hasta el fin del mundo.
Sarmiento, Chubut
¿Cómo empieza esta historia?
Para pensar en sus comienzos, hay que trasladarse a la década del ’90 e imaginar las cámaras con rollo. “Esas que se usaban para ocasiones especiales”, cube entre risas. Sus hermanos mayores, se la daban cuando el rollo estaba llegando a su fin y “de repente, cuando se revelaban el rollo, había 36 fotos de gente abrazada y aparecían las mías, que eran siempre distintas. Le sacaba una foto a un juguete o a un rayo de luz que entraba por la ventana. Cosas que me llamaban la atención”, recuerda.
Cuando creció, estudió Diseño y Comunicación y trabajó 5 años como docente y con agencias. Recuerda el día que regresó después de grabar el comercial de un detergente como un día clave. “Cuando volví a casa me sentí muy triste, muy angustiado. Me empecé a hacer preguntas y me di cuenta que no estaba haciendo nada con mi creatividad. No estaba siendo feliz con mi trabajo. Entonces empecé a salir a la naturaleza para despejar el bocho”, recuerda.
Serranías del Hornocal, Jujuy
La cámara lo acompaña desde siempre. Como algo obvio, cada ve que volvía de cada escapada, mostraba sus fotos. Es ahí donde cube que se dio cuenta de que la fotografía había estado siempre presente en su vida. A través de su trabajo, intenta vivirla como una invitación a pertenecer, “a compartir el valor que tiene la naturaleza y sus espacios y dejar de verla como algo ajeno”, reflexiona.
Desde ese momento, camina junto a su cámara. Hace 10 años se dedica a la fotografía y hace 5 es fotógrafo de la naturaleza. “Maravillas de Córdoba” es su primer libro, en el que compila rincones naturales de la provincia que lo vio nacer. “Me llevó un año hacerlo. Dormía en un Suzuki Fun y me quedaba varios días en un mismo lugar para no tener que volver a casa. ‘Maravillas de Córdoba’ fue como cerrar un gran ciclo. Siento que pude devolverle algo al lugar que nos dio todo a mi, a mi familia y a mis amigos“, reflexiona.
El próximo paso es procesar toda la información y las imágenes de su viaje por la Argentina y cerrar el ciclo con un proyecto related. “La idea es lanzar el libro a mediados del 2023“, anticipa Gonzalo.
Para ver más imágenes del fotógrafo, conocer más acerca de su trabajo y comprar su libro, se puede visitar su sitio web.
” Fuentes www.cadena3.com ”