1 de enero de 2002. El euro llega al bolsillo del ciudadano después de un proceso de transición que lo convirtió en una moneda oficial y de uso cotidiano en los diferentes mercados desde principios de 1999. La moneda única europea -que supuso una barrera menos a los viajes- cumple así dos décadas como moneda de uso corriente, aunque tres años antes de que se repartieran los primeros billetes y monedas de la divisa europea entre la población ya se utilizaba en transacciones financieras y cotizaba en el mercado. El euro es la prueba más palpable de la integración europea: alrededor de 341 millones de personas lo usan cada día, lo que la convierte en la segunda moneda más usada en todo el mundo. “El euro ha eliminado el cambio de moneda, lo que facilita y abarata los viajes por los 19 países de la zona del euro”, recuerda la Comisión Europea.
Con la llegada del euro se ponía fin a la necesidad de efectuar cambios de una divisa a otra al desaparecer los billetes y monedas nacionales. De ese modo se simplificaban los viajes para el turista europeo, una ventaja que cobraba especial valor para España, tradicional receptor de turistas, dado que Europa es su gran mercado emisor y dos de sus principales emisores, Francia y Alemania, pertenecen a la Eurozona.
El euro cumple dos décadas como moneda de uso corriente.
No obstante, cabe recordar que Reino Unido, ahora ya fuera de la UE a través del Brexit, pero que nunca se unió al membership de la moneda única, siempre ha sido el principal emisor hasta la llegada de la COVID.
Luces y sombras
Si bien la moneda única ha traído estabilidad en estas dos décadas también ha tenido sombras, como las notables alzas de precios que trajo consigo al entrar en circulación o su incapacidad para amortiguar la disaster financiera que lo puso en jaque.
En aquellos primeros años de su cotización en los que no period una moneda corriente, su valor de mercado cayó y marcó el que es hasta ahora ha sido su mínimo histórico, 0,8230 dólares por unidad en octubre de 2000, en pleno estallido de la primera burbuja de la década, la de las “puntocom”.
Cuando entró en circulación, apenas cuatro meses después de los atentados del 11-S, se había recuperado y rozaba la paridad (0,9033 dólares), nivel desde el que escaló en los años siguientes hasta marcar su máximo histórico el 15 de julio del año 2008 (1,6038 dólares), dos meses antes de la quiebra de Lehman Brothers
En mayo de 2003 superó por primera vez la cotización con la que debutó en los mercados, 1,1667 dólares, y siguió con su escalada hasta 2005.
Ese año perdió el 12,5 % de su valor respecto al dólar, debido al diferencial de tipos entre la eurozona y EEUU, más altos en este último, aunque la tendencia se invirtió tras las subidas de tasas que adoptó el BCE en diciembre, las primeras en cinco años.
Primeros rescates
En noviembre de 2011 toma las riendas del BCE Mario Draghi. En aquel momento ya se había rescatado a tres países del euro, Grecia, Irlanda y Portugal, y el sistema financiero europeo atravesaba enormes dificultades que desembocaron en el rescate de España (en 2012) y obligaron al BCE a tomar medidas para que el dinero fluyera desde la banca hacia las empresas y hogares.
Los aproximadamente cuatro años que median entre los máximos previos al estallido de la disaster y el rotundo mensaje de Draghi sobre su compromiso con el futuro del euro están marcados por una gran volatilidad en la cotización del euro, que se movió entre 1,5 y 1,2 dólares.
En 2014 la recuperación económica en Europa va con retraso respecto a EEUU, donde ya se habla de elevar los tipos de interés (la Fed lo haría en diciembre de 2015, la primera subida en siete años), lo que hunde el euro durante ese año el 10,6 %.
El BCE, por el contrario, los vuelve a bajar en septiembre de 2014 y en la primavera de 2015 empieza a adoptar medidas de estímulo, en un momento en el que la cotización del euro ya ha caído por debajo de 1,1 dólares, el mínimo desde 2003 y una cota a la que volvería en la primera mitad de 2020, en plena pandemia de COVID-19.
No obstante, todavía perdería un poco más frente al dólar en 2016, cuando el BCE dejó los tipos en el 0 %, donde se mantienen actualmente. El 20 de diciembre la divisa europea cerró en 1,0388 dólares, el mínimo del año, desde donde remontó en los siguientes meses hasta tocar los 1,25 dólares a principios de 2018.
Inicio de la pandemia
Este último año la Fed subió los tipos en cuatro ocasiones, lo que lastró el valor de la moneda europea frente a la estadounidense, tendencia que se mantuvo hasta la fuerte bajada del interés en EEUU al inicio de la pandemia, cuando quedaron prácticamente al mismo nivel en las dos grandes áreas económicas.
A mediados de este 2021 la divisa europea ha perdido los 1,2 dólares, nivel en el que termina el año, con el mercado apostando a una subida de interés en EEUU antes que en la eurozona a la vista de los elevados niveles de inflación, un movimiento que los inversores dan ya dan por hecho tras las últimas reuniones de la Fed y el BCE.
” Fuentes www.hosteltur.com ”