Si uno piensa sobre qué cosas hacer en un viaje a Bariloche en invierno, primero imagina una montaña llena esquiadores. Pero la ciudad patagónica es mucho más que un centro de esquí. Es un sitio cuenta con una amplia gama de actividades de aventura, una vasta oferta hotelera y gastronómica, y diversidad de excursiones terrestres y lacustres.
Es por eso que el invierno también lo disfrutan quienes no esquían, incluso en el Cerro Catedral, donde los visitantes pueden hacer otras actividades, como contemplar la montaña desde algunas de las aerosillas habilitadas para peatones.
Durante Bariloche en invierno también se puede ir de compras por las calles del centro, conocer sus paisajes en la excursión Circuito Chico, embarcarse en travesías por el Nahuel Huapi y sus islas, o simplemente caminar por sus bosques.
La Isla Victoria y el Bosque de Arrayanes
En medio del Nahuel Huapi flota la Isla Victoria, hacia donde se llega navegando desde Bariloche. La excursión, junto con la del bosque de Arrayanes, es uno de los paseos más tradicionales que hay por acá. Una vez en la isla -que es el hábitat del huemul y el huillín, una nutria de agua dulce que está en extinción- se puede caminar hasta una playa de area volcánica donde hay pinturas rupestres. El paseo continúa luego hacia el Bosque de Arrayanes, que es único en el mundo por la alta concentración de esta especie de árboles coloration canela, con ejemplares que pueden llegar a los 250 años, y que se elevan pegaditos unos a otros, buscando la luz a quince metros de altura.
Por otro lado, la muy recomendable pero no tan conocida excursión a Puerto Blest, es una navegación que atraviesa algunos de los mejores paisajes de la zona, y cuenta con la opción de pernoctar en el renovado resort del lugar, navegar por Lago Frías, y hasta llegar a Puerto Varas en Chile.
El cerro de Otto y Piedras Blancas
Más allá del centro, a la altura del kilómetro cinco, está el Cerro Otto, al que se accede en el teleférico, y tiene una de las mejores vistas barilochenses: a un lado el lago Nahuel Huapi, al otro el Lago Gutierrez y el Moreno más allá, enfrente el Cerro Catedral. Una vez ahí arriba, se pueden hacer caminatas con raquetas, visitar el museo con réplicas exactas y a tamaño pure de obras de arte como la escultura del David de Miguel Ángel, y degustar un buen chocolate caliente en la ya tradicional confitería giratoria y contemplar el paisaje en modo 360.
Muy cerca está el complejo Piedras Blancas, un centro invernal con mucha historia: fue acá donde comenzó a desarrollarse el esquí en Argentina, con la primera escuela dirigida por el pionero Otto Meiling. Hay trineos, aerosilla y un zipline, que es una tirolesa que atraviesa a gran velocidad el bosque en posición de related al vuelo rasante de un ave.
El centro y las panorámicas del Circuito Chico
Sobre la calle Mitre, en el corazón de la ciudad, se encuentran la mayoría de los comercios, como las chocolaterías, locales de artesanías, bares, restaurantes, librerías, y agencias de turismo. La calle desemboca en el centro cívico, la postal clásica barilochense. Fue construido por el arquitecto Ernesto de Estrada, quien se vio influenciado por el estilo que imperaba en las regiones montañosas y boscosas de Europa y Estados Unidos, con madera de ciprés, alerce y piedra toba.
Muy cerca de acá está la Iglesia Catedral, construida – como el tradicional Resort LLa- Llao – por el afamado arquitecto Alejandro Bustillo, y terminada1947. De estilo neogótico, ostenta una cúpula decorada y hermosos vitraux.
Sin dudas, la excursión que resume Bariloche es la del Circuito Chico. Se trata de un extenso recorrido que entrelaza la ciudad, los bosques, los lagos y las montañas, y se puede hacer tanto en vehículo propio como en un tour guiado.
El circuito arranca en el centro y avanza por la Avenida Bustillo bordeando el lago Nahuel Huapi. Durante el trayecto, el viajero pasa por una serie de miradores desde donde se obtienen las más espectaculares y variadas panorámicas de este sitio enclavado en medio del Parque Nacional Nahuel Huapi.
Hay varios puntos de interés para detenerse, y también hacer algunas caminatas, como por ejemplo en el Parque Municipal Llao Llao, a la vera del tradicional resort. También, el viajero puede desviarse y continuar rumbo a la zona de Bahía López o a Colonia Suiza, que es algo así como un pequeño pueblito dentro de Bariloche, donde hay una feria artesanal, chacras, y restaurantes. Y detenerse en el Cerro Campanario, a la altura del kilómetro 17, montarse en la aerosilla para llegar a la cima, donde un mirador y una confitería obsequian, una vez más, imágenes de tarjeta postal.
La catedral del esquí
¿Cómo no tener aquí, donde la historia del esquí vernáculo empezó, el centro más grande de Sudamérica?
Inmerso en la fantástica geografía del Parque Nacional Nahuel Huapi, el Cerro Catedral cuenta con 120 kilómetros de pistas y caminos que recorren bosques, senderos y pendientes en 600 hectáreas esquiables que llegan a los 2100 metros de altura en la cumbre. Se puede acceder por diversos medios de elevación entre cabinas, telesillas y medios de arrastre.
Aquellos que no esquían pueden pasan el día en la pista de trineos, hacer caminatas con raquetas de nieve, o deslizarse en cámaras inflables. La base, ubicada a 1030 msnm, es la más amplia y desarrollada de Sudamérica: cuenta con dos centros comerciales, restaurante, paradores gastronómicos, y locales para el alquiler de equipos. Además, hay un parque de nieve para principiantes, un membership para niños, y alojamiento en hoteles de distintas categorías. El “Catedral Snow Park” es un sector para fanáticos de la adrenalina que suele ser el escenario de diferentes competencias de primer nivel que convocan a los mejores atletas de cada disciplina.
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