La calle de la memoria
No se trataba de las tradicionales regatas de septiembre, pero la celebrada aquel 8 de agosto del año 1907 fue, sin duda, una de las más originales que han tenido lugar en la Concha.
La participación de cuatro traineras japonesas permitió curiosos reportajes con imágenes, como la que se adjunta, en la que puede verse ondear la bandera nipona en la popa de una de las embarcaciones.
Procedentes de Burdeos, los buques japoneses ‘Tsukuba’ y ‘Chitose’ habían fondeado en la bahía el día 5, siendo saludados con salvas de ordenanza por los buques fondeados en la bahía: el crucero ‘Extremadura’, el cañonero ‘Mac Mahón’, el aviso ‘Giralda’, y los destructores ‘Osado’ y ‘Proserpina’. El ‘Tsukuba’, con 820 tripulantes, estaba considerado el más fuerte de su género, period un crucero acorazado que desplazaba 13.750 toneladas y contaba, montados por parejas en torres brindadas, a popa y proa, con cuatro cañones de 305 milímetros, doce de 152 y otros doce de 120, más torpedos y ametralladoras.
En la regata, organizada por el Náutico, hubo seis traineras de las que cuatro lucían la bandera japonesaPor la visita de los japoneses hubo desfiles, conciertos y un actual ‘backyard get together’ en la plaza Guipúzcoa
El ‘Chitose’, por su parte, con una tripulación de 434 hombres, desplazaba 4.836 toneladas y su armamento consistía en dos cañones de 203 milímetros, diez de 120 y doce de 76 y seis de 47, además de lanzatorpedos.
Suculentos premios
Así las cosas, el citado día 8 de agosto fue día de regatas que despertaron gran interés. Aunque la de balandros, por la mañana, en la que se disputaba la Copa del Rey, fue suspendida por falta de viento después de haberse dado la salida, por la tarde no faltaron quienes salieron a entrenar para participar en la regata crucero internacional Sebastián-Guetaria, que se celebraría al día siguiente disputándose la Copa Glandaz.
Pero no fueron el espectacular balandro ‘Queen X’, patroneado por el rey; ni el llamativo, ‘Dios Salve a la Reina’, del duque de Calabria; ni el vistoso ‘Osborne’, del príncipe Genaro, los que movilizaron a los aficionados, que acudieron por miles al muelle, playa y paseo de la Concha, sino la anunciada regata de traineras, organizada y patrocinada por el Membership Náutico, para traineras de doce remeros y patrón. Period la primera vez que se veía en la Concha traineras luciendo la enseña japonesa, y lo exótico del espectáculo no defraudó al respetable. El embajador del Japón junto al vicealmirante japonés y la junta directiva del Membership vieron el espectáculo desde la terraza del Náutico. Se celebraron varias tandas repartiéndose suculentos premios: el primer premio consistía en un objeto de arte para el barco de guerra y 250 pesetas para la tripulación; 150 pesetas para el segundo y 100 para el tercero.
En la regata de «traineras de trece» tomaron parte cuatro japonesas y dos del buque ‘Extremadura’, y cuatro en la de «botes de seis». En esta última regata se dio 30 segundos de ventaja a la del ‘Mac Mahón’, porque solo reunieron a cuatro remeros.Los miembros del jurado siguieron muy de cerca el desarrollo de las pruebas y al término de las mismas se reunieron para hacer la calificación, resultando que los dos primeros premios fueron para las tripulaciones del ‘Extremadura’, llevándose los japoneses las cien pesetas del tercero.
A continuación, todos se trasladaron a la plaza de Guipúzcoa para asistir al ‘Backyard get together’ al que asistieron los reyes y el ministro japonés Manjiro Inagaki, además de una larga lista de autoridades. Hasta su despedida, el 12 de agosto, se prodigaron las recepciones, conciertos, desfiles, teatro y actos organizados en honor de los japoneses.
” Fuentes www.diariovasco.com ”