La “embajada” la compraron por 14 millones de euros a los entonces recién divorciados Melanie Griffith y Antonio Banderas. Entrada espectacular, salón de banquetes de doble altura, comedor con techo artesonado, biblioteca de dimensiones mastodónticas, cocina de dos pisos, siete habitaciones y siete baños, una amplia suite con dos baños y vestidores dobles, estudio de grabación, sala de health, apartamento para invitados, piscina…
Todo esto en un edificio de 1925 que es en sí mismo una joya, de estilo renacentista y construido por el arquitecto Gordon Kaufmann al que el matrimonio Banderas le anexionó otra mansión, para darle más amplitud. El resultado es este extraordinario complejo decorado con mucho gusto.
Pero también en julio de 2018, Ted Sarandos y su esposa invirtieron en la compra de otra propiedad, la de Montecito, por 34 millones de dólares, su casa de vacaciones, otro lugar para seguir haciendo negocios a su estilo: conectando con gente interesante. Precisamente en este exclusivo rincón de Santa Bárbara es donde los duques de Sussex, Meghan y Harry, se trasladaron –los nuevos mejores amigos del matrimonio Netflix, que por cierto, trabajan también ya para el gigante del streaming–.
Por su parte, los Sarandos vendieron ese mismo año una de sus dos casas en Malibú, por 17 millones de euros a Robbie Williams y su esposa Ayda Discipline, aunque la otra mansión que poseen en el complejo La Playa de la Costa, sigue en venta.
Fiestas y eventos en casa a todas horas
La elegancia discreta de la que todos –los que conocen al matrimonio– hablan sobrevuela las continuas fiestas y eventos que se suceden, sobre todo, en la casa de Hancock Park. En ellas los mejores cómicos estadounidenses se mezclan con políticos, estrellas de Hollywood y cerebros de Silicon Valley y, según comentan, son tan divertidas como carísimo es el catering y todo lo que las rodea –sistema de altísima seguridad incluido–. De hecho, en esta casa se han cocido muchos de los eventos más importantes para la campaña de Joe Biden, incluso la presentación de Kamala Harris como candidata a vicepresidente.
Y el hecho de tener, como tienen, la mejor ropa de mesa, cuberterías, la más cálida iluminación, la mejor música en directo y todos los elementos que convierten sus fiestas en las mejores de todo Hollywood –incluida la copa que se celebra pre Premios Oscar– es muy pero que muy costoso. Eso sí, dicen quienes los que los conocen, si fuera por Ted Sarandos todo esto se resumiría en compartir unas pizzas pedidas a domicilio en el jardín o en darse un banquete de sabrosa comida china mientras se oyen algunos de los mejores chistes de su legión de amigos cómicos.
Viajes y vacaciones a todo tren y un refugio exclusivo
Si hay algo que le motive al Co-CEO es viajar. Le encanta viajar en yate –aunque no tenga el suyo propio, no es su estilo, pero sí cientos de amigos que los tienen y que lo invitan-. Pero puestos a disfrutar, en más de una ocasión, Sarandos ha reconocido que el mejor lugar del planeta para descansar unas semanas para él y su familia es The Brando, el resort ecológico y exclusivo que compró Marlon Brando en los años sesenta y que también frecuentan los Obama.
Un complejo de lujo en la isla privada de Tetiaroa, en la Polinesia Francesa, en un atolón a 48 km al noreste de Tahití, rodeado de otras islas destinadas solo a la vida silvestre –la sostenibilidad en este complejo es marca de la casa–. Solo se accede en avión privado y el alquiler de alguna de sus 35 villas en la playa, con terraza solarium, piscina privada y porche cuestan a partir de 4.000 euros la noche -las más pequeñas-. Aquí escapa Sarandos cada vez que puede de su vida repleta de compromisos sociales.
Una colección de arte en la embajada de Netflix
También Sarandos, animado por su mujer, se ha convertido en un amante del arte. Pero no de un arte cualquiera. En su casa cuelgan numerosos dibujos de Al Hirschfeld, un caricaturista de Hollywood; obras de la artista cubana Harmonia Rosales, y pinturas y esculturas de Chaz Visitor. Todas con un significado profundamente político. La inversión va por estos derroteros…
” Fuentes www.revistagq.com ”