Christopher Burch, el acaudalado empresario que ayudó a inaugurar la casa de moda Tory Burch y de uno de los mejores y más remotos hoteles del mundo, reconoció muy pronto el valor, el potencial y el indefinible encanto de un lugar con historia y crudeza arquitectónica.
Para su primera aventura, Burch, quien creció en las afueras de Filadelfia, compró y renovó con su hermano un viejo almacén en la cercana y decadente ciudad de los molinos, Conshohocken, para que sirviera de sede a su marca de ropa Eagle’s Eye, una empresa que posteriormente vendieron por $60 millones.
A principios de la década de 2000, Burch apoyó al artista y diseñador argentino Alan Faena en la conversión de un ruinoso almacén en los abandonados muelles de Puerto Madero en Buenos Aires, en un hotel de lujo diseñado por Philippe Starck, allanando el camino para la transformación del distrito en la capital de la vida nocturna de la ciudad.
Luego, en 2012, recién vendida en $650 millones su parte de la marca de ropa que había lanzado en 2004 con su entonces esposa, Tory, compró un rústico albergue de surf en la lejana isla de Sumba, Indonesia. Él y un socio gastaron $30 millones para convertirlo en un complejo turístico relajado pero lujoso, Nihi, reconocido por las revistas Conde Nast Traveler y Journey and Leisure como uno de los mejores del mundo varios años consecutivos.
Por eso, cuando la urbanizadora miamense Avra Jain, conocida por su habilidad para identificar y revitalizar propiedades históricas infravaloradas, le habló de su última y más ambiciosa aventura —la conversión de una antigua fábrica de colchones de seis acres en un antiguo distrito industrial de Hialeah en un complejo musical, artístico y de entretenimiento llamado Manufacturing unit City, que preservaría los cimientos desgastados y destartalados del lugar—, Burch la escuchó. Y le gustó lo que escuchó.
Burch, de 68 años, fundador y presidente ejecutivo de Burch Inventive Capital, aceptó convertirse en un socio y patrocinador clave de Manufacturing unit City. En una entrevista telefónica desde el Caribe, le explicó a Miami Herald las razones.
P: ¿Cómo se conectó con Avra Jain y sus socios en Manufacturing unit City?
“Una persona de mi empresa nos presentó. La conocí y hablé con ella. Es increíble, por cierto. Se nota que está llena de creación, vigor, pasión, integridad y trabajo duro. Entiende de presupuestos y de colaboración. Espero ser un gran compañero para ella”.
P: No es fácil explicar qué es Manufacturing unit City. No hay un plan maestro de desarrollo. ¿Qué le atrajo para apoyarlo?
“En cualquier proyecto en el que me meta, no quiero que sea normal. Vi Factory Town y pensé que podría ser el comienzo de algo muy inusual. Puedo sentir su energía, la forma en la que está construida, la gente y la ubicación. No conozco otro lugar que se le parezca”.
“Cuando entras en Factory Town, parece que estás haciendo un viaje. Cuando atraviesas esas puertas y la mitad de los edificios están medio derruidos, estás atravesando un trozo de la historia de Hialeah y sientes esos muros. Vivimos en un mundo en el que los edificios muchas veces son solo eso, edificios, así que ¿cómo podemos provocar una respuesta emocional?”.
“Asistí a un evento musical en Factory Town… y me quedé sin palabras. Pensé: ‘Esto me da una gran sensación’”.
P: ¿Cómo ve la evolución futura de Manufacturing unit City? ¿Cómo se puede desarrollar de nuevo sin perder la sensación de crudeza y apertura que le atrajo en un principio?
“Lo vemos como una especie de experiencia. Mi visión es la de un lugar al que la gente pueda ir, en donde el entretenimiento sea increíble, en donde podamos construir espacios de oficina para toda la gente que venga, y podamos traer restaurantes y música, y hacerlo de una manera diferente en donde seamos parte de la comunidad. Un espacio genial con gente genial”.
“También estoy muy obsesionado con esta idea de cómo nos ejercitamos y cómo pensamos en las ciudades. Podemos tener gimnasios y piscinas al aire libre, tener usos industriales y traer puestos de trabajo”.
“Cómo pensamos en el futuro de Factory Town es que tiene que ser orgánico. El simple hecho de traer esos árboles (Jain ha traído una serie de árboles maduros rescatados de proyectos de desarrollo en el sur de la Florida) ha hecho que el lugar cobre vida”.
“Tiene que ser real, tiene que ser auténtico. No tiene que estar programado. La creatividad surge de un grupo de personas. Tiene que hacerse con integridad y gusto”.
P : ¿Cuánto tiempo prevé estar involucrado en Manufacturing unit City?
“Trabajo con mis proyectos en períodos de 10 años. Nos moveremos tan rápido como encontremos conceptos interesantes. Acabamos de empezar. Lo que estamos haciendo allí es una locura. Es raro. Funciona. Es muy importante para nosotros que este se mantenga puro. Creo que lo que vamos a hacer hará del vecindario un lugar mejor”.
” Fuentes www.elnuevoherald.com ”