El 3 de enero pasado, la Agencia Alemana de Prensa (DPA) informó que el crucero MSC Grandiosa había llegado al puerto de la ciudad italiana de Génova con pasajeros que estaban infectados con coronavirus. Los casos fueron detectados durante los variados controles que se realizaron a bordo. Las personas infectadas y sus contactos tuvieron que ser aislados en las cabinas de la nave.
Al día siguiente, el crucero MS Amera, que se encontraba en Bremerhaven (Alemania), canceló un viaje debido a que se detectaron al menos 8 infecciones de coronavirus entre los miembros de la tripulación. La travesía posterior del barco también fue cancelada.
No hay más cruceros nuevos
Lo que sucedió durante esta semana demuestra que el rubro de los cruceros, que estaba en pleno auge antes de la pandemia, sigue teniendo varios problemas. A esto se le suma que, en este momento, no se están requiriendo barcos nuevos, algo que está afectando mucho a los astilleros de Alemania.
A la construcción naval alemana no le está yendo muy bien en vista de la productiva competencia del Lejano Oriente, a menudo más barata. La pandemia encarece y complica las operaciones. El negocio de los buques de guerra o el de los yates de lujo va bien, pero está lejos de ser tan rentable como la construcción de cruceros.
En los próximos años habrá menos movimiento en los muelles de Meyer. La imagen muestra la construcción de “AIDAnova” en 2018.
Los peores años de su historia
En enero de 2020, el astillero Meyer, especializado en la construcción de grandes buques de crucero, celebraba con orgullo su aniversario 225. Entonces llegó la pandemia del coronavirus y sumió al mayor constructor naval de Alemania en la peor disaster de su historia: “En mis 48 años a cargo del astillero, nunca he vivido dos años tan amenazantes para su subsistencia”, reconoció el jefe de la empresa, Bernard Meyer.
Solo el primer año de la panderia el astillero sufrió pérdidas de 180 millones de euros. La situación no parece mejorar porque no hay más pedidos. Los astilleros han llegado a la conclusión de que los años más difíciles aún están por llegar.
Pocos barcos construidos
En 2021, a pesar de la pandemia, la compañía astillera pudo entregar dos grandes buques de crucero, el Odyssey of the Seas y el AIDAcosma. Además, Meyer también presentó el estudio “One 50” para crear yates de lujo supermodernos. Asimismo, la empresa participa en la construcción de dos petroleros para la marina alemana junto con el astillero Lürssen de Bremen.
En tanto, la naviera japonesa NYK acaba de encargar un crucero a Meyer. El exclusivo buque, que con 228,9 metros de eslora es bastante pequeño para los estándares de Meyer, se entregará en 2025: “Conseguimos este pedido gracias a nuestro convincente concepto de barco, pero también a una dura oferta de precios”, declaró a un medio alemán el director common, Thomas Weigend.
La construcción de buques de guerra (aquí una fragata del astillero TKMS de Kiel) es comparativamente menos lucrativa.
¿Fin de la “espiral de rescate”?
Los astilleros de la costa del Báltico también lo están pasando mal a causa de la pandemia, especialmente el de MV Werften, en Mecklemburgo-Pomerania Occidental. Poco antes de fin de año, se supo que el grupo Genting Hong Kong, propietario de los astilleros MV, demandaron al gobierno estatal el pago inmediato de un préstamo de ayuda de 78 millones de euros. En los astilleros de MV trabajan unas 2.000 personas.
La Asociación de Contribuyentes de Mecklemburgo-Pomerania Occidental se muestra en common bastante crítica con los pagos sin un concepto sólido para el futuro: “Toda la construcción del rescate ha estado en terreno inestable desde el principio”, afirmaron. La asociación pidió hace meses el fin de la “espiral de rescate”.
Exigencias de una “política industrial activa”
Los sindicatos también exigen un compromiso con los astilleros alemanes: “Podemos estar orgullosos de que nosotros, como industria marítima, hayamos conseguido aparecer en el acuerdo de coalición como industria y además con un compromiso claro. Lo importante ahora, además de describir los objetivos, es una política industrial activa”, señaló el líder del sindicato Industriegewerkschaft Metall, Daniel Friedrich.
Por su parte, los trabajadores de los astilleros de Mecklemburgo-Pomerania Occidental y Bremerhaven exigen que se tomen decisiones rápidas para efectuar más ayudas estatales. Además de los astilleros MV de Rostock, Stralsund y Wismar, el futuro del astillero Lloyd de Bremerhaven también depende de nuevas ayudas millonarias del gobierno federal.
(ju/er)
” Fuentes www.dw.com ”