El presidente en funciones de la Associació de Petits i Mitjans Resorts de Mallorca —asociada a PIMEM— y CEO de Hoteles Orme, Juan Manuel Ordinas (Palma, 1966), trabajó en su juventud en el sector de la banca, si bien lleva ya veinticinco años en el sector hotelero. Ordinas recuerda al inicio de la entrevista que los hoteles pequeños y medianos son, esencialmente, establecimientos que pertenecen a empresas familiares, de no más de 150 habitaciones.
¿Este tipo de hoteles tienen algún rasgo específico que puede resultar quizás más atractivo para el potencial cliente?
Yo creo que hay una tipología de cliente que prefiere el pequeño y mediano resort, del mismo modo que hay también una tipología de cliente que prefiere, por ejemplo, el pequeño comercio. Hay un porcentaje muy importante de turistas a los que les gusta acudir a pequeños hoteles. Esto lo podríamos extrapolar también a una casa rural o a un agroturismo, para personas que desean huir un poco de la masificación. También es cierto que hay otro tipo de cliente, que prefiere, en cambio, grandes hoteles, numerosas animaciones y muchos servicios. En ese sentido, la hostelería tiene que ofrecer todo tipo de opciones para que todos los turistas puedan escoger luego entre ellas.
¿Podríamos establecer entonces, en cierta forma, un símil con el pequeño comercio y las grandes superficies?
Yo creo que sí. Siguiendo con su símil, podríamos decir que cuando uno acude a un pequeño comercio y no a una gran superficie es porque busca a lo mejor una atención más personalizada, porque quizás sus peticiones son atendidas de una forma más próxima o porque normalmente trata con la propiedad del negocio. Si cuando uno tiene un posible problema puede exponerlo directamente a la propiedad, en nuestro caso a la propiedad del resort, lógicamente las posibilidades de solucionar ese problema son mucho más amplias.
Eso está bien…
Sin embargo, parece que el Govern pretende eliminar nuestro sector, intentando que los hoteles de menos de dos estrellas, que en su mayoría son establecimientos pequeños, salgan del mercado, mermando una posibilidad importante de comercialización y de seguir ofreciendo un producto muy variado a todos los mercados mundiales.
“Lo que más criticaría de la nueva ley turística del Govern es la falta de comunicación y de consenso que ha habido”
Precisamente, iba a preguntarle ahora por la nueva Ley de Turismo. ¿Cómo la valoran?
Posiblemente, tendrá alguna que otra ventaja, pero lo que más criticaría de esta ley turística es la falta de comunicación y de consenso que ha habido. No se trata de redactar una ley para luego corregir dos puntos y dejar a tres hoteleros contentos. Para mí, la nueva ley parte de un error de base, que es que el Govern no cuenta con los principales actores del sector, que serían tanto los hoteleros como los trabajadores. Al Govern le ha faltado sentarse con todos estos actores para redactar dicha norma. A mi juicio, se dio mucha prisa para preparar esta ley y sacarla al mercado.
¿En qué sentido?
En el sentido de que el Govern debería haber trabajado en este tema durante algo más de tiempo, intentando consensuar un texto en donde el 80 por cien del sector se sintiera cómodo, en lugar de sacar una ley que parece que va como a salto de mata. Si ahora mismo hay ya un partido —el PP— que cube que lo primero que hará si gana las elecciones y gobierna es derogar la ley, vamos mal. Hay demasiado en juego para que desde la oposición se plantee ya esto. Por ello, insisto, debería haber sido una ley consensuada por todos los actores, es decir, partidos políticos, empresarios y sindicatos.
¿Pero no existía el peligro de que la nueva ley se demorase varios años?
Yo creo que no pasa nada por sacar una nueva ley turística dentro de dos o tres años, o por el hecho de que pueda ser aprobada por un partido distinto a los que gobiernan ahora. Lo importante hubiera sido trabajar sobre unas bases, para hacer una ley bastante definitiva y pensada para el largo plazo, con la que todos estuviéramos de acuerdo, incluidos otros sectores que también dependen del turismo. Es cierto que el sector turístico evoluciona y se mueve, pero no creo que sea bueno que las leyes estén cambiando cada dos por tres de cara a nuestros países emisores.
“Si la Administración no se hace cargo de que la inflación hay que pararla de algún modo, no sé hasta cuándo podremos aguantar”
¿Por qué ha decidido no seguir al frente de la Associació de Petits i Mitjans Resorts?
Mi compromiso period por dos años y lo he cumplido. Cuando se creó esta asociación, me propusieron que yo fuera el presidente, por mi experiencia, por mis conocimientos y por mi trayectoria profesional. A lo largo de estos dos años, me he encargado de que a nivel social y político nos conociesen, una labor que creo que se ha hecho de manera satisfactoria. Por todo ello, pienso que es el momento de que venga alguien más joven y de que coja el relevo. Yo he cumplido mi trabajo y ahora hay que dar paso a otras personas, para que afronten los nuevos retos que vienen.
¿Cómo está siendo la precise temporada?
Bueno, va un poco por zonas. Hay zonas que están funcionando muy bien esta temporada, con precios muy competitivos, como por ejemplo Sóller, mientras que hay otras zonas, como por ejemplo la Playa de Palma, que no están en tan buena posición, aunque no es que estén funcionando mal. En cualquier caso, en el caso concreto de la Playa de Palma creemos que todavía falta mucho para que se pueda llegar a las cifras de 2019. Por otra parte, tenemos que ver cómo influirá el incremento de la inflación en las cuentas de resultados de los hoteles, porque aún desconocemos, por ejemplo, cuál será el tope del precio del gasoil.
¿No se puede calcular entonces cuál puede ser la repercusión de la inflación?
Todavía no. Piense que en muchos casos las reservas se hacen con meses de antelación. Ello significa que si la escalada de precios continúa como hasta ahora, habrá casos en los que a lo mejor preveías inicialmente ganar un veinte por cien y finalmente sólo ganarás un cinco por cien o incluso perderás dinero. En ese sentido, hasta que no cerremos la temporada y sepamos los costes que hemos tenido que asumir, no podremos hacer un steadiness completo. Tenemos que ser un poco pacientes y esperar.
“Este año estamos notando que el tiempo medio de estancia del cliente se ha reducido”
Aun así, ¿han notado ya algún efecto?
Sí, efectivamente. Este año estamos notando que el tiempo medio de estancia del cliente se ha reducido. Así, si antes podían ser, por ejemplo, tres noches y cuatro días, ahora son dos noches y tres días. Esto hace que aumenten nuestros costes, porque hay más cambios de sábanas, más salidas y más entradas. Pero bueno, es lo que hay, no podemos cambiar la precise situación. Ahora estamos con una inflación por encima del 10 por cien y tendremos que sufrirla. Este año es así, del mismo modo que en los dos años anteriores estaba el Covid. Este año nos toca luchar con esto. Es cierto que a lo mejor se podría intentar subir el precio, pero el cliente también ha de poder pagarlo.
¿Qué le piden a la Administración?
Creo que tendríamos que hacer entender a quienes tienen que tomar decisiones que necesitamos más ayudas, pues por ahora no hay manera de controlar la inflación y nuestros costes se están duplicando. El desfase es muy grande. Si la Administración no se hace cargo de que esto hay que pararlo de algún modo, no sé hasta cuándo podremos aguantar.
¿La escalada de precios podría acabar mermando de algún modo la calidad que ofrecen los hoteles?
Yo quiero entender que no. Las empresas de servicios tenemos muy claro que dependemos de nuestros clientes, que en muchas ocasiones suelen repetir y acudir al mismo establecimiento hotelero. Nuestros clientes hacen comentarios en Web y son críticos cuando no reciben lo que creen que deberían recibir en función de lo que han pagado por la categoría del establecimiento en el que se hospedan. En ese sentido, yo creo que el sector hotelero seguirá dando la calidad que siempre ha ofrecido y que no reducirá costes a costa de mermar la calidad, pues el prestigio está en juego y no creo que nadie quiera jugar con esto.
“Si absolutamente todo tiene que caer siempre sobre las espaldas de la inversión privada, es razonable que uno se pregunte qué ganará si abre su establecimiento en invierno”
¿Les preocupa el repunte de contagios del Covid?
El hecho de que suban los contagios no es una buena noticia, evidentemente, por lo que habrá que estar atentos a ese repunte a lo largo de este mes de julio. Dicho esto, también creo que, a nivel common, el Covid ha dejado de ser ya la primera preocupación, a diferencia de lo que ocurría el año pasado. Los ciudadanos saben que el coronavirus aún existe y por eso siguen siendo prudentes, pero no tienen hoy el miedo que tenían antes. Cuando paseo por la Playa de Palma, veo que la práctica totalidad de la gente va sin mascarilla por la calle. Todo el mundo tiene ahora la información necesaria. A partir de ahí, si en algún momento hemos de pasar el Covid, lo pasaremos.
¿Cree que es viable potenciar un poco más la desestacionalización en invierno?
Hay que partir de la base de que una persona que desea viajar o irse de vacaciones estudia siempre las distintas ofertas turísticas que hay. En ese sentido, es posible que esa hipotética persona se pregunte qué puede ofrecerle Mallorca en noviembre o diciembre, por ejemplo, comparado con lo que le puedan ofrecer ciudades como Madrid, Barcelona, Londres, París o Roma. Esa persona quizás decida venir a Palma un fin de semana, para pasear por la ciudad, pero seguramente sólo permanezca aquí esos dos o tres días.
¿Qué deberíamos hacer entonces?
Deberíamos crear unas infraestructuras que hoy no tenemos para potenciar por ejemplo la celebración de eventos deportivos en invierno, teniendo en cuenta las suaves temperaturas que tenemos en Mallorca en esa época del año. Pero eso es algo que veo complicado a corto y medio plazo, porque posiblemente muchos de esos eventos durarían sólo un fin de semana y ello haría que seguramente no fueran rentables. Mantener toda una plantilla hotelera en ese contexto resulta complicado.
No compensaría económicamente…
Así es. Si yo he de tener las calderas de mi resort en marcha durante todo el invierno o he de encender las luces cada día a las seis de la tarde, pero debo seguir pagando lo mismo en Seguridad Social, no compensa que tenga el establecimiento abierto. Sería distinto si desde la Administración nos dijeran, por ejemplo, que si abro en invierno y contrato a un número determinado de personas, tendría una bonificación en la Seguridad Social del 50 por cien. Pero nadie hace nada. Por tanto, si todo, absolutamente todo, tiene que caer siempre sobre las espaldas de la inversión privada, es razonable que uno se pregunte qué ganará si abre su establecimiento en invierno.
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” Fuentes www.mallorcadiario.com ”