El sábado 26 de febrero, tras la brillante victoria por 3-1 de PSG sobre Saint-Etienne en París, en la que brilló y asistió dos goles de Kylian Mbappé, Lionel Messi viajó a Barcelona en su jet privado.
Antes de que saques conclusiones apresuradas, fue por el cumpleaños de su mujer. Antonela cumplió 34 años ese fin de semana y, por supuesto, su marido siempre iba a estar ahí para celebrarlo con ella, Cesc Fàbregas y su esposa Daniella, y Luis Suárez y su esposa Sofía. Pero hubo algo sobre lo que el siete veces ganador del Balón de Oro insistió: viajar con el uniforme de PSG. Le habría resultado fácil cambiarse después del partido en el Parque de los Príncipes, pero no quiso hacerlo.
“Quería mostrar sus colores. Sabía que se tomarían fotografías y que habría equipos de televisión esperándolo en el aeropuerto, y no quería que la gente tuviera una idea equivocada de por qué volvía a Barcelona. No quería confusiones ni rumores. Fue para el gran día de Antonela, nada más”, cube una fuente del membership francés.
Puede que esto te parezca significativo (o no), dado que su temporada ha sido bastante discreta hasta ahora, pero parece que Messi y su familia ya se sienten mucho más a gusto en París desde su mudanza durante el verano.
Hay que tener en cuenta el cambio sísmico que supuso para todos ellos: fue una mudanza brutal y un tanto inesperada después de más de dos décadas de estar instalados en Barcelona. Muchas cosas eran diferentes en Francia en comparación con Cataluña, y el choque fue actual, incluso para Hulk, el gran dogo de burdeos de la familia Messi. Pero esa adaptación ha quedado atrás.
Los dos hijos mayores de Messi, Thiago (nueve años) y Mateo (seis), ahora juegan en las categorías inferiores de PSG –Ciro, de apenas tres años, obviamente es demasiado pequeño aún– y Leo los ve entrenar y jugar todo lo que puede. Los chicos están contentos en su escuela internacional e hicieron muchos amigos. La familia también se anotó en un membership de tenis cerca de su casa en Neuilly sur Seine, en los elegantes suburbios del oeste de París, no muy lejos de donde también viven Ángel Di María, su mujer y sus dos hijas.
Algo parecido le ocurrió a Neymar cuando el brasileño fichó con PSG en el verano de 2017: solo necesitó tiempo para acomodarse ante las dificultades de adaptarse a un nuevo equipo, una nueva liga y un entorno muy diferente. En el caso de Messi, una mayor felicidad fuera de la cancha se tradujo en mejores resultados en el campo de juego.
Tras un arranque irregular con algunos altos (el gol en casa contra Manchester Metropolis y el doblete contra Leipzig en la Champions League) y bajos (una actuación ineficaz contra Marsella, entre otras) debido a algunas lesiones menores, hoy, a seis meses de su llegada a PSG, hay claros indicios de que el argentino se está acercando a su mejor nivel nuevamente.
Para empezar, Messi ha entregado más asistencias (seis) en 2022 que cualquier otro jugador de las cinco grandes ligas europeas. Contra Saint-Etienne, se convirtió en el primer jugador en la historia del fútbol francés en repartir cinco asistencias contra un mismo membership en la misma temporada nacional, tras haber entregado tres en el partido de ida contra los verdes en noviembre. Y no fueron pases al azar. En la victoria de febrero, el primero de Messi fue un magnífico pase en profundidad para que Mbappé definiera con una jugada de ajedrez a través de la defensa de Saint-Etienne. El segundo llegó después de entrar gambeteando al área, gracias a dos pequeños enganches en un espacio reducido, y encontró a su compañero para otro elegante remate.
Desde que Mauricio Pochettino cambió a Messi a un rol más central, por momentos desempeñándose como un falso 9, Messi ha sido muy efectivo. Siempre fue igual de prolífico tanto de creador como de goleador. Sin embargo, en esta etapa de su carrera, a su edad (34) y al no ser tan veloz en las primeras cinco yardas como antes, ha adaptado su juego.
Messi pasó a tener un rol más preponderante como orquestador que como definidor para PSG. Ha sido el principal proveedor de asistencias en la Ligue 1 esta temporada con 10, al igual que Mbappé, que en estas instancias ya son más de las que sumó en toda la temporada pasada en LaLiga (9), y apenas por debajo de lo que sumó con Barcelona en las temporadas 2017-18 y 2018-19. Sus acciones creadoras de gol cada 90 son más altas (1.15) que en las tres temporadas anteriores en España. Produce 2.6 pases clave por partido, el tercer número más alto en la liga.
Pero también hay que decir que sus anotaciones en la Ligue 1 han decepcionado en comparación con las expectativas. En la Champions League, ha sumado cinco goles en seis partidos, a pesar de su potencialmente costoso penal fallido contra Real Madrid en el partido de ida de octavos. (Ese enfrentamiento está en 1-0 para PSG de cara al partido de vuelta del miércoles en el Bernabéu). Pero domésticamente, la historia ha sido diferente: sus dos goles están muy por debajo de los esperados 6.6 basándonos en su complete de disparos y posicionamiento.
A lo largo de su carrera, Messi siempre ha superado la cantidad de goles esperados y por lo basic lo ha hecho por amplios márgenes (+12.6 en 2018-19, +9.9 la temporada anterior). Esta temporada, le faltó un poco más de precisión delante del arco, pegándole al palo en siete oportunidades.
También hubo una notoria incapacidad para poder levantar a PSG en los partidos más difíciles en la Ligue 1. La derrota por 1-0 de PSG ante Niza el fin de semana pasado, la segunda en el lapso de dos semanas para París y Messi después de caer por 3-1 contra Nantes, volvió a mostrar que el súper astro argentino por momentos tiene dificultades para encontrar las soluciones y las respuestas contra rivales bien organizados y agresivos. No logró hacer un solo disparo contra Niza y sólo un pase clave. Y, sobre todo, ha pasado a ser dependiente de los jugadores que lo rodean y de su equipo, sólo Mbappé le proporciona esos avances y movimientos, y el astro francés estaba suspendido para ese viaje a Niza.
A mitad de semana, PSG y Messi tienen el partido más importante de la temporada en el Bernabéu, contra Real Madrid, donde el argentino ha sido tan bueno tantas veces en su carrera. En 22 partidos allí, anotó 15 goles, ganó 12 veces, empató tres y perdió siete. Sin embargo, no ha marcado un gol allí desde 2017… y en esa última oportunidad fue un penal. Tampoco anotó en los últimos ocho partidos contra los gigantes españoles. La pregunta es si esa racha continuará o podrá romperla y ayudar a que PSG pase a los cuartos de ultimate de la Champions League.
Messi está decidido a hacer que los últimos tres meses de la temporada sean un gran éxito. Quiere quedarse otro año más, aunque no esté conforme con algunos de los rankings que L’Equipe le ha dado hasta el momento – en especial el 3 de 10 que recibió por su efficiency y penal fallido en el partido de ida.
También espera que Mbappé, con quien tiene una gran relación, se quede un tiempo más. Mientras más tiempo de juego suman juntos, mejor se llevan. Su entendimiento alrededor del arco es impresionante tal como lo hemos visto contra Saint-Etienne, Rennes, Mónaco, Man Metropolis, Leipzig, Nantes o Brujas – todos partidos en los que uno de ellos asistió al otro para el gol. Ahora que sabemos que Mbappé está en condiciones de viajar después del susto con la lesión el lunes por la mañana, Messi apunta a su enfrentamiento contra Madrid para poder progresar en la competencia que ellos quieren ganar más que el resto.
Por el momento, hay una cosa que Messi todavía no ha hecho. La panadería al fondo de su calle en Neuilly sur Seine sigue esperando ver entrar a Messi un domingo por la mañana para comprar una baguette y algunos pains au chocolat como un verdadero parisino…
” Fuentes espndeportes.espn.com ”