Dos años de pandemia, con duras restricciones a los viajes durante buena parte de ellos, han llevado a los turistas británicos a tener muy claro que es lo primero que van a sacrificar para afrontar la espiral alcista de precios que ha elevado el coste de la vida en los últimos meses ante las repercusiones económicas de la guerra de Ucrania. A la hora de reducir su gasto, los consumidores británicos prefieren recortar en restaurantes y en comprar ropa antes que en viajes, según pone de relieve una encuesta de Promoting Week Europe y Lucid, que no obstante resalta que una parte de este mercado asume que tendrá que renunciar a sus vacaciones.
El incremento del precio de la energía y de las materias primas ha disparado los precios y está provocando una pérdida de poder adquisitivo de los consumidores británicos que, en consecuencia, están reduciendo sus previsiones de gasto.
El estudio constata que la disaster inflacionista ya ha obligado a muchos encuestados a ajustar su estilo de vida. Así, más de dos tercios (un 69%) de los encuestados dicen que al tener que afrontar unas facturas más altas van a intentar ahorrar el dinero que gastaban comiendo en restaurantes o pidiendo comida para llevar, mientras que un 60% asegura que reducirá su gasto en ropa.
Sin embargo, menos de la mitad (46%) señala que reduciría el gasto en viajes y vacaciones, lo que indica que cancelar viajes ya retrasados por la pandemia está fuera de discusión para muchos
La cuarta opción de los encuestados para ahorrar es frenar su inversión en salud y bienestar, con un 21% que planea reducir el gasto en gimnasios.
Viajeros en el aeropuerto de Heathrow.
Y es que casi el 40% (39%) de todos los encuestados dicen que sus facturas de energía se han disparado entre un 50 y un 75%.
“La disaster por el alto coste de vida ya es una realidad para las personas en todo el Reino Unido. Más de la mitad de los consumidores están haciendo cambios en su estilo de vida como respuesta”, señala la presidenta de Advertising Week Europe, Ruth Mortimer
Al respecto, apunta las elevadas expectativas de los consumidores para que las marcas los ayuden a manejar esta crisis: “Deben considerar cuidadosamente el sentimiento público y compaginarlo con sus propias presiones de costes”, afirma.
Generaciones
Si bien el alza de los precios ha provocado que dos tercios de los encuestados empiecen apretarse el cinturón, la crisis se ha sentido más profundamente en las generaciones más mayores. El 72% de las personas de 42 a 67 años sostienen que, como resultado, ya han comenzado a hacer cambios en la forma en que gastan.
“Es remarcable que todas las generaciones han tenido que hacer ajustes significativos en el estilo de vida para hacer frente al aumento de los precios”, señala Mortimer
Por su parte, los millennials (entre 26 y 41 años) también están sintiendo el impacto, ya que el 69% ha realizado cambios en su estilo de vida para hacer frente a la disaster, algo que está afectando a menos de la mitad (49%) en el caso de la Generación Z (entre 18 y 25 años).
“La principal preocupación del ciudadano británico en este momento es económica. En concreto, llegar a final de mes. Este abril va a subir casi todo: desde la factura del gas y de la electricidad -se espera que aumente un 54%-, a la del agua, el teléfono móvil o fijo, los impuestos municipales o la pinta de cerveza… Según un cálculo elaborado por el diario ‘The Mirror’, las familias británicas serán una media de unos 2.400 euros más pobres este año por la subida de los precios. Hablan aquí de la mayor caída de los estándares de vida desde 1956“, explicaba en una entrevista a HOSTELTUR la periodista Ainhoa Paredes, corresponsal en Londres de Informativos Tele5.
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” Fuentes www.hosteltur.com ”