El fin de la pandemia traerá un paradigma económico nuevo, con las grandes tecnológicas como todopoderosas facilitadoras del teletrabajo, el entretenimiento o el comercio minorista, mientras que otros sectores se verán abocados a una oleada de consolidaciones y el fin del turismo de masas obligará a aerolíneas, hoteles o cruceros a repensar sus servicios, según muestra el análisis de resultados trimestrales en las empresas del S&P 500.
(Austeridad y endeudamiento, las dos mayores amenazas de la economía).
Durante su primera rueda de prensa esta semana, el presidente estadounidense, Joe Biden, repitió tres veces en pocos minutos el nuevo mantra de su política económica “quiero un cambio de paradigma”, algo que, independiente de los incentivos del Ejecutivo, ya es un proceso en marcha.
Las imágenes de decenas de gigantescos cruceros en las aguas de las Bahamas o frente a las playas de Florida quedarán como una de las imágenes del fin de la vieja economía, mientas que con el paso de los años los oficinistas no olvidarán cuando portátiles, instrucciones de Zoom, Slack o Google comenzaron a llegar a su improvisada oficina casera.
(Banco Mundial: más pesimista sobre la recuperación económica global).
Este repentino cambio llevó a empresas como Carnival Cruises de ganar trimestralmente unos 6.000 millones de dólares a 33 millones a finales de 2020.
Caídas similares experimentaron aerolíneas, cadenas de hoteles o restauración de todo el mundo. “Volver a un crucero va a requerir muchos protocolos, nuevos procesos y tecnología, no sólo para los cruceros, sino para otras industrias”, opinaba este jueves Stewart Chiron, experto de esta industria conocido como “The Cruise Guy”.
“La economía de pandemia aceleró la tendencia a favor de activos no tangibles a través de firmas con relativamente menos empleados. Esta tendencia esperamos que continuará. Los negocios tradicionales se recuperarán, pero la desconexión con las empresas con más intangibles por empleados persistirá y seguirá siendo un desafío social y económico”, opinó en un comentario el profesor de economía de la Universidad de Nueva York Michael Spence.
AMAZON, AL PODER
Durante la pandemia el mundo no paró, sino que se desplazó a la vida digital, algo que procuró pingües beneficios a Amazon, uno de los mayores ganadores de la pandemia, con unos ingresos trimestrales que pasaron de unos 75.000 millones de dólares a comienzo de 2020 a más de 125.000 millones.
Amazon se lanzó durante 2020 a una oleada de contrataciones, mientras representantes de los trabajadores o gobiernos criticaban la laxitud en sus inmensos complejos logísticos para prevenir los contagios de covid-19.
La multinacional de Jeff Bezos se ha convertido en tan importante para algunas zonas que, como en el caso de San Bernardino (California), ha comenzado a introducir formación en los institutos de secundaria como el de Cajon Excessive College, donde los jóvenes saben que su futuro más cierto está en Amazon.
Con su inmenso crecimiento y su diversificación (su hegemonía en la nube computacional y su presencia en supermercados es cada vez más fuerte) Amazon se sitúa a tiro de piedra de Walmart, la mayor empresa privada del planeta, que pasó de ingresar 134.000 dólares a comienzo de 2020 a tener unas ventas de 152.000 millones en el último trimestre de 2020.
Walmart avanzó en su transición al comercio digital y prometió un plan de inversión histórico de 350.000 millones para la próxima década, con 14.000 millones destinados a la automatización de tareas, la incorporación de más Inteligencia Synthetic (AI) y otras inversiones de capital.
LOS PERDEDORES DE LA NUEVA ECONOMÍA
La pandemia no solo ha acentuado la división entre ricos y pobres, sino que ha provocado un cisma de dimensiones aún inapreciables entre los exponentes de la economía digital y otras empresas industriales, financieras, sanitarias o de turismo y ocio que tendrán muy difícil adaptarse a los nuevos paradigmas económicos. En el caso de la restauración los que habían apostado por la digitalización han escapado indemnes de la pandemia, como Chipotle, que ha visto cuadruplicar las ventas on-line y ha aumentado sus ingresos durante 2020 a niveles récord.
Por el contrario, Darden Eating places solo se recuperaron en la segunda mitad del año con la relajación de las medidas de confinamiento en Estados Unidos, mientras que Starbucks, no ha conseguido aún compensar la falta de clientela trabajadora que consumía sus cafés. Disney es un ejemplo de multinacional que consiguió salvarse de la pandemia sin darse cuenta.
Al consolidar su apuesta por el entretenimiento en “streaming” justo antes de la disaster sanitaria mundial, consiguió capear el terremoto que ha sufrido en su segmento de parques, viajes (incluídos cruceros) y tiendas minoristas.
La pandemia destrozó todas las predicciones de los economistas. Por ejemplo, disparó un 80 % el precio de la madera porque los estadounidenses confinado comenzaron a hacer obras en casas y puso fin a la fiebre del “fracking” porque los precios del petróleo se hundieron a la par que los desplazamientos.
“Lo que nos recuerdan acontecimientos como el del atasco en el Canal de Suez es que en esta economía tan interconectada el eslabón más débil puede generar un gran impacto en toda la economía. Hace 50 años un bloqueo en el canal seguramente no hubiese supuesto el problema que representa hoy”, explicó en una conferencia esta semana el matemático y escritor Nassim Nicholas Taleb.
EFE
” Fuentes www.portafolio.co ”