BruselasEn Bruselas el tono contra el régimen de Aleksandr Lukashenko en Bielorrusia se eleva cada vez más. Ya hace meses que Polonia, Letonia y Lituania alertan de que miles de personas se amontonan en sus fronteras empujadas por el régimen de Bielorrusia. Pero en los últimos días la situación se ha agravado y la Unión Europea tiene todavía más claro que Lukashenko busca chantajear después de las diversas rondas de sanciones decretadas tanto contra él como contra su entorno por haber vulnerado los principios democráticos y los derechos humanos en su país. Después de haberlo acusado de “cinismo” y de “instrumentalitzar” a las personas migrantes, este martes la Unión lo ha calificado directamente de “gánster” porque juega “con la vida de la gente con propósitos políticos”.
De hecho la UE, con la Comisión Europea al frente, busca vías para parar estas actuaciones de “gánster” con el seguimiento de patrones de vuelo y rutas migratorias en una treintena de países donde se ha detectado (o hay indicios) de que las autoridades bielorrusas, a través de embajadas o agencias oficiales, buscan “potenciales viajeros” para ofrecerles visado y viaje organizado hasta Minsk para “lanzarlos”, después, en las fronteras de la UE. Lo ha explicado uno de los portavoces del ejecutivo comunitario, Peter Stano, que ha mencionado países como Marruecos, Siria, Irán, Qatar, Somalia, India, Sri Lanka, Argelia, Libia, Yemen, Sudáfrica e incluso Venezuela. Se calcula que a Minsk, cada semana, llegan una treintena de vuelos procedentes de estos países.
El objetivo de la UE es ahora “concienciar” a los ciudadanos de estos países para que no caigan en la “trampa” del régimen bielorruso. Por eso el vicepresidente Margaritis Schinas tiene previsto hacer unos cuantos viajes a algunos de estos países, a pesar de que el calendario todavía no se ha concretado. En verano, ha explicado Stano, el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, ya viajó a Irak, el principal país de origen, para hablar justamente de la cuestión. Las reuniones se cerraron con la suspensión de unos cuantos vuelos de Irak a Minsk. Es una de las vías que Bruselas explora ahora mismo, la de suspender vuelos o incrementar los controles de los vuelos que se dirijan a Bielorrusia desde algunos de estos países.
Bruselas defiende que si Lukashenko actúa así, es justamente porque la política de la UE contra su régimen hace daño allá donde tiene que hacer daño: “Tenemos razones para creer que funciona, hemos introducido cuatro rondas de sanciones a 166 personas y también a quince entidades responsables de vulnerar los derechos humanos y democráticos, y también hemos aplicado sanciones sectoriales”, ha defendido Stano. Hay que recordar que la UE incluso optó por aislar el espacio aéreo bielorruso a raíz del secuestro de un vuelo de Ryanair para detener al periodista Román Protasévich.
Polonia evita la supervisión europea
La Comisión Europea también ha puesto a disposición de Polonia, Lituania y Letonia un presupuesto de emergencia y recursos de agencias europeas como Frontex, Europol y la Agencia de Asilo. Lituania, por ejemplo, cuenta con 70 personas de la agencia y 35 millones de euros de apoyo de emergencia, ha explicado la portavoz Dana Spinant. Pero Polonia no ha querido activar ninguno de estos mecanismos, cosa que implicaría tener observadores que tienen que responder directamente a Bruselas sobre las actuaciones de las autoridades en las fronteras. El gobierno ultraconservador polaco ha creado una zona militarizada con hasta 11.000 soldados, ha levantado una valla de alambrada y púas, ha aprobado la construcción de un muro y ha aplicado el estado de emergencia. Se tiene noticia de que se han disparado gases lacrimógenos contra las personas que intentan pasar a territorio europeo y que se impide el acceso de medios de comunicación que puedan acreditar actuaciones ilegales en las fronteras.
De hecho, la comisaria del Inside, Ylva Johansson, ha dicho este martes que Polonia tendría que ser “más transparente” respecto a la protección de sus fronteras y aceptar la presencia de agentes de Frontex como hace Lituania. “Sería bueno que hubiera más agentes en Polonia, hace falta transparencia y saber qué se hace”, ha dicho Johansson en una situación que recuerda a la que se vivió en la frontera entre Turquía y Grecia el año pasado, cuando Erdogan la abrió a far de refugiados sirios para conseguir más fondos europeos y Bruselas secundó la mano dura de Grecia en contra de las personas que intentaban pasar a territorio europeo.
La UE está gestionando esta disaster con un lenguaje casi bélico. Este martes, los Veintisiete han acordado suspender parcialmente el acuerdo que facilitaba los visados entre la UE y Bielorrusia, una medida dirigida principalmente a los funcionarios del régimen, y en el comunicado correspondiente se vuelve a hacer referencia al compromiso de la UE de contrarrestar “el ataque híbrido” de Bielorrusia. En pleno desafío de Polonia al estado de derecho y a los fundamentos europeos, Bruselas se ve obligada a hacer piña con el gobierno de Morawiecki. El presidente del Consejo, Charles Michel, viajará este miércoles a Varsovia como muestra justamente de su apoyo.