Germán Carmona es salteño y hoy reside en Nueva York. Arquitecto y urbanista, Carmona es vicepresidente en HKS Arquitectos, una firma reconocida mundialmente como “la más influyente en su industria”. HKS es la única empresa de consultoría de diseño que se ubicó entre las 75 mejores del mundo y ocupó el primer lugar entre las empresas de ese rubro en la tercera lista anual de mejores lugares de trabajo para innovadores de la revista Quick Firm. Con más de 20 años de trabajo, Carmona ha desarrollado innovaciones sobre diseño dentro de esta firma mundial, pero al mismo tiempo se ha especializado en un nuevo concepto: “Las ciudades de 15 minutos”. Un movimiento urbanístico y arquitectónico que está cobrando fuerza después de la pandemia para incentivar a que las grandes ciudades vean la salida de la cuarentena como una oportunidad de reorganizar el estilo de vida de sus habitantes. La base de esta valoración es que la gente no necesite trasladarse por más de 15 minutos para resolver cualquier cosa: desde ir a trabajar, hacer compras, salir a tomar algo, ir al médico y hasta visitar a la familia y amigos. Desde Nueva York y a través de las multiplataformas de El Tribuno, Germán Carmona participará mañana de la segunda charla del ciclo “Hablemos de lo que viene: nuestro hábitat”, donde expondrá este moderno concepto y sentará posición sobre las posibilidades de la ciudad de Salta de incorporarse a estas innovaciones mundiales.
¿Cuál es el concepto que encierran las denominadas “ciudades de 15 minutos”?
Una ciudad de 15 minutos, por definición, es una ciudad diseñada; no es una ciudad nueva. Es la ciudad que ya tenemos pero, ¿cómo la adaptamos? ¿De qué manera logramos que las distancia para todos los servicios que tenemos sean de 15 minutos? La thought es que, ya sea caminando o en bicicleta, la gente no tenga que subir al coche e ir desde San Lorenzo hasta el centro o que no tenga que ir de Vaqueros hasta el centro para poder comprar papel higiénico. Hay gente que no tiene donde ir a comprar cigarrillos si vivís en alguna urbanización por ejemplo.
Si bien es un concepto que tiene algunos años, ha retomado impulso con la pandemia, aunque las ciudades ya vienen evidenciando la necesidad de cambios urbanos. ¿Cuál cree usted que fue el motivo para el impulso de esta tendencia?
Nos hemos alejado de la necesidad del ser humano y nos concentramos en desarrollar las ciudades con una vorágine que se nos ha ido de las manos. Entonces la ciudad de los 15 minutos es justamente volver a ese ritmo humano, al ritmo del peatón o de la bicicleta. Las ciudades están como sobrecargadas y faltan espacios verdes.
¿Es solo la falta de espacios verdes o existe algún otro elemento en el escenario de este fenómeno urbanístico?
La gente busca salir y tener esparcimiento, caminar; tener un poco de sol. Pero cuando eso se consigue con las urbanizaciones se hace evidente la falta de infraestructura suficiente como para ir de compras, al banco, comer, atender la salud, educación, cultura. Entonces el concepto va mucho más allá de lo verde. No se está complementando la oferta y entonces solo tenemos el verde del fondo de la casa. Por ejemplo, tenemos lugares en Salta como Valle Escondido. Hay mucho verde, pero no hay sitios para el trabajo, el descanso, el encuentro o la recreación. Entonces nos subimos al coche y tomamos la autopista en busca de lo que nos falta. La gente tiene la mitad de su vida arriba de un vehículo en una autopista y eso es horrible.
Salta tiene problemas urbanísticos que se acentúan y son más evidentes con el correr del tiempo. ¿Hay solución para esto? ¿Qué posibilidades existen de aplicar este concepto en esta ciudad?
Hay solución y la solución está en la ciudad misma. No tenemos que volar manzanas completas para crear parques. Lo que le está faltando a la ciudad o a las grandes ciudades del mundo es lo que está haciendo París, que está transformando con integración. No se está demoliendo nada; lo que se hace es integrar lo que está faltando en los barrios más verdes y otorgar más espacio de esparcimientos. Reciclar es otro concepto de uso múltiple donde una escuela no es solo una escuela, sino que los fines de semana funciona y tiene otros usos: allí se puede ver una obra de teatro por ejemplo o usar sus espacios verdes para la recreación. Se pueden reinventar los espacios de la misma manera que ocurre con las oficinas del trabajo.
Pero estamos en Salta y tenemos una realidad económica, cultura y social muy diferente…
Esto se aplica en todo el mundo. En Argentina decimos que Dios está en todos lados, pero atiende en Buenos Aires. Pero un vecino de Tartagal tiene que viajar a Salta si quiere tomar un avión, por ejemplo. Pasa lo mismos en las grandes ciudades. En Nueva York para llegar al centro tenés que viajar media hora desde las urbanizaciones.
¿Cómo se busca ese punto medio entre esa vorágine de ciudad ruidosa y contaminada y esa tranquilidad que hay en los lugares de urbanización?
Las ciudades de 15 minutos tienen 4 principios fundamentales: ecología, participación, proximidad y solidaridad. La comunidad se une y funciona, pero tenemos que crear infraestructura para que la gente pueda caminar, andar en bicicleta. Un lugar donde la gente se pueda encontrar, comprar el pan, que los chicos puedan caminar al colegio y que los mayores puedan hacer las compras para la semana. Eso no existe en la ciudad moderna. Para que esto ocurra tenemos que crear este ambiente. Es el momento de cambiar las ciudades para que tengan el ritmo de un peatón o de un ciclista y no del coche.
Estamos hablando de una migración urbana de proporciones donde el principal problema sería el trabajo y las oficinas en el centro de la ciudad…
Lo que está pasando es que vivimos aquí y trabajamos allá. Tenemos que proveer de servicios, de esos espacios múltiples que nos permitan vivir y trabajar en el mismo lugar. No estoy hablando de trabajar en forma remota desde el dwelling de tu casa; estoy hablando de que vos puedas caminar desde tu casa a tu oficina y que exista mucha más disponibilidad de usos múltiples. Que estas urbanizaciones no solo sean para vivir y que el centro de la ciudad no sea solo para trabajar y que podamos reciclar muchos edificios que no están siendo bien utilizados. Hay lugares que están siendo deshabitados en el centro de la ciudad porque en un momento fueron oficinas, clínicas, escuelas y después se fueron de allí. Podemos ver esos lugares con otra óptica y transformarlos de nuevo en vivienda por ejemplo.
¿Se imagina algún lugar de la ciudad de Salta que podría funcionar con este modelo?
Yo estoy trabajando en San Lorenzo Chico y ya está ocurriendo esto. Faltaba desarrollo e infraestructura y se avanzó con centros comerciales, colegios, almacenes, foodtracks. Se generan y se arma una comunidad de solidaridad y participación.
¿Cuál sería su principal desafío en este escenario?
Nos hemos olvidado del peatón, del ser humano. El ser humano también está en el auto, pero estamos hablando de la necesidad y el ritmo del ser humano que vive en el transporte público o en su auto y que se olvida que ahorra mucho más tiempo caminando 4 cuadras a tener que manejar 20 minutos. Nos hemos olvidado del peatón; tenemos que volver a esa necesidad humana de conectarnos con la naturaleza, con el verde. Necesitamos infraestructura, pero no estamos proponiendo que abandonemos la ciudad y dejemos todo en ruinas y que abordemos el verde que queda para crear otras ciudades. No. El tema es transformar esa ciudad en ciudades que funcionen al ritmo del peatón y no del auto. En las calles de Nueva York había avenidas de 10 carriles para los autos. Hoy esas avenidas tienen dos carriles y el resto es para peatones y bicicletas. El vehículo ha tomado un protagonismo absolutamente secundario. Es increíble lo que las grandes ciudades del mundo están cambiando porque buscan un ambiente más humano.
Usted vive en Nueva York hace tiempo. ¿Qué cambios pudo ver en ese sentido?
Por ejemplo el barrio el Distrito Financiero con oficinas exclusivas, pero después del ataque a las Torres esas oficinas se mudaron y los edificios que siempre fueron oficinas quedaron abandonadas. Las compañías comenzaron a comprar y a transformar las oficinas en departamentos y ahora se han creado espacios verdes, escuelas. Es uno de los barrios más residenciales de Nueva York. Son rascacielos pero ahora son todos departamentos; este es el momento de repensar las ciudades.
” Fuentes www.eltribuno.com ”