Hemos venido comentando en anteriores tribunas la situación de angustia que han vivido las navieras de cruceros y toda la industria auxiliar asociada a las mismas desde que la pandemia apareció en nuestras vidas. Si bien la industria turística se vio especialmente perjudicada, dentro de ella, la dedicada exclusivamente al sector crucerístico, fue cruelmente azotada y abandonada por no pocas administraciones.
Tan sólo recordar cómo las tripulaciones de numerosos buques estuvieron durante más de 8 meses dando vueltas por el mundo sin que nadie hiciera nada para repatriarlas a sus respectivos países. Ni muchos puertos, en buena parte obligados por las administraciones reguladoras de sus propios territorios, ni muchas instituciones que se pusieron de perfil ante tan desoladora situación.
Aun así y con pérdidas millonarias por parte de las navieras de cruceros -y cualquier empresa asociada al transporte de pasajeros, como el brief sea delivery– muchas de ellas siguieron haciendo planes de innovación para sus instalaciones, mejorando la apuesta por la sostenibilidad, incrementando los espacios para dotar al pasajero de mayor privacidad, acoplándose a la nueva situación e ideando sistemas de seguimiento interno para detectar, una vez se pusieran en marcha, cualquier rastreo del pasajero a bordo en el caso de que se produjera algún caso positivo de Covid.
Pocas ayudas obtuvieron para paliar el efecto económico que suponían las tasas aplicadas al atraque en instalaciones portuarias y muchas de las navieras optaron por fondeos a pocas millas de la costa y en numerosos casos con las tripulaciones a bordo. Poco a poco, puertos españoles y de todo el mundo procuraron flexibilizar las tasas, siendo conscientes del daño económico que no sólo padecía la naviera, sino toda la industria auxiliar y empresas asociadas. Hablamos de consignatarios, de empresas de remolcadores, de amarradores y de todas aquellas empresas de servicios portuarios que conforman la cadena logística.
Una vez se empezó a ver la posibilidad de que algunas de ellas podían comenzar a pedir autorizaciones a los puertos para volver a operar, siendo éstas las últimas en obtener la vía libre tras haberse abierto otros segmentos de empresas turísticas, las administraciones competentes planteaban un proceso tan farragoso como agotador y pasándose, en no pocos casos, la pelota unos a otros.
Pero lo sortearon. Y volvieron a operar. Poco a poco. Con un aforo mucho menor, eliminando el bufet libre e incorporando restaurantes a la carta, haciendo PCR en el embarque, tres antígenos a bordo y otro PCR a la hora del desembarque, sin poder hacer excursiones en tierra viendo cómo los otros turistas que llegaban por tierra, mar (ferries) o aire, no tenían estas restricciones. Solo ellos. Excursiones burbuja con el transporte propio de la naviera. Fuertes seguros y atención médica a bordo. Este pasado verano lo habrán podido observar, por poner un ejemplo, en las Islas Baleares. Se han adaptado también.
Y francamente, ver el coraje con el que han afrontado la situación, siguiendo invirtiendo y teniendo ánimos para inaugurar nuevas embarcaciones, me parece especialmente meritorio.
MSC Cruceros ha inaugurado recientemente el MSC Virtuosa en una ceremonia espectacular en Port Rashid, en Dubái, con el apoyo de toda la industria turística de Emiratos. Su CEO, Gianni Onorato, anunció, además, la elección de Málaga, que será puerto de embarque en la temporada de verano de 2022 para un nuevo itinerario por el Mediterráneo occidental, con la salida de 12 barcos MSC Orchestra, desde junio hasta octubre.
Málaga será puerto de embarque en la temporada de verano de 2022 para un nuevo itinerario por el Mediterráneo occidental
La naviera ha querido seguir apostando por unos itinerarios cada vez más consolidados, como los de Emiratos y Omán, así como los nuevos que saldrán desde Arabia hacia el Mar Rojo y la escala en islas privadas que posee la compañía. Y gracias a la alianza entre MSC Cruceros y la línea aérea Emirates, los pasajeros españoles podrán comenzar su viaje desde Madrid o Barcelona y embarcar allí en Dubai y Doha, en Qatar.
Además, su apuesta por el medio ambiente ha venido apoyada también por la mejora de un Yacht Membership -se trata de una zona exclusiva dentro del barco para pasajeros que demandan una mayor privacidad y mayor tranquilidad-, el trackeo por todo el barco con pulseras individuales que detectan en todo momento dónde el pasajero circula para agilizar cualquier proceso de rastreo en el caso de que se diera algún positivo por Covid a bordo o cualquier otra circunstancia, una selección de 10 restaurantes y 21 bares para todo tipo de paladares, cinco piscinas y spa renovado.
Otra compañía, como Costa Cruceros, en su estrategia a largo plazo por ser cien por cien sostenible sigue con su apuesta por los buques propulsados por Gasoline Pure Licuado, como es el caso del nuevo Costa Smeralda, prestando especial atención a soluciones tecnológicas como la energía en tierra, las baterías y las pilas de flamable, así como su actividad a bordo, con la gestión sostenible y cuidada de alimentos y agua.
Al hilo de todo ello han lanzado una propuesta gastronómica muy interesante, basada en más de 500 recetas con sólo ingredientes de temporada, el abastecimiento native y el valor nutricional, como es el lanzamiento de los menús elaborados por Ángel Leon, Bruno Barbieri y Helene Darroze, símbolos de las estrellas Michelin en España, Italia y Francia.
La colaboración entre tecnología y concienciación de la tripulación ha permitido reducir un tercio el desperdicio de alimentos, ligados al funcionamiento de desalinizadoras, transformando el agua de mar para el consumo a bordo y con un sistema de clasificación de residuos y reciclaje para reducir al mínimo materiales como plástico, aluminio, vidrio y papel.
La colaboración entre tecnología y concienciación de la tripulación ha permitido reducir un tercio el desperdicio de alimentos
Los pasajeros que se han ido embarcando estos días atrás en el Costa Smeralda lo han podido comprobar de manera directa, tanto en los itinerarios estándar como en la sugerente opción de los mini cruceros, donde, por ejemplo, puedes embarcarte en Roma un viernes por la mañana y desembarcar el lunes en Barcelona, visitando Savona y Marsella durante el fin de semana, lo que hace que sean más los pasajeros que no dispongan de semanas enteras de vacaciones, que puedan disfrutarlo de igual modo y con un coste, evidentemente, menor, incorporando así a turistas más jóvenes.
Pues hemos puesto un par de ejemplos de otros muchos que podríamos poner. Navieras pequeñas, premium y de lujo, medianas y navieras más grandes. Todas ellas se han lanzado a seguir innovando, a ofrecer mejores servicios y a proporcionar una seguridad a bordo que, honestamente les diré, es mucho más efectiva que en muchas áreas terrestres.
Recordemos también que sólo en España el impacto económico del sector de los cruceros es de 4.300 millones de euros entre el directo, indirecto e inducido y que da empleo a más de 30.000 personas.
Ignoro si las administraciones han tomado nota. Ignoro si los errores cometidos se volverán a producir en un futuro. Pero en países como el nuestro, donde llegan en torno a 12 millones de pasajeros de cruceros, no parece muy avispado asfixiar a una de las gallinas de oro, cuyo impacto económico en el territorio tiene un efecto dinamizador de su tejido que, en estos momentos, adquiere todavía mayor importancia y es más necesario que nunca. Pero mi olfato me cube que no. Que no hemos aprendido la lección.
*** Eva Miquel Subías es socia directora aWp Companies y consultora de puertos y logística.
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