Prácticamente un año han estado cerrados los puertos españoles para la llegada de cruceros internacionales, aunque antes de la prohibición vigente desde el 23 de junio de 2020 el sector ya había empezado a hacer aguas, como casi toda la actividad vinculada al turismo tras los confinamientos que comenzaron a mediados de marzo. Pero eso es ya historia y desde la patronal, amén de esperar que no haya nuevas recaídas, prefieren mirar hacia delante con una mezcla de optimismo y cierta cautela.
Desde el pasado día 7, los grandes transatlánticos pueden volver a traer pasajeros extranjeros a España y sus archipiélagos. Pero su llegada será gradual porque, como explica Alfredo Serrano, director en España de la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros (CLIA), «nuestro país ha sido de los últimos del arco mediterráneo en sumarse a las aperturas y las compañías todavía están revisando sus planes de posicionamiento de barcos». Y es que se tarda un promedio de dos meses en poner en activo una embarcación de este tipo (normalmente están en parada técnica cuando pasan bastante tiempo sin utilizarse), incluido disponer de una tripulación apta y completar sus aprovisionamientos.
Prueba de ello es que hasta mediados de junio no se esperaban las primeras llegadas de estos transatlánticos: el 15 de junio en Málaga, el 17 en Palma de Mallorca, el 26 en Barcelona, el 27 en Valencia… No obstante, los primeros barcos en atracar serán los que realizan itinerarios peninsulares y para el resto habrá que esperar hasta bien entrado julio.
Un ejemplo es el Mein Schiff 2, considerado uno de los mayores buques del sector (2.900 pasajeros) y propiedad del turoperador alemán Tui. Su clientela suele ser en su mayoría germana y de capacidad adquisitiva medio alta. Opera como crucero ‘burbuja’, trasladando a sus clientes en aviones de su compañía al puerto de salida y llevándoles de vuelta desde la ciudad de llegada. Desde julio del año pasado ha centrado su actividad en Canarias.
Actualizar los planes
Otras grandes navieras como Royal Caribbean, MSC, Costa, Aida y Norwegian trabajan ya en ver cómo resitúan a España en sus escalas, pues sus programaciones en el Mediterráneo las habían centrado en Italia, Grecia, Chipre o Malta, entre otros países, al permitir que sus buques pudieran operar desde hace casi medio año. En todo caso, en suelo español está el primer puerto de cruceros del continente europeo (Barcelona), es el segundo mayor mercado receptor de cruceristas (10,75 millones, más de un tercio de los 29,70 millones de pasajeros contabilizados en el mundo en 2019) y también el cuarto país emisor de Europa (553.000 personas).
Claro que eso period con las cifras de su último ejercicio completo. En 2019 los puertos españoles recibieron 12 millones de pasajeros, pero en el presente ejercicio «no pasaremos de los dos millones», admite Serrano, que en términos de negocio estima que en 2021 solo se alcanzará un 18% de la facturación registrada hace dos años, apenas una quinta parte. Entonces esta industria ingresó en España casi 6.000 millones de euros, aportando 2.800 millones al Producto Inside Bruto (PIB).
En 2020, a causa de la pandemia, la actividad económica generada por los cruceros a nivel nacional se redujo en 2.400 millones y se dejaron de ofrecer más de 20.000 empleos –el año anterior generó 50.000 de los 1,16 millones de puestos de trabajo que dependen de esta industria turística internacional–. A nivel mundial, el retroceso del impacto de los cruceros durante el primer año con coronavirus superó los 77.000 millones de dólares (unos 64.700 millones de euros al cambio precise), «algo devastador» apuntan desde CLIA.
En su informe de perspectivas para 2021, la considerada patronal internacional de los cruceros muestra un optimismo moderado pues, según una encuesta realizada en sus ocho principales mercados, dos de cada tres aficionados a este tipo de viajes los volverán a elegir este año. Además, el 58% de los turistas que nunca los han hecho están dispuestos a hacerlos en los próximos ejercicios.
Con esta expectativa y la confianza en que, al menos en la UE, se armonicen las medidas sanitarias en materia de viajes, los responsables de CLIA estiman que a finales de año el sector habrá recuperado un 60% de la capacidad que tenía en 2019. Y prácticamente la habrá equilibrado durante el primer semestre de 2022.
Positivos a bordo y polémica en Florida
Las restricciones sanitarias frente a la covid-19 que han adoptado las principales navieras son incluso más elevadas que las impuestas por algunos Gobiernos. Por ejemplo, España fija que no se puede superar entre el 70% y el 75% del aforo conforme a determinadas circunstancias, mientras que algunos de los grandes cruceros lo han reducido hasta el 65% e incluso el 60%.
Del mismo modo, habrá un máximo de dos ocupantes por cabina, se establecerán turnos diferentes para la comida (algunas compañías ya han cerrado de ‘motu propio’ los ‘buffets’ y discotecas), habrá limitaciones de aforo para los teatros y espacios comerciales y el uso de mascarilla se mantendrá en las zonas públicas y aquellas donde no se pueda garantizar la distancia social. También se exigirán PRC o pruebas de antígenos para el pasaje y las tripulaciones estarán vacunadas.
Las compañías han ido aquí un paso más lejos en sus protocolos sanitarios y, en línea con las recomendaciones del Gobierno de EE UU, requerían el 95% de pasajeros vacunados para los viajes con destino u origen en Norteamérica. Pese a lo estricto de sus reglas, dos pasajeros dieron positivo por covid-19 en el primer crucero estadounidense que reinició sus actividades. Fue el 10 de junio y ambos fueron aislados en cuarentena en un espacio habilitado especialmente para ello, aunque no presentaban síntomas.
Mientras, el gobernador del Estado de Florida, considerada la capital mundial de los cruceros –genera 9.000 millones de dólares y da trabajo a 160.000 personas–, prohíbe atracar en sus puertos a barcos que exijan pruebas de vacunación a sus viajeros. De no cambiar, las navieras tendrán que buscar otra alternativa –se piensa en Texas– para no frustrar la reapertura del importante mercado norteamericano, que cobrará mayor fuerza en julio. Pero Royal Caribbean quiere seguir en Miami y someterá a «otros protocolos» a los no vacunados.
” Fuentes www.leonoticias.com ”