El avión Boeing 707 del presidente norteamericano Dwight Eisenhower tomó tierra en el aeropuerto de Torrejón de Ardoz una fría tarde de invierno del 21 de diciembre de 1959 a las cuatro y media de la tarde. Francisco Franco, jefe de Estado español y normal, como Eisenhower, le esperaba al pie de la escalerilla. Period la primera visita de un presidente de EEUU a España. Ambos jefes de Estado subieron a un Mercedes W31 G4 descapotable de seis ruedas a la que siguió una comitiva formada por varios coches con la que se trasladaron a la capital bajo una tenue llovizna.
En el recorrido de 20 kilómetros desde el aeropuerto hasta el Palacio de la Moncloa (donde se alojaría el norteamericano), los mandatarios saludaron a más de un millón de personas que agitaban banderitas de ambos países. Los vehículos iban escoltados por la guardia de honor de Franco a caballo. Se colgaron 60.000 banderas, se distribuyeron 20.000 retratos de ambos mandatarios, y se encendieron 360 proyectores y 20 millones de bombillas para iluminar Madrid. A lo largo del camino se colocaron imponentes arcos de triunfo florales. Al closing de la Gran Vía, en la Plaza de España, Ike Eisenhower vió su nombre en un gran letrero luminoso coronando la Torre de Madrid, el entonces edificio más alto de Europa. La gente vitoreaba con fervor su hombre españolizado: ¡Ique! ¡Ique! ¡Ique!”.
No se recordaba en la historia de España un agasajo tan espectacular como el que vivió el presidente del país más poderoso del mundo. Le hicieron alcalde honorario de Marbella y hasta miembro de honor de la hasta entonces desconocida Federación Española de Béisbol. Su esposa, la señora Eisenhower, recibió un par de mantillas de blonda, y, según ‘La Vanguardia Española’ (hoy, ‘La Vanguardia’ a secas), también un cuadro y varios libros sobre el turismo en España. Por la noche, la pareja presidencial norteamericana fue agasajada en el Palacio de Oriente con una cena donde estaba toda la elite política y económica española. Según ‘Abc’, el banquete de gala consistió en un menú nacional: caldo de ave con néctar, lubina del Cantábrico con patatas al vapor, silla de ternera de Castilla con salsa bearnesa, verduras de La Granja, helado de café, tarta de crema al limón y dulces variados completaron la minuta de aquella cena, regada con jerez Fino La Ina, vinos de Bodegas Franco-españolas, Marques de Riscal reserva 1933, “champán” (sic) Perelada, brandy Carlos I y Terry Gran Reserva.
Francisco Franco se levantó para dar un discurso de bienvenida y en un momento emocionante miró al presidente Eisenhower y dijo: “Nuestros dos países están alineados en el mismo frente de la paz y de la libertad”. Todos aplaudieron. “Madrid recibe entusiásticamente a Eisenhower”, dijo al día siguiente la portada ‘Abc’. “España os abre las puertas de su casa (Franco a Eisenhower)”, en ‘Arriba’. “Franco recibe al presidente Eisenhower”, tituló ‘La Vanguardia Española’. “La extraordinaria recepción hecha en España a Eisenhower ha impresionado a Occidente”, se leyó en el diario ‘Madrid’. “Madrid en masa aclama a Eisenhower”, tituló ‘Ya’.
Aquel mismo año, presionados por EEUU, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la OCDE aprobaron el Plan de Estabilización español y el país empezó a recibir ayuda económica del Banco Mundial y de Estados Unidos. Aquella visita fue el símbolo de la década prodigiosa que se iniciaría en España, pues el país creció a un ritmo económico nunca visto en su historia. España liberalizó parcialmente su economía y se convertiría en la novena potencia industrial del mundo. Para algunos analistas internacionales, las democracias occidentales, con Estados Unidos a la cabeza, estaban haciendo la “vista gorda” con el régimen de Franco ya que no era lo que se dice una democracia pues no existían partidos políticos ni libertad de prensa.
El jeque está al frente de uno de los países más ricos del mundo si se mide en la renta per cápita: casi 50.000 dólares al año
Sesenta y tres años después, el régimen español desempolvó sus uniformes y cepilló sus caballos para recibir al emir de Qatar con una ceremonia nunca vista desde entonces. Acompañamiento hipomóvil de la Guardia Actual, descargas en al Patio de Armas y cena de gala en el comedor del Palacio de Oriente con las fuerzas vivas del país. “La larga amistad entre nuestros dos pueblos hermanos empieza hoy una nueva e ilusionante etapa en la que consolidaremos lo ya logrado y alcanzaremos objetivos más ambiciosos”, indicó el rey Felipe VI. Todos aplaudieron. El objetivo era el mismo que con la visita de Eisenhower: dinero.
El jeque Tamim Bin Hamad Al-Thani afirmó en su discurso que su país iba a invertir 5.000 millones de dólares en España (4.700 millones de euros). El jeque está al frente de uno de los países más ricos del mundo si se mide en la renta per cápita: casi 50.000 dólares al año. España tiene 27.000 dólares, según las estadísticas del Banco Mundial. Las reservas de petróleo de Qatar no son comparables a las de sus vecinos árabes, pues son de 25.000 millones de barriles, o el 1,5% mundial. Pero su producción de gas es portentosa: es el sexto productor mundial, con 450.000 barriles de gas natural al día, según BP Statistics.
Pero Qatar depende tanto de sus materias primas, que cuando el precio de estas se hunde, toda su economía va cuesta abajo. En 2014, el PIB de Qatar llegó al máximo de su historia con 206.000 millones de dólares. Dos años después cayó a 151.000 millones. Luego se recuperó, pero la Covid le golpeó y cayó al PIB más bajo en los últimos diez años: 146.000 millones de dólares. De todos modos, si se dividen los ingresos por el número escaso de ciudadanos del país, la renta per cápita sigue siendo una de las más altas del mundo. Ahora, con el precio de las materias primas por las nubes, el país está recuperando la inercia de otros años.
Qatar tiene tanto dinero que posee uno de los fondos soberanos más importantes del mundo: se llama Qatar Investment Authority y es el décimo más poderoso con 366.000 millones de dólares. Lo tiene invertido alrededor del globo en patrimonio inmobiliario, infraestructuras, tecnología, telecomunicaciones, medios de comunicación, salud, instituciones financieras, gran consumo, empresas industriales y otros fondos, según su página web. Tiene el 15% de la Bolsa de Londres, el 17% de Volkswagen, así como parte del Empire State, Barclays, Miramax, Credit Suisse y toda la cadena de televisión árabe Al Jazeera. En España tiene acciones en Marina Port Tarraco, los Hoteles W de Barcelona, parte del Intercontinental de Madrid, la inmobiliaria Colonial, el 9,57% de Iberdrola, el 10% de El Corte Inglés… Qatar Airways tiene 40 destinos compartidos con Iberia.
Ser qatarí en este mundo, es como ser actor de Hollywood. Por ejemplo, el qatarí Nasser al-Khelaifi fue nombrado en 2014 “el árabe más querido de Francia” por el presidente francés. Al-Khelaifi es dueño del PSG, el equipo de fútbol más famoso de Francia, cuyos fichajes han sorprendido al planeta: Messi, Neymar, Ramos, Mbappé, Ibrahimovic… Al-Khelaifi compró el PSG en 2011 como presidente de Qatar Sports activities Investments, que a su vez es parte del fondo soberano de su país. Además es uno de los veinte miembros del comité ejecutivo de la UEFA. El reino árabe también movió sus hilos de oro para ser elegido sede del Mundial de Fútbol, cuyos partidos se celebrarán este año en noviembre en Doha. Volkswagen será una de las beneficiadas pues Qatar firmó un acuerdo con los alemanes para introducir una flota de vehículos eléctricos en las calles de Doha.
¿Y cómo es Qatar políticamente hablando? El país del jeque Tamim Bin Hamad Al-Thani es una monarquía hereditaria, aunque el libro de la CIA (Factbook) lo describe como una “monarquía absolutista”. Los Al-Thani llevan ahí 200 años. Son los que mandan. El Consejo Asesor (Congreso) está compuesto por 45 miembros. Quince de ellos los elige el propio jeque a dedo, y los restantes treinta los eligen los ciudadanos mayores de edad (18 años) pero, como no hay partidos políticos, los candidatos son personas afines al régimen. Hubo mujeres candidatas en las últimas elecciones, pero ninguna fue elegida para el Consejo. Más o menos como period el régimen de Franco. Para Qatar, ser aceptada internacionalmente le permite salir del bloqueo a que le han sometido sus propios aliados árabes.
La alianza, guste o no, es necesaria para asegurar el futuro energético de España y, por eso, las ceremonias hicieron su papel
En 2014, Arabia Saudí, Bahréin, Egipto y Emiratos Árabes Unidos, empezaron a congelar sus relaciones por las declaraciones del régimen qatarí de apoyo a gobiernos terroristas de Libia y Siria. En 2017 se unieron Yemen, Mauritania y Libia, y los países limítrofes ordenaron un bloqueo por aire, mar y tierra contra Qatar, pues acusaban al emirato de financiar y apoyar a organizaciones terroristas por toda la región y de ser amigos de Irán. España, por cierto, fue impartial ante el bloqueo, lo cual fue lo mismo que apoyar el bloqueo. “España y Portugal han sido de los pocos países europeos que no han recibido al emir ni han organizado visitas de nivel a Qatar durante el bloqueo. Por el contrario, países como Alemania, Francia, Italia o Estados Unidos han gestionado visitas de Estado entre el Emir y sus primeros ministros y a nivel de ministro también”, decía un informe del ICEX, el Instituto de Comercio Exterior.
En los últimos años (quitando el atípico año de la pandemia), las exportaciones de España a este país han oscilado entre los 300 y los 400 millones de dólares al año, y las importaciones (hidrocarburos, sobre todo) han oscilado alrededor de los 800 millones de dólares. Qatar ha ganado dinero con España. Para sorpresa de los analistas, está mejor situada que España en el índice mundial de corrupción de Transparencia Internacional. Según esta organización, el país árabe es menos corrupto que España (puesto 31; España, puesto 34). Grandes empresas españolas operan allí como Acciona, Iberdrola, Isolux y FCC Development. Iberdrola en concreto tiene un centro de innovación en el Parque Tecnológico y Científico.
La visita del emir de Catar de estos días a España tenía un interés económico y estratégico tanto para el país árabe como para los españoles. España se asegura unas fuertes inversiones directas y además una fuente de suministro de gasoline, lo cual es como tener un plan b en caso de que falle el suministro con Argelia. Pero no es una democracia tal como se entienden las democracias, por lo cual muchos comentaristas se han molestado porque el gobierno español ha hecho la “vista gorda” con el régimen árabe.
La alianza, guste o no, es necesaria para asegurar el futuro energético de España y, por eso, las ceremonias hicieron su papel. Había que agasajar al nuevo Eisenhower. De hecho, en la cena de gala no hubo carne en respeto a los elevados comensales. Constó de un menú a base de espárrago blanco y verde con tartar de ventresca de atún, mero con arroz meloso y cerezas, queso fresco y pimienta sichuan. La reina no llevó corona en respeto a la esposa del emir, que no lleva corona. En realidad, ella period una de las tres esposas del jeque. La banda de música de la Casa Actual amenizó la cena con un popurrí de canciones de Abba, Bee Gees, Frank Sinatra y Village Individuals. El alcalde de Madrid ya le había entregado las Llaves de Oro de la ciudad. Si se compara con la visita de Ike, lo curioso, es que en 1959 una dictadura agasajaba a una democracia. En esta ocasión de 2022, una democracia agasaja a una dictadura.
” Fuentes www.lainformacion.com ”