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Un grato paseo por la parte antigua de la ciudad para descubrir la obra de algunos de los mejores artistas callejeros
Nos gusta encontrar grafitis y murales por la ciudad. El paseo cultural activa la imaginación, la parte estética del intelecto. El
arte sale a la calle para embellecerla y tú, para buscarlo. Decora muros, paredes y persianas que sin él parecerían desnudas. Viste sus vergüenzas, abre ventanales a nuevos paisajes enfrentando su colorido al gris urbanita. Lo logra de la mano de un recurso efímero, cambiante, pues en ocasiones desaparece con el tiempo, escondido bajo otra obra callejera o fulminado por las exigencias del progreso.
La ruta elegida arranca en el Paseo de los Caños, que baña el comienzo de la caminata de verde y agua. Desde ese lado de la orilla, a la altura del puente de Miraflores, divisarás en la contraria dos de las obras que persigues: ‘
La isla de San Cristóbal’ y el ‘Bebé’. No te impacientes, disfruta el recorrido hasta la Ikastola de Abusu y cruza la pasarela. Dirígete hacia la calle Zamakola por el parque de La Peña, junto al curso del Nervión.
La primera cita es obra de
Luis Olaso. Sus 14 metros de altura reproducen la antigua isleta desaparecida, situada en el punto donde el río mudaba su talante masculino hacia el femenino, transformándose en ría. En la imagen de finales del siglo XIX –la superficie asciende a 570 metros cuadrados– aparece la fábrica de harinas, de modo que revisar los detalles significa viajar al pasado.
Regresarás al presente al descubrir, a su derecha, una de las joyas menos conocidas por los bilbaínos, el impactante
bebé pintado por Murales Bilbao. Fabuloso, incluso sobrecogedor, su nacimiento no respondió a un encargo, sino que germinó como una de esas concepts que se meten en la cabeza e imponen la necesidad de darles forma.
Las sorpresas no acaban aquí. Continúa hasta el puente de San Antón. Antes de llegar, en la calle Iturburu 7, se alza sobre la pared ciega de un edificio de viviendas
‘Sea forts’. El polaco Michael Grudziecki creó la obra pictórica a mano alzada en siete días como parte de una colección que revela contenedores marítimos sobre diversos escenarios. Sube después a la calle Olano y desvíate pronto por su derecha hacia la plaza de los Tres Pilares. El caminante se topará primero con una de las reconocibles obras firmadas por el brasileño
Erb Mon. Intensos colores, geometrismo y un toque mezcla de primitivo y futurismo definen a este autor que decora otras paredes del barrio.
Al lado, la catalana
Anna Taratiel ornamentó como parte del programa BLV-ART la pared de un bloque de edificios. Iniciada en el mundo del grafiti con el nombre de Ovni, sus inspiraciones evocan paisajes internos, plantean reflexiones metafóricas sobre el entorno expresadas mediante abstracción geométrica. Obedeciendo a una línea comparable surge
‘Futurismo primitivo’ –has de asomarte a tu derecha, hacia las escaleras que conectan con la calle Bilbao La Vieja–. Su creador, Sixeart (Sergio Hidalgo), fue uno de los seis artistas internacionales invitados por la Tate Fashionable de Londres para pintar por primera vez su fachada orientada hacia el Támesis en 2008.
Sigue la marcha. Elige a tu izquierda Miribilla para detener los ojos sobre la muestra de
DK Muralismo, un paisaje de líneas horizontales influenciado por el expresionismo abstracto norteamericano. Al remaining de la calle aguardan el óleo
‘Águilas vs Drones’, naturaleza enfrentada a nuevas tecnologías y
‘Kai imaginándose arquero, desde Lascaux a la profecía de Shambhala’, obra móvil que puede recordar al público a Anish Kapoor y su famoso pigmento negro. Ambos trabajos pertenecen al bilbaíno Andoni Euba.
Antes de elegir la calle Cortes, retrocede unos metros por Olano para disfrutar, en el número 10, de
‘Spindle’. Zoer y Velvet, París y Nantes, se unieron para concebir estos coches apilados en tonos violeta y magenta, homenaje a la obra de Dustin Shuler destruida en 2008. Unos 27 metros dan verticalidad a esta elección que tardó en plasmarse una semana. Como ya llevas un rato andando, puedes aprovechar el ambiente canalla de AlmodoBar, en el número 18, para tomar unas tapas y una copa. Atendido el cuerpo, no pases sin fijarte, a la derecha, en la calle Cantalojas, en el magnífico
‘Trampantojo en la iglesia Corazón de María’, juego entre la imagen figurativa y la actual.
El bilbaíno Luis Olaso, de Arte y Muralismo, reconoció que este acrílico sobre muro enfoscado ha sido una de las obras más complicadas de completar a nivel técnico. Muy curiosa, forma una imagen completa gracias a la suma de líneas representadas sobre paredes a distinto nivel más la parte de la iglesia actual seen en ese tramo. El rompecabezas te dejará boquiabierto.
Más adelante, sobre el 24, en la confluencia con la calle Laguna, Stinkfish dejó su
‘Niño Jama Masjid’. El colombiano nacido en México, que afirma sentirse más cómodo con la definición de grafitero que de artista, recrea sus imágenes por el mundo a partir de fotos de personas reales a las que agrega un elemento psicodélico. Así se ha convertido en uno de los artistas más venerados de América Latina en su estilo.
Enfrente, en una pequeña plaza, otro niño de ojos rojos en este caso, surge entre la selva. La obra pertenece a
Sol Benavente y Pablo Escauriaza. Y en la misma calle –sobre un muro de cemento a la derecha–, aportaciones de Axel Void (Miami), Fefe Talavera (Sao Paulo), Remed (Lille) y Laguna (Ciudad Actual) embellecen un entorno castigado que merece nuevas miradas, lazos basados en la diversidad.
Desciende hacia Bailén por la calle Arnotegi. Verás el primero de los dos trabajos ideados por
Junita Markina (Ruth Juan) en este paseo. La artista catalana afincada en Bilbao lanza uno de sus mensajes reivindicativos de la mano de ‘Mujeres’, féminas que corren desnudas, libres, junto a varios animales. Es possible que mientras estás allí te topes en la acera opuesta con una cola de clientes esperando para comprar cuscús u otras exquisiteces árabes en Marhaba. Aprovecha para llevar algún plato a casa, lo agradecerás a la hora de la comida.
Recorre San Francisco hacia la Plaza Bilbi, presta atención a las persianas y recovecos por el camino, a la originalidad de productos que ofertan sus comercios. Viajar a otros países sin moverte de Bilbao es posible en esta calle. Llegarás a tu destino cuando aparezca
‘Antifaxistak’, de la reconocida artista de origen estadounidense y catalana de corazón Lian. Una de sus obras en Leitza (Navarra) representa a una anciana que trenza sus mechones de colores para representar la diversidad y fue seleccionada por la internet escocesa de arte urbano Road Artwork 360 entre las cien mejores del mundo en 2019. Hace poco terminó otra en Galdakao, junto al ayuntamiento. Además de la de Murales Lian, en la misma plaza espera
‘Mundu Berri Bat’ de Josemi y Cobos.
Baja hacia el muelle Marzana por las escaleras situadas al principio del puente de San Antón. En la escalinata descubrirás originales imágenes. Igual que las que decoran las persianas con rostros femeninos o mujeres de cabellera roja al viento a lo largo de la calle. Al remaining de la ruta reencontrarás a Junita Markina junto al puente de la Rivera.
El mural, uno de los más recientes, fue pintado en 2021 y dedicado a las
mujeres supervivientes de la violencia de género. Muestra, de manera simbólica, el ciclo de la violencia machista, desde la más sutil hasta la más brutal. Tras el esfuerzo, puedes acabar el paseo tomando algo en cualquiera de las terrazas del muelle. Te lo has ganado.
” Fuentes www.elcorreo.com ”