“Cada día la barca de nuestra vida abandona la orilla de nuestro hogar para adentrarse en el mar de las actividades cotidianas; cada día intentamos “pescar mar adentro”, cultivar sueños, llevar adelante proyectos, vivir el amor en nuestras relaciones”
“Jesús elige subirse a nuestra barca (…); esa barca vacía, símbolo de nuestra incapacidad, se convierte en la “cátedra” de Jesús, en el púlpito desde el que proclama la Palabra”
“Si acogemos al Señor en nuestra barca, podemos ir mar adentro. Con Jesús se navega por el mar de la vida sin miedo, sin ceder a la decepción cuando no se pesca nada, y sin ceder al “no hay nada más que hacer””
“Ahuyentemos el pesimismo y la desconfianza y entremos mar adentro con Jesús. Incluso nuestra pequeña barca vacía será testigo de una pesca milagrosa”
“Muchas mujeres son esclavas, son mandadas a trabajar y si no llevan dinero las pegan. Esto pasa en nuestras ciudades. Pensemos en ello seriamente”
“Si acogemos al Señor en nuestra barca, podemos ir mar adentro. Con Jesús se navega por el mar de la vida sin miedo, sin ceder a la decepción cuando no se pesca nada, y sin ceder al “no hay nada más que hacer””
“Ahuyentemos el pesimismo y la desconfianza y entremos mar adentro con Jesús. Incluso nuestra pequeña barca vacía será testigo de una pesca milagrosa”
“Muchas mujeres son esclavas, son mandadas a trabajar y si no llevan dinero las pegan. Esto pasa en nuestras ciudades. Pensemos en ello seriamente”
“Muchas mujeres son esclavas, son mandadas a trabajar y si no llevan dinero las pegan. Esto pasa en nuestras ciudades. Pensemos en ello seriamente”
Subir a la barca, y remar mar adentro. Estas son las dos actitudes de Jesús frente al pesimismo “de los pescadores decepcionados, entre ellos Simón Pedro, que lavan sus redes después de una noche de pesca que salió mal”. Y así las recordó Francisco durante su reflexión previa al rezo del Angelus de este domingo.
“Primero, Jesús sube a la barca de Simón. ¿Para hacer qué? Para enseñar”, explicó el Papa. “Pide precisamente esa barca, que no está llena de peces, sino que ha regresado a la orilla vacía, tras una noche de trabajo y decepción”.
“Es una bella imagen para nosotros también. Cada día la barca de nuestra vida abandona la orilla de nuestro hogar para adentrarse en el mar de las actividades cotidianas; cada día intentamos “pescar mar adentro”, cultivar sueños, llevar adelante proyectos, vivir el amor en nuestras relaciones”, reclamó Bergoglio.
Esperanza frente a la ‘noche de las redes vacías’
Sin embargo, como le sucede a los apóstoles, “experimentamos la ‘noche de las redes vacías’, la decepción de esforzarse tanto y no ver los resultados deseados”. “Cuántas veces también nosotros nos quedamos con una sensación de derrota, mientras la decepción y la amargura surgen en nuestros corazones”, admitió.
Frente a esto, ¿qué hace Jesús? “Elige subirse a nuestra barca” porque “desde allí quiere anunciar el Evangelio al mundo”. “Precisamente esa barca vacía, símbolo de nuestra incapacidad, se convierte en la “cátedra” de Jesús, en el púlpito desde el que proclama la Palabra”.
“Esto es lo que le gusta hacer al Señor: subir a la barca de nuestra vida cuando no tenemos nada que ofrecerle; entrar en nuestros vacíos y llenarlos con su presencia; servirse de nuestra pobreza para proclamar su riqueza, de nuestras miserias para proclamar su misericordia”, recordó Francisco, quien subrayó: “Dios no quiere un crucero, le basta con una pobre barca “destartalada”, siempre que lo acojamos”.
Tal como es
Esa es otra: “¿lo dejamos entrar en la barca de nuestras vidas? ¿Ponemos a su disposición lo poco que tenemos?“, preguntó el Pontífice. “A veces nos sentimos indignos de Él porque somos pecadores. Pero esta es una excusa que no le gusta al Señor, porque lo aleja de nosotros”. Y no debe ser así, porque él “es el Dios de la cercanía: no busca el perfeccionismo, sino la acogida. También a ti te dice: ‘Déjame subir a la barca de tu vida, tal como es'”.
Una vez en la barca, con Pedro, le pide “Rema mar adentro”, y pese a que “no era una hora adecuada para pescar, pero Pedro confía en Jesús”. “No se apoya en las estrategias de los pescadores, que conocía bien, sino en la novedad de Jesús. Lo mismo ocurre con nosotros: si acogemos al Señor en nuestra barca, podemos ir mar adentro. Con Jesús se navega por el mar de la vida sin miedo, sin ceder a la decepción cuando no se pesca nada, y sin ceder al “no hay nada más que hacer””.
Siempre podemos volver a empezar
Porque “siempre, tanto en la vida personal como en la vida de la Iglesia y de la sociedad, se puede hacer algo que sea hermoso y valiente”, animó el Papa. “Siempre podemos volver a empezar, el Señor siempre nos invita a volver a ponernos en juego porque Él abre nuevas posibilidades”.
“Aceptemos, pues, la invitación: ahuyentemos el pesimismo y la desconfianza y entremos mar adentro con Jesús. Incluso nuestra pequeña barca vacía será testigo de una pesca milagrosa”, concluyó.
Humillación a la mujer
Al termino de la reflexión, el Papa recordó que hoy es el día de la mutilación genital femenina. “Esta práctica, lamentablemente difundida, humilla a la dignidad de la mujer, y atenta gravemente a su integridad física”. Al tiempo, apuntó que este martes se celebra la jornada mundial de oración y reflexión contra la trata de personas. “Esta es una herida profunda, infectada por la vergonzosa búsqueda de intereses económicos sin respeto por la persona humana. Muchas mujeres son esclavas, son mandadas a trabajar y si no llevan dinero las pegan. Esto pasa en nuestras ciudades. Pensemos en ello seriamente”.
“Expreso mi dolor y exhorto a cuantos tienen la responsabilidad de actuar de manera decidida para impedirlo, sea la explotación, sean las prácticas humillantes que afligen a las mujeres y las niñas”. “Toda vida debe ser custodiada siempre”, subrayó sobre la defensa de “toda vida”.
La lucha por Ryan y la historia de John
“Estamos acostumbrados a escuchar noticias feas. Yo quisiera hoy mencionar dos cosas bellas. Una, en Marruecos, cómo todo un pueblo se ha aferrado para salvar a Ryan“, recordó el Papa. “Todo el pueblo trabajando juntos para salvar a un niño. Lo intentaron todo, lamentablemente no lo lograron, pero este ejemplo de todo un pueblo esperando a salvar a un niño. Gracias por su testimonio”.
Y otra, “que sucedió en Italia, que no saldrá en los periódicos”. “John, un chico ghanés de 25 años, migrante, que para llegar aquí sufrió todo lo que sufren muchos migrantes. Al final logró acomodarse, comenzó a trabajar, a crear su futuro en una empresa de vinos. Luego enfermó de un cáncer terminal. Y cuando le dijeron la verdad, quiso volver a casa para abrazar a su papá antes de morir. Falleciendo pensó en su papá. Ese pueblo realizó una recaudación y lleno de morfina lo subieron a un avión, lo mandaron para que pudiera fallecer en los brazos de su padre. Hoy en medio de tantas noticias feas, están los santos de la puerta de al lado”.
Primero, Religión Digital
” Fuentes www.religiondigital.org ”