En la variable panorama de la pandemia, algunos países han implementado medidas que inicialmente fueron consideradas por algunos como severas, pero harto necesarias. El tema del estricto management del protocolo Covid-19, se hace necesario para vencer al virus. Fue así como el presidente Emmanuel Macron de Francia fue uno de los pioneros en poner en marcha el pasaporte sanitario que consta de la obligatoria presentación del documento donde constata la doble inoculación de las vacunas para poder utilizar el transporte publico, asistir a restaurantes, museos y otros sitios de común interés.
Ello es así porque uno de los teoremas de la ecuación para el éxito es no mezclar huevos podridos con huevos sanos, para asegurar la expedita erradicación de la Covid-19. Aquellos que siguen las enseñanzas de teorías bobas o los lineamientos de líderes o pastores falsos en lugar de la ciencia, no tienen cabida en sitios de aglomeraciones sencillamente porque aumentan el riesgo de la mayoría que sí se vacuna, que sí porta mascarillas y que sí practica las variables para el management.
En el tema de turismo, tal vez, los que tomaron la iniciativa agresivamente fueron las líneas de cruceros, en specific Norwegian Cruise Traces quien demandó al gobernador de Florida, Ron de Sanctis, que planteaba que ningún negocio en ese estado podía obligar a la vacunación.
Instaurando la prueba de vacunación para el zarpe al 100% de sus tripulantes y pasajeros, period la medida más sana para poder reflotar la flota de cruceros mundial. Sencillamente, el que opte por no vacunarse, que ni siquiera sueñe en abordar un crucero. Medida sana, adicionalmente, porque solo logrando el estricto management sanitario se garantiza la aceptación de desembarque en todos los puertos.
El mandatario francés fue más allá en su cobertura de las nuevas reglas del juego, incluyendo el transporte público. Le resulta muy difícil e incómodo a aquellos que no deseen vacunarse poder desenvolverse dentro de un clima que cada vez resulta más abierto para los vacunados. No es una cuestión de castigar o premiar, sencillamente de sentido común. Cuando éramos infantes nuca nos indagaron si deseábamos la vacuna contra la viruela o el polio, simplemente nos inyectaban porque sino estábamos expuestos. En el caso de la Covid-19 no es solamente que estamos expuestos, sino que al no estar vacunados también asistimos al riego del bichito.
Ahora bien, la aviación comercial en Estados Unidos, por ejemplo, se ha visto embarrada por numerosos incidentes de pasajeros que no portan mascarillas y han recurrido a la violencia oral y física en contra de los tripulantes. En uno de los recientes casos, un pasajero lanzó un puñetazo tan violento contra una aeromoza que le sacó dos dientes.
Eso se denomina no solamente falta de cultura sino el cambio en la actitud del nuevo americano, que se siente cómodo portando armas abiertamente y haciendo lo que bien le entra en gana. Ello me recuerda el pensamiento que aparece sobre la corte en la ciudad de Worcester, Massachusetts, donde estudié hace unas lunas y que perfila: “Obediencia a la ley es libertad”.
Llega el momento de repensar el management de la pandemia con medidas harto sanas y más severas. Ante todo, aquel pasajero que viole los protocolos durante una travesía aérea, especialmente en lo que refiere al estricto porte de mascarillas, debe ser no solo severamente multado, sino también añadido a la lista de aquellos que no se les permita volar en ninguna aerolínea comercial por la violación al protocolo.
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Adicionalmente, hace sentido también que todos los pasajeros y tripulantes de aerolíneas en vuelos domésticos e internacionales debiesen mostrar su pasaporte sanitario previo poder ingresar en las naves. Ello porque resulta lógico que el management sanitario en sitios de grandes concentraciones, por más que las aerolíneas nos vendan el cuento de la circulación del aire, conlleva un riesgo adicional, sobremanera si alrededor hay eunucos mentales que se niegan a portar mascarillas posteriores al despegue de las naves.
Sano resultaría, que siguiendo el liderazgo del presidente Macron, nuestra aerolínea insignia, Copa Airways, implementara esta medida de management sanitario que inicialmente podría ser un tema polémico, pero que a la larga resultaría en la adherencia al temario de responsabilidad social empresarial que tanto se jacta.
Implementando la obligatoriedad del pasaporte sanitario por parte de todos sus tripulantes y pasajeros, Copa Airways se convertiría en un fulguroso diamante, cuyo brillo cruzaría fronteras como ejemplo en la aviación mundial, estrategia que no solo hace sentido sino que también resultaría en muchos adeptos.
Líder empresarial.
” Fuentes www.panamaamerica.com.pa ”