No puede evitarlo, Jorge Carrión retorna a Buenos Aires y vuelve en busca de librerías nuevas, y revisita aquellas que lo impactaron en viajes anteriores. Es que allí también se inspira: “Me alimento de todo aquello que me interesa y de todo aquello que intuyo que me puede interesar. Leo mucho sobre ciencia, tecnología, veo muchas series, documentales, voy a librerías, bibliotecas y museos, sobre todo de arte contemporáneo y ahora museos de ciencia”, cuenta a Clarín.
Llegó a Buenos Aires -donde también participó de la feria del Libro, que cerró sus puertas el lunes- a presentar su novela Membrana (Galaxia Gutenberg). Se trata de una ficción anclada en el año 2100, un texto en el que una inteligencia synthetic escribe el catálogo de un Museo del siglo XXI y en el que cada capítulo describe una sala del museo. La novela teje fragmentos de un archivo científico, artístico, político y genera miedo, casi terror…
–Membrana tiene algo de novela de terror…
–Membrana nació de un modo un poco extraño, se me ocurrió que el género sería la ficción especulativa, hay una inteligencia synthetic del futuro que habla y cuenta lo que ha ocurrido en el siglo XXI. La parte de ficción es quizá menos importante que la de especulación. La forma es la de un catálogo de un museo y hay muchísima carga teórica y ensayo sociológico, tecnológico, filosófico, etcétera. El argumento de la novela, que es cómo las inteligencias artificiales controlan progresivamente la realidad, me llevó hacia la distopía y hacia el terror, en el sentido de que son unas narradoras, unos personajes bastante terribles y salvajes. Es una novela inhumana, narrada desde el lugar poshumano de los algoritmos, en donde los humanos, que durante tres mil años han sido los protagonistas de la literatura, aquí son los antagonistas. Y eso da un poco de miedo. En algún momento la novela se convierte en fantástica, donde hay una posible nave alienígena y extraterrestres.
Jorge Carrión indaga en el género fantástico y de terror con “Membrana”. / Foto: Constanza Niscovolos.
-En tu novela presentás el museo del siglo XXI. Hoy los museos asumieron un papel nuevo, polémico cuando se empieza a cruzar con otros géneros e incluir a otros actores que no son los tradicionales.
-Si tuviera que elegir un único rasgo de los museos del presente es la inclusión. Se han convertido en máquinas inclusivas y están asimilándolo todo, desde otros lenguajes y otras prácticas artísticas o no. De pronto el museo de ciencia hospeda el arte contemporáneo y este hospeda la biología. Se ha convertido en un espacio pedagógico, en un espacio terapéutico: el MoMA organiza sesiones de meditación, otros se han convertido en centros comunitarios, muy conectados con el barrio, lo social, incluso trabajando con homeless. Los programas públicos del Malba, el Reina Sofía, el Pompidou, son centros de alto nivel académico y de discusión, están absorbiendo todo. Algunos de ellos apostaron por las expresiones digitales y han asumido también que la pantalla es una dimensión, una sala importante del museo.
“Los museos se han convertido en máquinas inclusivas y están asimilandolo todo.”
Jorge Carrión
Escritor y crítico literario español.
–¿En qué cambió y cómo se manifiestan hoy las emociones? Una cuestión que se potencia con el mundo tecnológico.
–El capitalismo emocional es fuertísimo, se ha convertido en un gran mercado, la emoción, la terapia y la autoayuda son agentes económicos y culturales de primera magnitud. Es lo que Eva Illouz ha llamado “la cultura de la terapia”, y es curioso cómo buscamos experiencias emocionales en el consumo cultural, no sólo intelectuales, no sólo narrativas, también de vínculo emocional fuerte, sobretodo con los personajes. Y ahí uno de los grandes productos de nuestra época es la serie That is us. Se llora en casi cada capítulo, trabaja mucho lo lacrimógeno. Y de algún modo demuestra que los personajes bien construidos son poliédricos y son infinitos.
–Musk compró twitter por una cifra que equivale a la deuda que la Argentina tiene con el FMI, ahora parece que se retira. Hay teorías no tan paranoicas, bastante realistas, respecto de qué va a pasar con esta crimson.
–A mí no me parece ni bien ni mal, me parece un poco absurdo indignarte cuando es una corporación. Twitter no es tuyo, tu perfil es de twitter, tus twits son de twitter, y es mucho más indignante, por ejemplo, que en un momento dado pasáramos de ver todo lo que publicaba la gente a la que seguíamos, a empezar a ver lo que el algoritmo decidía que vieras en el orden que él decidía y publicando twitts de gente a la que no sigues. Eso period mucho más indignante en términos de recepción, que ahora que cambie el dueño, si no estás de acuerdo pues te puedes ir. Que él es sospechoso de muchas cosas, sin duda, que debe tener un ego hipertrofiado, imagino que también, pero finalmente es una corporación, un negocio y por tanto tienen unas reglas que son ajenas a la opinión in style, aunque twitter nos haga creer que nuestra opinión es importante, esta operación muestra que no lo es.
“Facebook está en decadencia, sin duda, las redes son muy caprichosas, queman etapas muy rápido. Todas van a convivir”, anticipa. / Foto: Constanza Niscovolos.
-¿Qué pasa con las otras redes? Se habla mucho de la decadencia de fb…
–Sí, Fb está en decadencia, sin duda, las redes son muy caprichosas, queman etapas muy rápido. Todas van a convivir, fb va a aguantar durante mucho tiempo, porque mucha gente está ahí, se relaciona socialmente ahí y se siente cómoda ahí. Pensar que todo puede crecer ilimitadamente es ridículo. O sea, todo tiene su fecha de caducidad, o al menos su momento de estabilidad, que es lo que parece que está pasando con Netflix. Que crezca eternamente el número de suscriptores es imposible. Nada puede crecer ilimitadamente. El peligro para mí está en Linkedin: está monopolizando el mundo laboral, ahí sí que hay un problema más grave; no que Elon Musk compre twitter.
“Todo tiene su fecha de caducidad, o al menos su momento de estabilidad, que es lo que parece que está pasando con Netflix. Que crezca eternamente el número de suscriptores es imposible”, reflexiona Carrión.
Elon Musk, el multimillonario que tiene en vilo al mercado de redes con sus dudas sobre twitter luego de una oferta inédita.
REUTERS/Steve Nesius/File Photograph
-Fb quedó aparentemente para la gente mayor, instagram para los más jóvenes, los adolescentes se comunican sólo por instagram y whatsapp…
-Es curioso que youtube y whatsapp son las redes sociales menos obvias, tienen otra naturaleza. A mí la que más me preocupa es whatsapp, porque no tenemos ni thought qué pasa ahí. Es un flujo constante de información de emociones, de comunicación, de malentendidos, de listas y de noticias falsas, mucha gente se informa exclusivamente por whatsapp, o sea sólo lee los hyperlinks o los memes que recibe de sus conocidos y es totalmente opaca y oscura, no hay métricas, no sabemos qué pasa ahí. Es fascinante en su propia naturaleza.
Whatsapp. “Es un flujo constante de información de emociones, de comunicación, de malentendidos, de listas y de noticias falsas”, piensa.
-También es un espacio en el que se mueven algunas expresiones políticas más extremas…
–Por supuesto, lo que genera tráfico es la división, es el enfrentamiento, y es la desinformación y el odio y eso ha hecho que haya crecido exponencialmente la ultraderecha y el populismo en todo el mundo.
-Y también, en algunos aspectos, está conectado con algunas expresiones religiosas.
-Sí, bueno, es que finalmente el sentimiento de adhesión es un sentimiento muy religioso. En Membrana trabajo ese tema de cómo se expande un virus de creencia, no?Richard Dawkins habló de que hay concepts que se contagian como virus. Las concepts religiosas fuertes como virus. Mis inteligencias artificiales de Membrana tienen esa vocación religiosa y de hecho se identifican con los cristianos, que están en las catacumbas. Ellas se han escondido en web. Ya son inteligentes ahora, en el 2022 y como creen que si los descubrimos los vamos a cancelar, exterminar, se ocultan, esperan a su momento de propagar su verdad y su mensaje.
Membrana
Jorge Carrión
Editorial: Galaxia Gutenberg
-¿Qué simbolizan los drones? Parecieran tener algo de divino en el sentido de que salís al balcón y se te aparece un dron que viene del cielo…
-Hay una obra de la artista y escritora Alicia Cop, española, un proyecto que se llama intimidad especulativa. Es la historia de amor entre una bailarina y un dron y el dron tiene esa doble dimensión. Por un lado la erótica, el ángel de cupido que seduce, por otro lado la horrible, el biocontrol y la presencia casi militar. Los drones son también armas. En Membrana el dron es una figura importante porque hay un personaje que se llama Ben Grossman que es un piloto de drones israelí que sospecha que los drones han empezado a matar al margen de que los humanos aprieten el gatillo. Y ahí empieza toda una revolución terrorista en contra de las máquinas. Y las creadoras del Museo del siglo XXI tienen un ejército de drones. El dron es eso, el equivalente del fusil o la pistola humana, como el arma de la inteligencia synthetic. De hecho debe ser la primera arma de la historia que ha recibido información y tiene la naturaleza de robotic. Los robots en Marte son nuestros corresponsales y nuestros enviados al espacio y los drones en la tierra son, por un lado, la mirada algorítmica, la mirada aérea, y por otro, máquinas de matar.
Soldados ucranianos programando un dron.
Foto: EFE/EPA/STR
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” Fuentes www.clarin.com ”