“Se fueron dos hermanos. Donde estaba Margarito, estaba José. Hoy no hay esperanza. Esto no va a cambiar si las autoridades no hacen algo”, cube con resignación un líder en Nuquí (Chocó). Por miedo, como a tantos de los habitantes en la región, le toca guardar silencio, mantenerse anónimo. Alzar la voz, sin excepción, lleva a las amenazas.
Hoy en Nuquí reina el miedo. Este municipio, en la costa pacífica, se ha convertido con los años en uno de los destinos turísticos más importantes de esta zona de Colombia. Pero en medio de este lugar, tan rico en recursos, cultura y aventura, la violencia ha vuelto a tomar fuerza, y con ella, Nuquí está paralizado. Hace tan solo unos meses, la empresaria colombo-española Juana Perea fue encontrada muerta en una playa. Hoy, la historia se repite y la comunidad pierde a otros de sus líderes.
El olor a diesel acompañó a José Riascos durante toda su vida. Él y su padre siempre habían operado la planta de energía que ilumina, por tan solo seis horas diarias, todo el corregimiento de Arusí. Pero desde el viernes, este lugar está en medio de la oscuridad y no precisamente por la energía. A José y al también líder comunitario Margarito Salas, uno de sus mejores amigos, los asesinaron.
” Fuentes semanarural.com ”