El mes pasado Italia aprobaba un decreto ley con medidas “urgentes” para la protección de las vías navegables de interés cultural, y para la salvaguardia de Venecia anunciaba la prohibición de la entrada barcos de gran porte en la ciudad desde el 1 de agosto. La medida puso fin a años de indecisión política, anteponiendo así las demandas de los residentes y los organismos culturales a las de los trabajadores portuarios y la industria turística, que ya advierten de que esta decisión perjudicará gravemente a un destino que “ha hecho fortuna con las actividades portuarias”. Pero el futuro no solo es incierto para los trabajadores del puerto. Si bien Roma ha aprobado leyes en numerosas ocasiones en el pasado para limitar el acceso de los transatlánticos a Venecia, aún no tiene listo un punto de atraque alternativo.
“Para proteger el patrimonio ambiental, artístico y cultural de Venecia, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, se prohíbe el paso de grandes barcos por la Cuenca de San Marco, el Canal de San Marco y el Canal de la Giudecca a partir del 1 de agosto”, detallaba el decreto aprobado por el Gobierno, a propuesta del primer ministro, Mario Draghi.
“Para nosotros es una gran victoria”, afirma Tommaso Cacciari, miembro del grupo de campaña ‘No Grandi Navi’ (No a los grandes barcos). “Muchos nos comparan con David contra Goliat”, señala, según recoge Reuters.
Y mientras los activistas aplauden la decisión, preocupados por la contaminación y la erosión de una ciudad que ya está en peligro por la subida del nivel del mar, los trabajadores portuarios afectados por meses de bloqueos temen por el futuro de su principal medio de vida
Su futuro sigue siendo incierto dado que Roma aún no tiene listo un punto de atraque alternativo. El Gobierno quiere acelerar una estación de atraque en el puerto industrial de la cercana Marghera, pero todavía no hay señales de que vaya a ponerse en marcha en breve, según la agencia.
En este sentido, Filippo Olivetti, director gerente del grupo Bassani, que ofrece servicios portuarios y turísticos, advierte de que Venecia no podrá sobrevivir sin la llegada de cruceros.
“Es una locura para un puerto y una ciudad que hizo su fortuna con las actividades portuarias y el tráfico marítimo. Lo van a convertir en poco más que un pequeño puerto deportivo”, lamenta
El conflicto de Venecia respecto a la entrada de grandes cruceros ha sido objeto de numerosos proyectos e iniciativas en los últimos años para intentar conciliar la protección medioambiental y patrimonial con los intereses económicos dada la importancia del gasto de los cruceristas en la ciudad.
Como publicaba HOSTELTUR, a comienzos del año pasado, antes de que estallara la pandemia, este aspecto period una prioridad para este segmento turístico y El sector de cruceros pedía medir con rigor el impacto destino a destino.
” Fuentes www.hosteltur.com ”